—¡Por dios!—Aidana grita cuando entramos al hospital y mi familia se apresura hacia nosotros, intentando ayudar a Magnus pero él niega alegando que está bien
Veo a Emily seguir la camilla en la que llevan a Gregorie y respiro profundo sintiendo mi pecho comprimirse. «Por favor, dios, que todo salga bien»
Aidana toma el rostro de Magnus entre sus manos. Sus ojos están llenos de horror, incredulidad y amor; pero nada le impide regañarlo por el gran susto que nos dió a todos, lo que hace bufar a Magnus.
—El doctor debe revisarte—le recuerdo y miro a Willy, que asiente guiando a Magnus al consultorio mientras el doctor camina detrás de Magnus preguntándole en dónde duele
—¿Cómo te sientes?—Reece, Elijah y Regina me rodean mientras yo respiro profundo, sintiendo mi corazón latir a mil por minuto—. Te ves agitada, ven.
Tomo la mano de Reece permitiendo que me ayude a sentarme mientras tomo el vaso de agua que Elijah me ofrece.
—¿Es un sueño?—los miro a los tres—. Por favor, por lo que más quieran en este mundo, díganme que no es un sueño porque si lo hacen voy a morir aquí mismo.
—No lo es, Lizzie—Christopher se sienta a mi lado y toma mi mano apretándola como gesto de apoyo—. Magnus está aquí, igual que Gregorie, y tú vas a estar bien.
—Se siente tan irreal, Chris—no puedo evitar las lágrimas que empiezan a bajar por mis mejillas—. Cada noche pedía al cielo que me lo devolvieran, y ahora lo tengo conmigo de nuevo, es tan... loco.
—Él está aquí, lo están examinando—me asegura—. Respira un poco, lo que menos necesitamos en este momento es que esos bebés nazcan por la emoción de ver a su padre.
—Gracias—sollozo—. Gracias por ayudarme y traerlo de vuelta, gracias por apoyarme.
Él se inclina y besa mi frente.
—Te amo, enana—murmura—. Ahora, ve con él porque si no te ve ahí en un minuto probablemente mate a Willy.
Río levantándome a toda prisa antes de entrar al consultorio, dónde encuentro al doctor palpando su piel mientras otro chico que limpia las heridas.
Su pecho... tiene marcas de azotes. Por dios.
—Eli—me llama en cuánto me ve y me apresuro a acercarme y tomar su mano entre las mías ofreciéndole una pequeña sonrisa—. Te quiero conmigo, no te apartas de mi lado, ¿entiendes?
—Con gusto, Magnus—asiento, sabiendo que lo pide de esa manera para no lucir vulnerable frente al doctor y el enfermero
***
Doce horas después...
—Okey, pero tienen que ser silenciosos—abro la puerta de la habitación con cuidado y dejo entrar a los niños, que de inmediato corren hacia Magnus cuando lo ven sentado en la cama
Magnus se encuentra en un relativo buen estado de salud. El doctor le ordenó reposo absoluto para permitirle a su cuerpo sanar, también debe alimentarse y limpiar sus heridas cada cierto tiempo.
Costillas rotas, algunos hematomas más grandes de lo que me gustaría admitir, la piel de su espalda está abierta por azotes y muchos cortes con navaja, y los moretones en su cara tardarán un tiempo en desaparecer por completo.
Pero va a estar bien.
—¡Papi!—gritan los niños subiendo a la cama, y Magnus sonríe abriéndoles sus brazos antes de que ellos lo abracen con fuerza haciéndolo respirar profundo con los ojos cerrados—. ¿Por qué te fuiste? ¿Te irás de nuevo?—cuestiona Isabelle