Capítulo 28: Un sábado corriente... para algunos

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Sábado a las 12:00 a.m en casa de Claudia

- Buenos días - saludo a mi hermano, que acaba de entrar a la cocina con cara de seguir aun durmiendo - ¿Quieres que te prepare unas tostadas?

Él solo asiente y se sienta en la silla. Apoya la cabeza en la mesa y cierra los ojos.

- ¿No has dormido bien o qué? - le pregunto mientras unto mantequilla en el pan.

- No... He tenido muchas pesadillas, me he despertado varias veces asustado - gimotea.

- Eso te pasa por quedarte hasta las tantas viendo películas de miedo con papá - me río.

Meto el pan en la tostadora y me siento a su lado.

- Me ha dicho mamá que iremos a comer a casa de Sofí, sus padres nos invitan - digo sonriente.

- Estupendo, encima no voy a poder echarme siesta - recrimina.

- No te quejes tanto y vete a lavarte la cara, que sino te quedarás sin tostadas.

Levanta la cabeza y me mira enfadado. Pero accede a mi proposición y se va al baño.

- ¿Y a este que le pasa? - pregunta mi madre sorprendida al encontrarse con él en la puerta de la cocina.

- No ha dormido bien... ¿A qué hora nos vamos, mamá?

- Tenemos que estar allí a las 14:00, así que a menos cuarto tendréis que estar listos para irnos.

- Vale, le termino de hacer las tostadas a Sergio y me voy a duchar.

Saco las tostadas con cuidado de no quemarme y desenchufo la tostadora. Vuelvo a untar mantequilla y mermelada y le dejo las tostadas en la mesa a mi hermano.

Me voy a mi cuarto y preparo la ropa que me voy a poner. Llevo todo al baño y justo cuando sale mi hermano, entro yo a ducharme.

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VERSIÓN DE ÁLEX

A esa misma hora en la habitación de Diego

- ¡Venga, veniros a comer, no creo que mis padres digan nada! - nos grita Sofía desde su ventana.

- ¡Que no podemos pesada! Para un día que libra nuestra madre, queremos estar con ella - dice Diego.

- ¡Pues que venga también! ¡Cuantos más seamos, más divertido!

- Cuando se pone cansina no hay quien la aguante... ¿Qué hacemos? ¿Le decimos a mamá que nos invitan o no? - me mira Diego dubitativo.

- No creo que le haga gracia... Sabes que hoy ninguno de los tres estamos de humor para aguantar nada - respondo seco.

- ¡Estará mi amiga Claudia! - vuelve a gritar.

¡¿Pero para qué narices dice eso ahora?!

Me mira Diego con cara de triunfador y vuelve su mirada a Sofía. La que ha liado...

- ¡Si va tu amiga, entonces cambia la cosa! - sonríe - ¡Voy a convencer a mi madre!

Se va corriendo del cuarto y me deja a mí solo, que lo único que quiero ahora es matar a Sofía por la estupidez que acaba de soltar. Lo que me faltaba hoy, aguantar a mi hermano tontear con la chica que me gusta. Estupendo.

- ¡¿Se puede saber por qué demonios has dicho eso?! - le grito a Sofía desde la ventana.

- ¡Lo decía por ti, yo no sabía que él se iba a interesar tanto!

La vida inesperada de ClaudiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora