Parte 7: Niebla

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Las dos estábamos pensativas en el sofá. Si no me había hecho pis encima del miedo creo que era pura casualidad. Olivia había llorado de la impresión, no parecía un llanto desconsolado ni mucho menos, sino más bien un llanto nervioso. Pasada una hora nos habíamos tranquilizado lo suficiente como para poder sintetizar un poco mejor lo que acababa de pasar.

- ¿Te había pasado antes y no dijiste nada? - Me preguntó Olivia con tono de enfado.
- No dije nada porque como has podido comprobar es una verdadera locura. Sinceramente estaba evaluando si tenía algún tipo de trastorno.
- Joder Marta, pero esas cosas se dicen. - Se me quedó mirando sin parpadear. - ¿Por eso entraste corriendo a la cafetería el otro día?
- Sí, me asusté mucho y salí corriendo del baño.
- ¿Eres consciente de que te podría haber pasado algo? Y lo digo en serio.
- Pero no ha pasado Oli...
- ¡Pero podría haber pasado! - Me gritó.

Me quedé en silencio. No entendía su reacción, vale que podría haber confiado en ellas y habérselo dicho pero de todas formas, ¿qué tipo de protección iba a darme Olivia? Mide un metro cincuenta escaso y pesa menos que un jersey de punto mojado.

- Olivia, ciela, con todos mis respetos tampoco creo que tú vayas a protegerme de un puto demonio.
- ¿Quién ha hablado nada de demonios?
- No sé, estoy presuponiendo que todo esto es por el rollo del sigilo, Asteret y la vieja del bus.
- Astaroth.
- ¿Qué?
- Que se dice Astaroth. - Dijo levantándose del sofá.
- Como sea... - Dije en bajo.

Olivia cogió el portátil que descansaba sobre la mesa grande del comedor, dónde hacía una hora habíamos estado trabajando sobre El Mito de la Caverna. Lo encendió y se volvió a sentar en una silla mientras se sacaba un cigarro.

- Ahora no me voy a poner a terminar el trabajo eh. - Le dije levantándome yo también.
- Eres imbécil. - Sonrió mirándome. - Dame el sigilo.
- No lo llevo . - Mentí.
- Sí, sí lo llevas. Dámelo.

La miré y suspiré caminando hacia mi mochila para sacar el amuleto que me había dado la señora. Lo puse en la mesa y me senté a su lado. Olivia lo cogió y lo miró detalladamente.
- ¿Recuerdas qué te dijo al dártelo?
- Me preguntó sobre la Escalera de Penrose, me dijo que saliera de la escalera aunque me costara tirarme al vacío.. algo así.
Olvia me miró de nuevo pensativa. Su mente estaba funcionando al 200% o al menos a mí me lo pareció.
- Inception...
- ¿Qué?
- La Escalera de Penrose sale en Origen ¿no?
- Sí, en la escena de Gordon-Levitt creo... Bueno, la vi hace tiempo pero es una movida muy de Nolan.
- ¿Sueños lúcidos? - Me preguntó haciendo una búsqueda en Google tan rápido que ni yo alcancé a verlo.
- Bueno, la peli va un poco de ese rollo.
Olivia le dio una calada al cigarro mirándome con gesto de interesante. Cuando pensaba, cuando algo le interesaba o le sacaba de su zona de confort alzaba una ceja interrogante. Me encantaba ese gesto, me parecía expresivo y espontáneo.
- Últimamente he tenido sueños lúcidos ¿sabes? No es nada nuevo, me pasa bastante la historia esta del estado de gnosis. Voy a buscar un poco más de info y te la paso.
Me quedé mirando mientras centraba su atención en el ordenador.

Olivia era, de las tres la más curiosa y constante. Supongo que por eso sacaba notazas sin aparente esfuerzo. Una parte de mí creía que gran parte de su conocimiento ya estaba ahí desde hacía tiempo. Supongo que el haber pasado mucho tiempo de su vida sola le había hecho centrarse en datos, leyendas, literatura y demás. Era la más compleja y siempre parecía tener algo ahí que no acababa de decir. En esos años que la conocía me daba la sensación de que decía más con sus silencios que con sus palabras. La gente como Oli es un poco más compleja de entender sin embargo me encantaba como era y sabía perfectamente que Tere tenía la misma imagen de ella.

Pasado un rato de investigación sobre gnosis, Astaroth y Magia del Caos mi mente fue apagándose poco a poco y decidí que era el momento perfecto para largarme a casa. Aunque no habíamos terminado el comentario porque la casa decidió llenarse de humo espontáneamente, una gran parte se había quedado perfilado, podíamos terminar nuestras partes por separado.

Olivia me acompañó a la puerta, parecía que se había recompuesto un poco tras su ataque de pánico. Me dio un abrazo cariñoso, como solía darlos, cálidos y tranquilos.
Al salir, y siendo ya otoño en Galicia, la oscuridad se alzaba en la ciudad y mientras esperaba el bus me apeteció escuchar Sonic Youth. Saqué el móvil tenía varias notificaciones, una en el grupo que teníamos de WhatsApp.
Akelarre :
Tere 😻 : Qué hacéis? Seguís con eso??
Oli 💛 : Marta estará esperando el bus, acaba de salir
Tere 😻 : Había que hacer un comentario de texto, no reescribir La República
Yo: Calla bicho. Qué tal Santi? Ya sois novios??

Cerré la conversación pensativa. Quizás teníamos que contarle a Tere lo que había pasado, pero si ya le daba mal rollo el asunto del sigilo, si le contábamos lo que había pasado ese día no solo iba a pensar que estábamos fatal de la cabeza, también iba a alejarse del asunto como si se tratara de radiación. Mantuve el tema en pausa en mi cerebro y disfruté un rato de Mildred Piece mientras miraba la calle.

Mi móvil volvió a vibrar.
Oli 💛 : Se lo vas a contar?

No lo sabía, no tenía ni idea de cómo gestionar todo lo que estaba pasando pero ni por un momento me planteé que dejar aparcado el tema fuera una opción. Quizás esto fuera la oportunidad perfecta para huir de la Escalera de Penrose. Pero Tere no podía estar al margen. Además, me daba la sensación de que fuera lo que fuera era imparable. ¿Por qué no averiguar de qué se trataba?

Le contesté pidiéndole que me dejara pensar en el tema hasta el día siguiente.

Al llegar a casa mi madre ya estaba haciendo la cena. Me saludó desde la cocina y me interceptó antes de que fuera a mi cuarto a dejar las cosas.

– Hola cariño, ¿Qué tal el comentario? – Me dijo dándome un beso en la mejilla.

– Pues ... ¿platónico? – Le contesté haciéndole reír.

– ¿Me lo dejarás leer luego?

– Claro, pero no nos ha dado tiempo a terminarlo del todo. Faltan un par de conclusiones.

– ¿Y qué habéis estado haciendo hija? Son ya las nueve. – Me miró intrigada.

– Trabajar con Oli es difícil má, es muy detallista.

– Ya... detallista. – Dijo por lo bajo.

Supongo que mi madre pensó que habíamos estado perdiendo el tiempo haciendo lo mítico, escuchar música, buscar memes y reírnos de tonterías. Tampoco me veía con capacidad como para explicarle lo que había pasado, así que dejé las cosas en la habitación, cené con ella y mi padre y me duché.

Me metí en el cuarto para terminar el comentario, pero me distraje con el móvil viendo que Virginia había estado dándome me gusta a publicaciones antiguas, un clásico, pero funcionaba y eso me cabreaba. ¿Estábamos todavía enamoradas o estábamos obsesionadas la una con la otra?

AkelarreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora