Cap 44

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Tres meses después...
Limehold, Dinhestown.

Camino por la orilla de la playa sintiendo la brisa fresca chocar contra mi rostro mientras el agua llena mis pies.

Una de mis manos se mantiene en mi ahora notable y muy abultado vientre de cinco meses; acaricio con suavidad sintiendo mi corazón latir con rapidez cuando siento una pequeña patadita que me hace sonreír con nostalgia cuando recuerdo este mismo momento hace tres años.

Cierro los ojos intentando recordarlo con más claridad.

Salgo del baño luego de un relajante baño de espuma y respiro profundo caminando al vestidor en busca del vestido que debo usar hoy.

Tenemos un almuerzo familiar con Aidana, Gregorie y, para mi sorpresa, Emily, quien recientemente fue anunciada como la novia de Gregorie.

Cuando la salvamos aquella vez no esperaba verla de nuevo, pero al parecer se mudó a Cromanoff, y de alguna forma se volvió cercana al primo de Magnus.

Magnus y yo nos casamos hace ya dos meses, y por ahora nuestro matrimonio ha sido un sube y baja de emociones.

Tenemos bastantes desacuerdos, sobretodo porque parece seguir manteniendo sus muros arriba a pesar de que soy su esposa y fui su novia durante meses. Con un poco de paciencia poco a poco ha cedido, y ambos le ponemos todo de nosotros a este matrimonio para que funcione.

Somos personas muy distintas, y adaptarme a la monarquía no ha sido muy fácil; sobretodo cuando soy militar y he ejercido durante años sin descanso alguno. Pero Magnus quiere que eso pare, porque ya no necesito de ello, soy una reina.

Debo hacerlo, por el bien de nuestro matrimonio y nuestros hijos debo dejar mi pasado atrás o va a perseguirme. Sobretodo ese rencor a los enemigos de mi hermano, los mismos que lo asesinaron.

He pensado en dejar atrás la vida militar, pero seguir con mis entrenamientos para no perder forma, y luego de varias conversaciones con Elijah entendí que mi nuevo trabajo era ser reina, y es mucho más exigente que ser soldado, por lo que debo poner todo de mi en ello.

Hasta ahora nadie parece confiar en mi o en mis capacidades, he tenido unos cuantos roces con el consejo de Magnus, pero estoy decidida a demostrarles que no pretendo ser una esposa trofeo. Soy una reina, soy una soldado, antes era una Morgan y ahora soy Lacrontte; soy fuerte por dónde se me mire, pero es hora de que todos en el reino lo vean.

—¿En qué piensas?—pregunta Magnus y parpadeo saliendo de mis pensamientos antes de tomar uno de mis vestidos color marfil con un escote en V y bordados de flores en lentejuelas

Antes no podía usar vestidos por mi trabajo, pero aquí puedo usarlos y sin duda amo mi armario lleno de diversidad de vestidos que Magnus mandó a confeccionar para mi. «Es bastante obvio que conoce mi estilo»

—En que tienes razón—murmuro quitando el vestido del gancho para deslizarlo por mi cuerpo—. Ser reina es un trabajo muy importante, muy demandante. El que deje de ser soldado no significa que dejaré de ser útil.

—Sé que toda tu vida fuiste soldado, Eli—se acerca a mi y besa mi sien parándose detrás de mi—, y joder, eres muy fuerte, increíblemente fuerte; pero ahora eres reina, y el serlo no significa que serás una esposa trofeo.

—Ya sé, lo siento por mi terquedad—me recuesto en su pecho y él niega acariciando mi brazo con las yemas de sus dedos

—Lamento haberte hecho sentir mal esta mañana—se disculpa y aprieto los labios—. Confío en ti, pero mi pasado es algo que no me agrada contar y... no quería mostrarme débil.

—No es debilidad, es vulnerabilidad—tomo su mano y la llevo a mis labios para besar el dorso—. Si no puedes mostrarte vulnerable conmigo, Magnus, ¿entonces con quien? Soy tu esposa, tu mano derecha.

—Lo sé—posa su mano en mi vientre permitiendo que mi mano cubra la suya—. Te prometo que hablaremos después de hoy.

—Está bien...—me corto cuando siento algo extraño en mi vientre. Frunzo el ceño—. ¿Sentiste eso?

—¿Qué cosa?—pregunta confundido y pongo su mano en otro lugar cerca del anterior justo antes de sentir la patada de nuevo—. ¿Eso es...?

—Una patada—asiento sonriendo emocionada mientras mi corazón late con rapidez en mi pecho—. Uno de ellos acaba de patear, mi amor, eso es... ¡joder!—otra patada me hace chillar emocionada y Magnus ríe antes de pararse frente a mi

Se arrodilla y posa ambas manos en su vientre mirándome emocionado. Sus ojos verdes brillan como esmeraldas bajo el sol y no puedo evitar la enorme sonrisa que se desliza por mis labios.

Otra patada hace jadear a Magnus antes de que empiece a reír incrédulo por lo que sus manos acaban de sentir.

—¿Pueden escucharme?—pregunta y asiento viéndolo inclinarse hasta que sus labios están sobre la tela que cubre mi vientre—. Hola ahí dentro...

Otra patada me hace reír y tapo mi boca sorprendida cuando mis ojos se llenan de lágrimas ante la emoción de sentir patear a uno de mis hijos.

«Esto es increíble»

»Vaya, pareces emocionado por escucharme—se burla y el bebé da otra patada que me hace asentir cuando sus ojos se fijan en los míos—. ¿Crees que les gusta escucharme?

—Por supuesto que si, mi amor—acaricio su cabello mientras las lágrimas bajan por mis mejillas, así que él se pone de pie y acuna mi rostro entre sus manos limpiando mis lágrimas con sus pulgares

—No llores—pide—. Esto es hermoso, mi reina, es...

—Ya lo sé—asiento—. Son lágrimas de emoción.

Él sonríe antes de inclinarse y unir nuestros labios en un beso profundo, dulce y apasionado que me derrite en sus brazos.

—Te amo—murmuro y sonríe sobre mis labios haciéndome levantar mis manos para acariciar sus hoyuelos con mis pulgares—. Prométeme que haremos todo para que esto funcione, para que nuestros hijos sean felices.

—Te amo, Eli, y los amo a ellos—una de sus manos baja a mi vientre—. Te prometo que voy a hacerlos felices, a los tres.

Abro los ojos cuando el sonido de una ola me trae de vuelta a la realidad, y limpio las lágrimas que se deslizan por mis mejillas como si de cascadas se tratasen.

—Te extraño—murmuro mirando al cielo—. Prometiste hacernos felices y lo hiciste mientras pudiste. Me diste mis mayores tesoros y los casi cuatro años más felices de mi vida.

Ojalá pudiera estar aquí. Ojalá pudiéramos caminar de la mano por la orilla de la playa tal como hacíamos cada vez que veníamos aquí con nuestros hijos y sobrinos.

De haber sabido que me lo arrebatarían, habría disfrutado mucho más, me habría ahorrado tantas peleas... como la que tuvimos antes de que se fuera.

Mi vida se desplomó desde que él se fue, y cada uno de nuestros momentos juntos me persiguen, día a día.

Lo extraño.

DYNASTY [Magnus Lacrontte]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora