Parte 5: Virginia

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Al llegar a casa pasé por delante de la cocina y observé que mi madre me había dejado la comida preparada en la mesa. Mi hermano había salido y mi padre no llegaría hasta la noche así que tenía pinta de que esa tarde tendría la casa para mí.
No tenía ganas de nada, pero aún así comí por puro respeto al tiempo que había invertido mi madre en hacernos la comida. Porque si yo sentía tedio, tengo bastante claro que mi madre lo sentía cada vez que tenía que cuidar de nosotros, aunque siempre lo hiciera con una sonrisa.

La notificación de Virginia me estaba torturando y además me sentía fatal por Olivia. La conocía y ella no era una tía conflictiva. Las amigas de Virginia siempre habían sido problemáticas pero Olivia no lo era. Mi amiga era tranquila y buena, por eso la habían machacado en su anterior instituto. Había salido de ella algo que yo no había visto nunca, parecía que me estaba protegiendo y me sentía como si hubiera puesto yo a Olivia al límite. Le escribí a ella en lugar de contestarle a Virginia.
"¿Cómo estás?"
Parecía que estaba esperando mi mensaje porque me contestó al momento.
"Estoy enfadada y bastante acojonada. No quiero que se repita lo que ya he vivido y las amigas de Virginia me dan muchísimo miedo"
Olivia se llevaba arrepintiendo desde el momento en el que le propinó el bofetón y sabía que algo tenía que hacer para ayudarla. Le mandé un mensaje para que se relajara y me mentalice para mediar y aflojar la situación.
Sabía perfectamente que Virginia quería hablar conmigo. Estaba incómoda y esas situaciones le molestaban. A ella no le pega el conflicto y aunque a mí me daba profundamente igual, me preocupaba Olivia. Hice de tripas corazón y le pedí paz a Virginia contestando su mensaje.
"Lo siento mucho Vir, llevo todo el día dándole vueltas, no quiero que nadie lo pase mal"
Traducción: Nadie = Olivia.
Traducción: Lo siento mucho = me da igual pero afloja, por tus amigas y las mías.
Había aflojado por mis amigas y especialmente por Oli, no por mí, y había usado el diminutivo para manipularla y que se rebajara un poco en el enfado. Así que con suerte el ambiente no se cortaría con un cuchillo.
Recordé que nadie le llamaba así, solo yo y sabía que eso le haría replantearse hablar con sus amigas para que no nos causaran problemas y pudiéramos estar en paz de una vez.
Me terminé la comida, limpié mi plato y subí a mi cuarto esperando la respuesta de Virginia. Me tumbé con el portátil y en Google empecé a buscar información sobre Astaroth.

Estaba recordando constantemente a Virginia y como se había roto todo. Mi mente volvió al pasado de manera casi automática.

Después del día que pasamos juntas aquella mañana del año pasado, había despertado mi curiosidad. Empezó a pararme en los pasillos para hablar conmigo, empezamos a mandarnos mensajes y a seguirnos por redes. Comenzó a parecerme más interesante, comenzó a hacerme gracia. Y aunque ella me parecía la persona más hetero del país, mi interior comenzó a sentir que me miraba de otra forma, incluso mis amigas comenzaron a decírmelo.

- Tú y Virginia os lleváis un lío raro ¿no? - Me dijo Tere por encima de las gafas de sol dos semanas después de aquel primer encuentro entre nosotras.
- Nos llevamos bien, nada más. - Le contesté.
- Ya... Y no te mola ni nada supongo.
- Tere. - La miré. - Virginia es hetero y yo su amiga. Deja de liarla.
Estábamos en la puerta en silencio después de aquella frase lapidaria y esperábamos la hora de entrar a filosofía. En aquel momento llegó Virginia y se paró delante de nosotras. Me sonrió, como hacía a menudo por aquel entonces. Sus amigas siguieron caminando entrando en clase, Tere tiró el cigarro y con un movimiento de mano se despidió para meterse en el instituto de nuevo.

- Buenos días guapa. - Me dijo apoyándose a mi lado.
- ¿Qué tal la mañana?
- Pensando... - Dijo mirándome.
- ¿En qué pensabas?
Se quedó callada. Me pareció que iba a decirme algo importante. Sus ojos estaban cristalinos y me miraba fijamente.
- Marta, ¿vamos a algún lado?

Nunca olvidaré su cara al preguntarme aquello. Mi cabeza se quedó en shock, porque cuando pasaba algo así recordaba que cuando salí del armario hubo un momento en el que pensaba que nunca tendría pareja. Que no le gustaría a nadie, una clásica sensación.

- Pues tenemos clase Vir. - Le dije.
- ¿Cómo has dicho?
- Que tenemos clase.
- Lo otro.
- ¿Vir?
- Nadie me llama así, pero en ti me gusta.

Nos miramos fijamente y sonreí automáticamente.
- Vale, vamos a dar una vuelta.

Aquel día nos pasamos toda la hora de filosofía caminando por el parque de atrás del instituto. Hablando de mierdas la verdad, pero divirtiéndonos muchísimo. Yo no sabía qué era aquello, pero parecía que Tere llevaba razón y que me gustaba Virginia.

Cinco minutos antes de que sonara el timbre para el patio, tres cigarros después y varias risas luego Virginia me pidió que me sentara con ella en un banco apartado.
- ¿Tú cómo te diste cuenta de que te gustaban las chicas Marta?
- Pues... ¿Tú cómo te diste cuenta de que te gustaban los chicos? - Le pregunté sonriendo.
- A mí creo que me gustas tú.

El silencio se interpuso entre las dos como un telón de acero increbrantable que se alzaba sobre nosotras.
Ella se acercó a mí y me robó un beso, que yo al principio no correspondí, pero luego sí, obviamente. Era Virginia, quería besarla yo y 25 personas más que yo recordara.

Justo en medio de esos recuerdos el móvil vibró.
"Hablaré con ellas. Pero tú tienes que ser maja conmigo. ¿Vale? No quiero que estemos enfadadas"
Yo me estaba cagando en todo, porque no me apetecía ser maja con ella. Me apetecía no volver a dirigirle la palabra en mi vida.
"Claro, Vir, seré maja"
Una vez más me sentía manipulada por ella, pero por una vez, lo hacía por otra persona.

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