PARTE 13: Quizás sí que hay que matarlo

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Caminé hacia la parada del bus, había dejado a Tere y Oli viendo una serie. Sentía que lo mejor era que Tere se apoyara en Olivia esa tarde, lo único que yo sentía que podía aportarle era nerviosismo. Ella era paz y sabía que estaría mejor. Y a parte de eso, lo que me había dicho Tere me estaba reventando el cerebro. ¿Que Oli estaba enamorada de mí? Es más, que yo estaba enamorada de ella. Joder, claro que no.
La tarde estaba bastante gris, muy gallega. Pasé por una zona de bares muy conocida, todos llenos, la calle vacía. Parecía que iba a llover y yo prefería meterme en casa, olvidar un poco, dejar el intrusismo de los pensamientos que me estaban ahogando.
Llegué a la parada del autobús y me puse los auriculares. Miré hacia abajo y me puse Sonic Youth, porque sentí la necesidad de hacerlo. Todavía llevaba puesta la camiseta de mi amiga. La curiosidad me estaba venciendo, necesitaba preguntarle a Olivia de alguna forma qué pasaba.
Cogí el móvil.
Yo: "¿Cómo está Tere?"
Oli 💛: "Mejor, se ha quedado frita en el sofá"
Olivia adjuntó una foto de Tere durmiendo con la boca abierta mirando hacia arriba.
Yo:"jajajajajaajaj joder, que sexi está cuando duerme"
Oli 💛: "Mucho menos que tú eso seguro"
Yo: "Últimamente parece que me tires la caña …"
Oli 💛: "Qué gilipollez"
Yo: "ya sabes que sí"
Oli 💛: "y creída, pero eso no es nuevo"
No le contesté, pero tenía muchas ganas de saber lo que estaba pasando y sabía que le preguntaría pronto de la forma más directa y sencilla de aclarar que pudiera. Ver a Tere dormida me había tranquilizado mucho.
El autobús llegó, me subí y me quedé mirando por la ventana mientras el día estaba apagándose.
Cuando llegué a casa vi a mi madre de espaldas en la cocina, estaba cortando algo en la encimera mientras tarareaba.
–He llegado ma. –Dije sentándome en la mesa de la cocina.
–¿Qué tal están las chicas? –Me preguntó sin darse la vuelta.
Me quedé en silencio. No quería mentirle, pero no podía contárselo.
–Están bien…
–¿Segura? –Se dio la vuelta y me miró a los ojos. –¿Y tú?
–¿Tú crees que Olivia está enamorada de mí?
Mi madre volvió a girarse retirándome la mirada regresando a su tarea de cortar verduras.
El silencio me estaba incomodando, y de repente empezó a oler a humo y el aire comenzó a ser tierra de nuevo. ¿Otra vez?
–¿Tú qué crees Marta? –Me preguntó.
–Yo… –Me costaba respirar, el aire estaba denso. –No lo sé, nunca lo he pensado.
–¿Y por qué me lo preguntas a mí? ¿Por qué se lo preguntas a todo el mundo menos a ti misma?
La voz de mi madre sonó completamente distorsionada y cada vez hacía más ruido con el cuchillo contra la tabla, cortando las verduras. El aire pesaba cada vez más, me llevé la mano al pecho involuntariamente.
–¿Mamá? –Le pregunté mientras me levantaba con esfuerzo por el olor a quemado y el aire pesado.
La giré, la miré a la cara y me di cuenta. No era mi madre. De repente, estaba delante de la señora que me había dado el sigilo. Entré en pánico.
–Vas a tener que romper la escalera Marta… la puta escalera de Penrose… –Me dijo.
–¿Pero a qué te refieres?
–Tienes que ayudar a Tere, tienes que hablar con Olivia y preguntarle qué pasa. Tienes que hacerte cargo de tu vida. Estoy aquí para enseñarte lo que no eres capaz de ver, eres una puta inconsciente y hasta que no logres el caos más profundo… no hallarás el orden.
Me quedé mirando a su cara atentamente, el aire pesaba cada vez más.
–Di mi nombre. –Me dijo.
–Astaroth…
–Prefiero Ishtar. Lo sé todo. Pasado, presente y el futuro, en casi todas sus infinitas probabilidades. Sé qué quieres hacer, qué vas a hacer y cómo. Sé lo que debéis hacer y sé cuál es el camino. Pero no voy a meterme en ese caos de decisiones absurdas que tienes metido en la cabeza.
–¿Entonces a qué has venido?
–Bueno, en cierto modo, tú me has llamado.
El aire se estaba volviendo insostenible, tenía la sensación de que me desmayaría en cualquier momento.
–¿Yo? Qué va, si no sabía ni de tu existencia.
–Bueno, a veces hacemos las cosas involuntariamente. No te centres en preguntarte cómo he llegado céntrate en el porqué de que lo haya hecho.
–Joder… –Estaba al límite, creo que lo notó.
–Me voy, no es fácil sostener mi presencia.
Parpadee lentamente, me pesaban los párpados y la realidad era confusa.
Cuando volví en mí, estaba sentada en la mesa de la cocina, mi madre me miraba atentamente con cara confusa.
–¿Marta? ¿Estás bien?
–¿Qué? –Le pregunté.
–Que si estás bien, estás pálida desde que te has sentado y no dices palabra.
–Sí, perdona… subo a mi cuarto, tengo que acabar un trabajo.
–Como quieras, pero cenamos juntos ¿Vale?
–Sí, ahora bajo.
Entré en el cuarto abruptamente, intentando recuperar el aire que la conversación con Ishtar o Astaroth o quién fuera me había quitado.
Respiré contando internamente y recuperando poco a poco el oxígeno. Cogí el móvil, tenía varias notificaciones, sentí ganas de contarles a mis amigas lo que acababa de pasar, pero ahora mismo Tere no estaba para escucharme a mí, sino que yo tenía que estar para escucharla a ella.
Decidí escribirle pero solo para que supiera que la quería.
Yo: "Te quiero muchísimo"
Tere 😻: "Y yo a ti. Me he quedado dormida y ahora estoy más tranquila. Relájate y dejemos el tema unas horas"
Yo: "Claro. No te preocupes"
Al mismo tiempo vi que tenía una notificación de Olivia.
Oli 💛: "Mañana tengo que ir al pueblo, mi abuela está un poco pocha y quiero verla. ¿Vendrías conmigo? Tere se queda en mi casa unos días, a mis padres no les importa"
Yo:"Claro. Para lo que necesites"
Quedar con Olivia al día siguiente era la excusa perfecta para intentar sacarle el tema y poder aclarar las cosas.
Pasada una hora en la que estuve buceando por foros absurdos que hablaban sobre Magia del Caos bajé a cenar con mi familia y todo pareció tener un toque de normalidad que por primera vez en mucho tiempo estaba agradeciendo.
Esa noche, aproveché la paz de mi casa y la tranquilidad de la soledad para adelantar bocetos, abstrayendome como siempre y permaneciendo dentro de mí misma. El resultado siempre era el mismo bosque oscuro, la misma lejanía… y me acordaba de Tere y de lo que me había dicho de soñar con lo que yo pintaba. Quizás no estaba ella soñando con mis cuadros, sino yo pintando lo que ella sentía. Quizás prestar más atención era necesario para poder alcanzar a mi amiga y ayudarle.
Después de leer mucho y pintar, después de escuchar Sonic Youth como si me faltara la conciencia, me di cuenta de que había algo que estábamos obviando.
Si nosotras teníamos el poder para presenciar esos eventos … quizás tuviéramos también el poder de generarlos. Quizás teníamos que matar al hermano de Tere, pero a lo mejor no habíamos pensado en la manera adecuada de hacer las cosas.

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