Max Verstappen. Lo llaman el príncipe de hielo.
Sin emociones. Sin amar. Con una vida planeada al milímetro donde no hay nada al azar. Pero, ¿que pasa cuando la pelirroja de ojos claros se cruza en su camino? ¿Cuando siente que ella rompe todas sus...
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📅 SÁBADO 9 DE ABRIL DE 2022
⏲️ TRES SEMANAS DESPUÉS
📍 GRAN PREMIO DE AUSTRALIA
La última Qualy finalizó hace media hora y en Ferrari están todos muy satisfechos con los resultados. Carlos saldrá primero y Charlie cuarto. Según me dijo James, este año se respira otro ambiente, y todo es en parte gracias a Valeria y a sus excelentes habilidades como jefa de Ingenieros de Motor. Algo de lo que me alegro, porque la rubia y yo nos hemos hecho muy buenas amigas, algo que ambas necesitábamos.
Por lo menos lo suyo con Carlos se ha arreglado. Cuando íbamos en el avión que nos traía hacia aquí, le pedí al madrileño que me cambiara el asiento mientras Valeria estaba dormida. Si, se que vendí a mi amiga, pero, sé que entre estos dos hay más de lo que ninguno quiere admitir y como aún soy una romántica, decidí echarles una mano. Y funcionó porque al fin han hecho las paces. No como yo.
Llevo evitando a Max desde Bahreim. Cada vez que me lo cruzo, o bien camino rápido o me escondo para que no me vea. Aún recuerdo la escenita en mi habitación y me da vergüenza ajena de que me viera así. Y menos mal que no le dije que lo quería, o eso creo.
- Darcy, ¿me puedes atender?
Carlos abre la puerta de la pequeña sala que utilizamos para la fisioterapia. Le hago un asentimiento de cabeza y él entra dándome una sonrisa algo forzada.
- ¿Qué te pasa? –le pregunto mientras él se despoja de la parte de arriba del mono rojo.
- La espalda. La vibración del motor me ha matado hoy.
- Venga, túmbate, te echaré un vistazo.
El piloto madrileño se quita la camiseta y hace lo que le digo. Se echa en la camilla y después de ponerme aceite de árbol del té, empiezo a inspeccionar su espalda. Durante unos segundos, me limito a recorrerla hasta que encuentro el problema.
- Tienes una pequeña contractura en el trapecio. No es nada grave, pero tienes que tratarte. Te daré un masaje y te pondré las corrientes.
Pongo la máquina a cargar y mientras lo hace, empiezo a masajear la zona dolorida de Carlos. Ninguno de los dos habla ni parece querer romper el silencio.
- Darcy. Valeria ya me habla y hemos hecho las paces. ¿Porqué me hablas tú tan poquito?
Suelto una pequeña carcajada y miro a Carlos el cual alza su cabeza y me sonríe también. Subo mis manos y las vuelvo a bajar haciendo presión en su espalda.
- Si que te hablo Carlos, pero es que yo también tengo mis propios dramas. Y me alegro de que hayáis solucionado vuestros problemas –le contesto sin perder la concentración en el masaje- ahora solo os falta hacer el amor, y todo resuelto.
