📅 Más tarde
Anochece en la isla. Los colores del atardecer se mezclan con los de las primeras estrellas. La fina arena de la playa me sirve de asiento, y la palmera debajo de la cual estoy, mueve sus hojas a causa de la ligera brisa que corre.
La tarde ha pasado demasiado deprisa. Llegamos, guardamos las cosas, comimos y dimos una pequeña vuelta por la isla. Max tenía razón. No hay casi nadie por aquí. Hemos visto a lo lejos otra pareja que, como nosotros, están en una de las casas, pero, no hemos avanzado más allá. La nevera y la despensa están llenas, y después de una ardua negociación con el rubio, les hemos dichos a los dueños del complejo que no hacía falta que viniera nadie a hacer la comida, que ya nos encargamos nosotros.
En un par de días, vendrán a traer provisiones de nuevo y comprobar si necesitamos algo. Por lo demás, estamos solos.
Aun no me hago a la idea de la locura que acabo de cometer. Acabo de irme de vacaciones con un tío al que conozco de apenas unos días, pero, con el que tengo más confianza que con Kyle durante todos estos años. Max ha sido un soplo de aire fresco en mi vida. El darme cuenta del error tan grande que iba a cometer si me casaba con mi ex, independientemente de que me engañara. No lo amaba. De eso estoy ahora muy segura, sobre todo porque los besos del rubio me han hecho sentir cosas que jamás había sentido.
Miro hacia el cielo buscando la luna. Es una manía que tengo, buscarla, y cuando la encuentro, siempre le sonrío. Aunque al parecer, hoy se está haciendo de rogar, pues no soy capaz de localizarla, y eso que está en cuarto creciente. Max ha puesto música en la casa. El sonido de la canción llega hacia donde estoy. Dice que su hermana le ha hecho una playlist y tengo que reconocer que su selección musical es bastante buena.
Siento los pasos de Max venir por el pequeño camino empedrado y su presencia a mi lado. Se sienta mirándome con el ceño fruncido, llevándose las manos al pelo. Le sonrío y me fijo como su boca sigue aún torcida y resopla ligeramente por la nariz. Lleva sus manos a sus muslos y se las pasa repetidamente por ellos de forma algo nerviosa.
- Tenemos un problema -chasquea su lengua en mi dirección.
- ¿Qué pasa? -le pregunto un poco alarmada. La palabra problema es algo que llevo sin usar demasiados días y ya me había acostumbrado a que ni existiera.
- No tenemos tantos preservativos como pensaba.
No puedo evitarlo y de mi garganta sale una carcajada mientras Max me mira algo irritado. Menudo problema que tiene. Me acerco hacia él y pongo mis manos alrededor de su cuello teniendo mi boca muy cerca de lo suya. Casi puedo sentir como su aliento cosquillea en mis mejillas y como recibo una intensa mirada de su parte.
ESTÁS LEYENDO
1𝘿𝙀𝙎𝙏𝙄𝙉𝙔 (Runner 2)
RomansaMax Verstappen. Lo llaman el príncipe de hielo. Sin emociones. Sin amar. Con una vida planeada al milímetro donde no hay nada al azar. Pero, ¿que pasa cuando la pelirroja de ojos claros se cruza en su camino? ¿Cuando siente que ella rompe todas sus...