Max Verstappen. Lo llaman el príncipe de hielo.
Sin emociones. Sin amar. Con una vida planeada al milímetro donde no hay nada al azar. Pero, ¿que pasa cuando la pelirroja de ojos claros se cruza en su camino? ¿Cuando siente que ella rompe todas sus...
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📅 DOMINGO 30 DE ABRIL DE 2023
📅 UN MES DESPUÉS
📍 GRAN PREMIO DE EMILIA-ROMAÑA
Estoy tan dormida que no soy capaz de abrir los ojos. Siento los suaves labios de Max en mi mejilla y ni con esas soy capaz de despertar.
- Me voy ya, amor –Max acaricia mi barbilla con suavidad. Intento incorporarme para abrazarlo encontrándome conque él ya está vestido y listo para marcharse al circuito.
- Nos vemos en un rato -le respondo. Él me mira algo preocupado. Se lo veo en la cara y en sus gestos.
- ¿Estarás bien?
- Si, tranquilo. Johannes vendrá a por mi y voy a desayunar con las chicas -intento tranquilizar a Max cogiendo una de sus manos. Aún me faltan unas semanas para dar a luz, pero, él ya ha activado el modo 24/7 y ya empieza a estar agobiado.
- Cualquier cosa que necesites –cojo la mano de Max y la llevo a mi boca para besarla sonriéndole de forma calmada. O por lo menos, intentándolo.
- Estaremos bien, Max, no te preocupes -le aseguro, sabiendo que es absurdo prometérselo cuando él no va a estar tranquilo hasta que se baje de su monoplaza y me vea de nuevo.
Max me devuelve la sonrisa algo más calmado. Levanta un poco la sábana hasta dejar mi abultado vientre al descubierto. Acerca su boca a el y deja un tierno beso en mi barriga.
- Mi niña, tengo que irme, tienes que prometerme que estarás bien y que cuidarás de mamá. Te amo muchísimo mi vida.
Siento las primera lágrimas asomar por mis mejillas porque este momento me parece muy dulce. Porque Max lo es. Le cambia la cara cuando habla con su hija, cuando acaricia mi vientre y cuando se pasea conmigo por el paddock orgulloso de nosotros y de lo que somos.
- Anda, si te esperas unos minutos me voy contigo –le digo haciendo ademán de levantarme. él niega con su cabeza y pone una mano en mi hombro, deteniendo mis avances con mucha delicadeza.
- No hace falta, Darcy, puedes descansar un poco más -me pide torciendo su boca.
- Lo sé, pero quiero acompañarte todo lo que pueda. Ésta es la última carrera en la que voy a estar contigo y quiero estar a tu lado todo el tiempo posible.
Pongo mis manos a ambos lados de su cuello y acerco mi boca a la suya para besarlo. El roce de nuestros labios se siente de maravilla. Su boca sabe a menta del enjuague bucal y su codiciosa lengua busca la mía lamiéndola sin descanso. Max me tumba en la cama y se pone con cuidado entre mis piernas. Lo miro algo sorprendida, pero, acabo riéndome cuando siento una de sus manos en mi pecho.
- Max, llegaremos tarde –le digo con poco convencimiento mientras él se dedica a quitarme la camiseta de dormir dejando mis pechos desnudos al descubierto. Sus manos están pronto en ellos acariciando mis protuberancias con pequeños pellizcos que me hacen jadear.
