Capítulo 32: Más malas noticias

82 8 6
                                    

Sábado a las 11:00, en la habitación de Álex

Me despierto con los rayos del sol y me estiro todo lo que puedo sin molestar a Álex, que sigue durmiendo pero no me suelta.

No me puedo creer que haya dormido toda la noche abrazada a este chico tan guapo. Y lo mejor de todo es que según me contó, para él también es la primera vez que duerme con una chica. Y esa chica soy yo. Me siento tan afortunada de estar con él, de que los dos vivamos juntos nuevas experiencias, aunque sé que él me tendrá que enseñar muchísimas cosas de las que yo aún soy novata.

Me incorporo en la cama, intentando no molestarle, y le miro fijamente. Está plácidamente dormido, parece un bebé, y está tan sexy.

Me acerco y le doy un beso en la mejilla.

- Buenos días, dormilón - le susurro al oído.

Me echo para atrás y veo como se mueve y empieza a abrir los ojos lentamente. Me abraza y me mira sonriendo.

- Buenos días, princesa.

Le doy un beso corto en los labios.

- ¿Qué tal has dormido? - le pregunto.

- Mejor que nunca... Creo que deberías quedarte a vivir conmigo - sonríe, y me hace reír a mí - ¿Y tú?

- Coincido contigo, en lo de que he dormido mejor que nunca - vuelvo a reír.

Se levanta y sale de la cama a regañadientes, pero al mirarme vuelve a iluminarse su cara.

- Voy a prepararte el desayuno, ¿vale?

- Está bien, pero no tardes o me quedaré dormida otra vez - sonrío.

********************************

VERSIÓN DE ÁLEX

Un poco más tarde, en la cocina

- Buenos días, cariño. ¿Qué tal habéis dormido? - me pregunta mi madre nada más entrar a la cocina.

- Bien - le sonrío - Oye, ¿está Diego en casa?

- Sí, está durmiendo. Lo que no sé es a qué hora llegó anoche.

- Vale, pues entonces desayunaré en mi cuarto con Claudia - le digo a mi madre mientras cojo una bandeja de uno de los armarios.

- Vale - me mira seria - Pon la bandeja en la encimera y saca las tostadas que he metido en la tostadora. Yo os prepararé las bebidas.

Obedezco y pongo las tostadas en un plato y empiezo a untarle mantequilla y mermelada, a la vez que observo como mi madre exprime naranjas y sirve el zumo en dos vasos.

Cojo los vasos y los coloco en la bandeja junto con las tostadas, cuando mi madre nos prepara los nesquicks y los pone en la bandeja también.

Subo cuidadosamente las escaleras y cuando llego al cuarto, cierro la puerta con el pie y pongo la bandeja en mi mesilla de noche.

- ¡Menudo desayuno! ¿Quieres hacerme engordar o qué? - se ríe Claudia a la vez que se incorpora en la cama.

Me siento a su lado y coloco la bandeja en la cama, para que podamos acceder a ella fácilmente los dos.

- Me ha ayudado mi madre, así que échale las culpas a ella - me río y empezamos los dos a comer mientras seguimos hablando de todo un poco.

Cuando ya casi hemos terminado, llama alguien a la puerta.

- ¡Álex! ¿Sigues durmiendo? - pregunta mi hermano al otro lado de la puerta.

- ¡No! Pero estoy ocupado... ¿Qué quieres? - le pregunto desde la cama, mientras miro a Claudia, que tiene cara de asustada.

La vida inesperada de ClaudiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora