XI

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"Habían pasado tres años desde de Vayne y Fergal convivían juntos, el irlandés había confirmado sus sospechas respecto a la fémina, y desde ese entonces comenzó a enseñarle a cómo controlar aquel demonio que tenía dentro, ambos habían forjado un lazo que era irrompible, Fergal no solo la cuidaba y la protegía de cualquier demonio que se le acercase, sino que había caído enamorado de ella, sin embargo, no se atrevía a decirle por temor al rechazo.

La morena se encontraba durmiendo sobre su pecho, él acariciaba su espalda mientras admiraba su rostro, sintiendo como la tentación de besar sus labios le llamaba, solo para que poco después la pelinegra se removiera para darle la espalda, aprovechó que se había apartado de su pecho para salir de la cama, bajó las escaleras lentamente, sin embargo, unos ruidos en la parte superior de la enorme casa lo hicieron detenerse.

Alguien había ingresado.

Fergal dejó salir a Bálor para acercarse lenta y silenciosamente hasta aquel piso, escuchando como pasos y objetos moviéndose junto a unos murmullos le confirmaban la presencia de dos personas —... Digo que hay alguien viviendo acá, no hay nada de polvo y hay velas encendidas —La voz de un chico llegó a sus oídos, logrando ver sus figuras una vez llegó al final de las escaleras.

—De seguro algún vagabundo o alguien más usa esta casa de vez en cuando, los dueños verdaderos murieron hace décadas —Respondió el otro chico, quien parecía ser el mayor —Se dice que esta casa está embrujada por el espíritu del dueño, quien mató a toda su familia y luego se suicidó —Este se giró al sentir una presencia detrás de él, pero no logró ver nada.

— ¿Viste algo? —Preguntó el otro, quien miraba con detenimiento los libros y un par de hojas sueltas sobre la mesa.

—Te juro que sentí a alguien detrás de mi —Miró a todas partes mientras el miedo comenzaba a invadir su mente —Creo que era mejor idea mirar los primeros pisos antes de subir al tercero —Murmuró muerto de miedo, causando que su compañero se comenzara a burlar de él.

—Que miedoso eres... —Murmuró para darse vuelta y encarar a su amigo, sin embargo, sus ojos se abrieron como platos mientras comenzaba a temblar y tartamudear, pues una figura grande y demoníaca con grandes dientes estaba detrás de su amigo.

Bálor le sonrió y le saludó divertido, mientras que el otro niño seguía sin percatarse de aquel ser detrás de él —No vas a engañarme esta vez Shawn, ya basta de tus jueguitos —Comentó para seguir su camino, sin embargo, sintió como un líquido baboso caía sobre su hombro, lentamente se dio la vuelta y vio con sus ojos horrorizados como aquél demonio estaba a punto de morderle la cabeza.

Terminaron por soltar un grito y correr hasta las escaleras sin mirar atrás, no obstante, una figura femenina con vestido blanco salía de una habitación, restregando sus ojos con sueño — ¿Qué esta...? —No pudo culminar su frase al sentir como los chicos corrían frente a ella mientras gritaban de miedo, mientras la risa de Bálor se escuchaba por toda la casa, persiguiendo a los jóvenes curiosos que se arrepentían de haber entrado.

— ¿Qué haces ahí parada?, ¡Corre! —Uno de los chicos tomó a Vayne por la muñeca arrastrándola con ellos, causando una gran molestia por parte del demonio quien había dejado de reír.

—Pero si este es mi hogar... —Trató de zafarse del agarre fuerte del chico, pero no lo logró, no quería mostrar su verdadero ser, ya que le avergonzaba un poco estar semidesnuda frente a dos desconocidos.

— ¡Tu hogar está embrujado por un demonio! —Cuando cruzaron la puerta se logró escuchar como un rugido salía del interior de la casa.

Vayne trataba de soltarse y frenar al chico que la tenía del brazo, huyendo por su vida —¡Suéltame!, será peor si me llevas... —Se vio interrumpida al escuchar un grito del chico que iba al frente, este se encontraba atravesado por una mano por todo su pecho, Bálor tenía el corazón palpitante del chico en su mano.

Succubus |Rhea Ripley|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora