capitulo 59

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Después de unos días intensos dónde, solo hubo grandes muestras de amor y placer inmaginable. La parejita le había dado fin, al ciclo de calor.

Sus voces están un tanto ronca, por todos los gemidos y gritos en esa acalorada habitación.

Con una gran sonrisa, Adei observa la marca en su cuello. La felicidad que está sintiendo, es infinita.

No era una marca que, indica propiedad de su alfa. No, es una marca que indicaba cuán unidos están los dos. En la manera que podías sentir las emociones del otro, era fenomenal. Así como, oler ese agradable aroma que. Sus cuerpos emanan.

—¿Dejamos subir al esperpento de Jobim?—Abraza la cintura de Adei—¿Estas listo?

—Sí. Este es el momento que tanto he esperado—Caminan hacía la sala de la suite.

Ambos toman asiento en el sofá, sus manos se entrelazan. Alke, le envía un mensaje a Roz, dándole la autorización de dejar subir a Jobim.

Como un vagabundo a estado rondado el hotel, cada día, intentaba subir a la fuerza. Pero era detenido a mitad del camino.

Dejo de intentarlo hasta que le informaron que, viniera luego de tres días. En esos tres días, fue acosar a Yael. Pero tampoco tuvo suerte.

Toc, Toc, Toc.

—Adelante.

—Hasta que se dignan a tender—Entro a la suite, como si fuera bienvenido.

Sin verle dado el permiso, Jobim tomo asiento enfrente de la pareja. Sin darse cuenta de que, ya no es, ese joven maestro. No le quedaba para nada que actuara como uno. Pero, era algo que no iba aceptar tan fácilmente.

Se veía tan desaliñado, todo su cutis está un tanto áspero. No tenía el dinero suficiente para comprarse algún hidratante. Es por esa misma razón que, se atrevió a buscar a, Adei. No podia perder su belleza. ¡Qué vanidoso!

Alke frunció horriblemente su ceño, tenía unas inmensas ganas de, estrangular a Jobim.

—¿Quieres algo de tomar o comer?—Pregunta amablemente.

—Sí—¿No me dará veneno?

—Y no. No le podré veneno, no me pongas en tu misma categoría—Le a Roz, que traiga algunos aperitivos y té.

Jobim apreta sus dientes, la envidia solo crecía más y más. A un grado que vendría consumiéndose por ella.

Te crees el muy digno solo porque, a tu lado está Alke. Pero si ese tipo no tuviera dinero, estarías peor que yo. Viviendo en la miseria.

Roz, dejó los platos y té en la mesa. Volvió a su posición original, a lado de la puerta. De pie como una estatua.

No sé que estas planeando, pero para tener una lucha contigo, tengo que tener mi estómago lleno.

—Mi oruga, ¿por qué te estas comportando amable con esa rata? No, ponerlo en la misma categoría sería un tremendo indulto para ellas.

—Porqué aunque no le guste, sigo siendo su hermano—Sonrió con arrogancia—Y tus apodos son ridículos de escuchar—Se burla.

—Cielo, debes de ser más bondadoso con este pobre indigente— Sonrió como un monje budista—No podemos hacernos los ciegos con alguien como el—Su mirada cambió—Se nota que no acomido, aparte apesta—Cubre su nariz.

El rostro de Jobim se volvió rojo, tragó con dificultad la comida que, tenía en su boca. Sintió horrible como su garganta se lastimaba. Ya que, no había masticado bien.

No quiero decirles adiós [Finalizada] [AlfaxBeta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora