–No quería invadir tu intimidad Oli, no hace falta que me lo cuentes si no quieres.
–Sí Marta, hace falta que te lo cuente porque sino no vas a confiar en mí.
Me sentí fatal por haberme entrometido así en sus cosas. Ya no se trataba de si tenía que saberlo yo o no, se trataba de que no todo era válido y yo no era así.
–Para de sobrepensar. Cariño, a veces hacemos cosas por impulso, ya sé que no te sientes cómoda con lo que has hecho.
–No todo vale Oli, no todo vale. –Lo dije con tono de autodecepción porque era lo que sentía en ese momento.
Se incorporó de la silla apoyando sus manos en la mesa y me besó. Me dió un beso corto y suave que me tranquilizó.
–Llevo desde que llegué escribiendo en libretas lo que sentía por ti, también otras cosas. No siempre he leído y escuchado todo lo que pensabas, pero sí es cierto que empezó a hacerse más común contigo que con los demás. Quizás por eso me enamoré perdidamente, o quizás te escucho porque estoy enamorada de ti perdidamente. Por eso yo lo tengo claro, y por eso aquel día te dije que yo lo sabía porque yo era yo y no tú.Asentí escuchándola y siguiendo el hilo a pesar de que estaba haciendo juegos de palabras de los que a ella le encantaban. Le hice un gesto con la mano para que continuara.
–Cuando llegué te escuché a metros. Tú estabas con Tere en la parte lateral del instituto, hablando de una serie. Pero estabas pensando en que tenías miedo de salir del armario. Pensabas mucho en eso el primer año que nos conocimos, tenías un eco constante.
–Porque estaba a punto de contárselo a mi padre, y me daba un poco de miedo que reaccionara mal.
–Eso ya lo sé. Me lo contaste luego. –Tomó un sorbo de café y continuó. –¿Te acuerdas de lo que pasó justo después?
–Sí, me salvaste la vida. –Le dije sonriendo.
–Ese día, en lugar de ir hacia mi casa a la salida del instituto tomé la dirección opuesta, justo al revés, hacia la parada del autobús que coges cada mañana. Te dije que era porque tenía que hacer una cosa cuando me lo preguntaste al día siguiente, al menos no mentí, ya sabía que te iba a pasar algo. Y desde ese día pues es difícil concentrarse porque el eco se escucha, incluso las veces que tú prefieres ignorarlo.
–Es muy intimidante Oli, parece que no tenga intimidad estando tú cerca. –Le dije mirándola.
–No es del todo así. No sé lo que piensas el 100% de las veces, pero sí es cierto que me hago una idea de lo que está pasando. Cuando estabas con Virginia, era jodidamente insoportable. Sé que no es excusa pero creo que el 90% de la primera libreta son intentos de superar el hecho de que tú estabas enamorada de otra chica y que encima, esa chica es guapísima, graciosísima y súper ocurrente y todas esas cosas que todavía piensas de ella.
–Es que Vir no es mala Oli... –Le contesté intentando evitar el ataque a Virginia.
–No he dicho que sea mala, es sólo que joder... –Vi como empezaba a desesperarse en la explicación. –Te animo a que intentes vivir con detalle la primera vez de la persona de la que estás enamorada y escuchar toda esa pasión que sentías aquel día. Joder, es muy duro Marta.Oli se levantó de la mesa bruscamente buscando alejarse de mí como si me odiara por haber estado con Vir. Obviamente me resultaba un poco complicado ponerme en su situación pero al mismo tiempo sus ojos me decían que lo había estado pasando fatal y eso me llenaba de pena.
–Lo siento mucho Oli, no sé qué decirte. No es culpa mía, ni de Vir.
–Tampoco mía. –Dijo mirando al suelo.
–Hombre, no intentarás evadir la parte de responsabilidad que tienes en nuestra ruptura. Espero que no estés intentando hacer eso.
–No, no lo intento, pero también intenté solucionarlo y fue ella la que no quiso.
–Joder Olivia porque se cagó de miedo.
–¿Qué pasa que ahora quieres volver con ella?
–No, pero me hubiera venido de coña tener esta info. Es más, me hubiera venido de coña desde el principio.
–Pues nena, no encontré la manera de decírtelo, no me parecía una cosa que contar a la ligera.Nos quedamos en silencio después de esa frase. Era cierto, contarme todo eso habría hecho que no me lo tomara en serio e incluso es posible que no la hubiera creído. Olivia no estaba en una postura fácil de sobrellevar y por muy mal que se hubiera portado, somos humanos y es difícil ser siempre perfecta. Recordé la frase que me había dicho Tere la noche anterior. Eso de que debía de ser agotador ser tan perfecta, entendí que quizás no se refería a agotador para ella, quizás fuera agotador que yo tuviera esa imagen de ella.
Decidí romper aquel momento tenso porque no me apetecía discutir más ni entrar en un drama, me apetecía en realidad estar cerca de ella y entenderla.–¿Puedo leerlo? –La miré fijamente.
–¿Las libretas?
–Bueno, es lo justo. Tú me lees a mí y yo te leo a ti. –Le dije sonriendo.
Rompió la barrera imaginaria que había levantado entre nosotras en medio de aquella acalorada conversación y se acercó a mí poniéndose en cuclillas delante.
–Es muy difícil decirte que no a algo con esa cara. –Terminó la frase levantándose y dándome un beso corto en los labios.Olivia me dio una de las libretas, la que estaba entera escrita y me dijo que si quería leerla que me fuera al salón mientras ella recogía. No tenía ganas de estar delante de mí mientras me sumergía en sus pensamientos.
Me senté en el sofá con la libreta en la mano y miré por el ventanal de la terraza antes de abrirla. Me daba un poco de reparo, pero sentía que tenía que saber la verdad y entender lo que pasaba para continuar con todo aquello.
En la primera hoja había un dibujo de mis ojos, y al lado una frase "Un eco enorme y ruidoso" supongo que a eso se refería.
Cuando pasé las páginas se repetía la frase de "siento que si te apartas, mi corazón se ausenta" había muchos dibujos al más puro estilo de Olivia un poco tenebrosos y abruptos, me encantaba ese estilo característico suyo. Lo hacía todo en boli negro, marcaba las líneas. Cuando avancé apenas unas hojas encontré algo que escribió en la fecha del accidente.
Casi me muero al pensarlo, al verlo pensé que se me cortaba la respiración. Un impulso nervioso me llevó a pensar que si no tomaba ese camino, si no me apartaba de la ruta y cogía la suya, moriría en ese mismo momento. Entonces ya todo daría igual, y no pude hacer otra cosa que seguirla y evitarlo.
Sinceramente, Marta no se entera de nada, no creo ni que se lo haya planteado pero su agradecimiento sincero ha sido lo mejor del día. Pensar en perderla me devora como un Leviatán.Por un momento me sonrojé al leer eso. Un Leviatán no es cosa menor.
Recordé que aquel día iba con los auriculares por la calle que baja a la parada del autobús y si bien es cierto que soy bastante despistada, un coche se metió por la acera a toda velocidad, Olivia estaba detrás de mí, sin explicación alguna y me apartó justo en ese momento tirando del cuello de la chaqueta. Había llegado corriendo y se le notaba en el gesto apurado, probablemente si no hubiera hecho aquello no estaría aquí contando todo esto.Pensar en lo que siente por ella es bastante duro. Cuando están juntas está emocionada, y se escucha casi a gritos. Dice que si le acaricia el pelo se siente vibrar. Tere se ha dado cuenta de que estoy celosa, intento no estarlo. Pero todos los días es lo mismo. Me gustaría decir que no estoy intentando que me preste más atención a mí que a ella, pero inconscientemente lo estoy haciendo.
Me gustaría que cuando me viera pensara en eso que piensa cuando la ve aparecer a ella.Me sentí fatal. Una nube negra como una tormenta invadió absolutamente todo mi cuerpo. Cerré la libreta automáticamente y no aguanté que se me cayera una lágrima al sentir cómo se sentía ella. Ese olor, otra vez.
Se sentó en el sofá, no era Oli.
–Amar es entender. –Me dijo.
Sin darme espacio a réplica salió por la puerta del salón. Todavía no había dejado el cuerpo de mi amiga, así que, quedaba más. Posiblemente lo que me quedaba por entender estuviera en la libreta, y quizás fuera más fácil leerlo que pedirle a Olivia que me lo explicara.
–¿De verdad? –Escuché a Olivia entrar en la sala.
–¿De verdad que?
–Ishtar se te está apareciendo con mi aspecto.
–Sí, por eso supe que me escondías algo.
Avanzó hacia mí que seguía tumbada con la libreta en las piernas. Poniéndose a la altura de mi cara, me agarró con ambas manos y pasó su lengua por mis labios.
–Pues no te vayas a confundir... –Me dijo sonriendo.
Empecé a reírme ante la ocurrencia aunque por un segundo me dio un poco de miedo hacerlo.
–Oléis muy diferente cielo. –Le dije aún riendo.
–Sí, la verdad es que sí.
–Tú hueles peor.
Echó un grito al aire y se tiró sobre mí atacandome con mini manotazos y diciéndome que era una cabrona. Acabe agarrándola para inmovilizarla sobre mi cuerpo y dándole besos por la cara. Se quedó quieta y se acomodó sobre mí.
–Se te hace raro ¿Verdad?
–Un poco, pero tú lo llevas con mucha naturalidad.
–Llevo varios años practicando. –Dijo sonriendo.
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Akelarre
General FictionEn una ciudad de Galicia, tres amigas comparten el mismo secreto. Quieren cambiar su vida, quieren ir más allá. Todo cambia a partir de una experiencia paranormal de Marta, que convencerá a todas las demás para empezar a vivir una vida totalmente di...