Max Verstappen. Lo llaman el príncipe de hielo.
Sin emociones. Sin amar. Con una vida planeada al milímetro donde no hay nada al azar. Pero, ¿que pasa cuando la pelirroja de ojos claros se cruza en su camino? ¿Cuando siente que ella rompe todas sus...
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📅 JUEVES 3 DE NOVIEMBRE DE 2022
📍MARANELLO
Estoy terminando de hacer la maleta intentando no llenarla mucho. Mañana me voy a Torre del Marqués, el pueblo del abuelo de Valeria. Es su cumpleaños y nos ha invitado a celebrarlo con él, bueno, no sólo a mi, Lenna y George también van, a parte de Charlie. Me apetece muchísimo ir y poder ver al abuelo.
El timbre de la puerta de mi apartamento suena haciendo que deje la tarea de doblar ropa para luego. Salgo del dormitorio y me dirijo por el pasillo en dirección al sonido. En cuanto abro, me encuentro a un repartidor con una caja algo voluminosa que me deja bastante sorprendida. Que yo sepa, no he pedido nada últimamente.
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- ¿Darcy Evans? –me dice el muchacho mirando su nota.
- Si, soy yo –le contesto aún más confundida.
- Esto es para usted. Que lo disfrute.
El chico se va tendiéndome la caja, la cual pesa un poquito. Después de cerrar la puerta, entro dentro de casa y la dejo en la mesa de la entrada. Voy a por un cuchillo para poder quitarle las tiras de adhesivo. En cuanto la abro, me encuentro papel de burbujas ocultando lo que sea que hay dentro. Lo aparto y en cuanto veo el contenido, pego un grito emocionado.
Unas diez botellas de jugo de coco. Es lo que contiene la caja. Cojo una de ellas y es la misma que nos servían en el hotel de Las Maldivas. No puedo evitar emocionarme hasta las lágrimas, sobre todo recordando aquella primera vez que Max y yo nos conocimos, por culpa del dichoso jugo de coco.
Aún con la botella en la mano, busco mi móvil. En cuanto lo cojo, marco el número de Max y espero que me conteste abriendo de camino la botella. Su olor a coco inunda mis fosas nasales y me relamo del gusto pensando en probarlo.
- Hola, ¿estás bien? –me pregunta Max en cuanto descuelga la llamada.
- Eres increíble, ¿lo sabías? –lo escucho soltar una carcajada y mientras él sigue riéndose, yo le doy un buen trago al jugo, el cual, está igual de delicioso como recordaba.
