XXIV

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El ambiente se volvió tenso y frio, Calista había optado por una actitud defensiva y molesta, dispuesta a reclamarle y cuestionarle a Vayne el porqué estaba en ese bar y saliendo a estas horas si se supone que debía estar durmiendo junto a su hermana, en su mente solo habían pensamientos de que se trataba de una infidelidad, de que salía para tener encuentros casuales y de una sola noche, pues ayer cuando fue a buscar algo de papel higiénico en el baño de Demi, notó que solo su hermana estaba dormida en aquella gran cama y que solo abrazaba una almohada, no quiso decir nada pues pensó que Vayne estaba dando vueltas por fuera de la casa o fumando un cigarrillo al frente, no le dio la importancia que debía y ahora se la había topado cuando fue al mismo bar buscando a su amigo desaparecido acompañada de otras personas.
La había visto ir y venir con un montón de chicos, agarrarles de la mano y bailar de forma muy pegada mientras estaban a escasos centímetros de besarse, repitiendo el mismo proceso una y otra vez, por lo que decidió seguirla para encararla y decirle toda la verdad a Demi, no permitiría que jugara con los sentimientos de su hermana de esa manera.

—Desde que llegaste tenías una actitud arrogante pero jamás pensé que sería capaz de engañar a mi hermana —Intentó apartar el brazo de Vayne para poder respirar mejor, pero parecía que estaba intentando mover un barco con sus manos — ¡Eres una zorra!

Vayne carcajeó acercando su rostro al de aquella mortal, dejando de lado su falsa identidad dejando desconcertada y asustada a Calista al ver como su cabello y ojos pasaban de ser un hermoso color rubio y verde oliva, a ser su usual cabellera negra y sus ojos amarillos brillantes como focos de luz —Bien, seré una zorra pero a Demi no la pienso soltar ni engañar —Le sonrió mostrando sus filosos colmillos de los que aún escurrían sangre —Y si vamos a sacar trapitos de la otra, desde que te vi parecías una puta niña de cinco años, una entrometida que solo quería la atención de su hermana mayor —Hizo un puchero para finalmente explotar a carcajadas frente al rostro atemorizado de la menor — ¿Qué paso?, ¿no que estabas muy molesta o es que la zorra te da miedo?

Una espesa niebla negra emanaba del cuerpo de la súcubo, las luces de las calles y el único foco que había en ese callejón comenzaron a parpadear, Calista temblaba de miedo al borde del llanto al darse cuenta de que la pareja de su hermana no era normal, no era una persona por más que lo aparentaba — ¡Aw!, el gato te comió la lengua —Se burló ante el miedo de aquella australiana, el sentimiento de superioridad solo podía aumentar el ego de la súcubo, recordándole cuando solía pisotear a los mortales y humillarlos antes de matarlos como si de insectos se tratasen.

Si bien los deseos unirla a su lista de víctimas eran grandes, sabía que solo traería desgracia a la vida de Demi, y la única razón por la que no había abierto su pecho a la mitad era por su pareja, aunque eso no impedía jugar un poco con ella y darle un buen susto... —Mátala —Una risa macabra se escuchó detrás de Vayne, las manos de Bálor se posaron en su cintura y dejó reposar su rostro sobre su hombro —Sabes que quieres hacerlo, hazlo —Los llantos de la chica junto a su forcejeo desesperados hicieron que Vayne aflojara el agarre —No tengas piedad, es una perra entrometida, tú misma lo dijiste —Vayne borró su sonrisa y miró al demonio irlandés a su lado.

—Al igual que tú —Gruñó con molestia.

— ¡Calista! —Se escuchó a alguien gritar a lo lejos, rápidamente Bálor llevó su mano hasta la boca de la mencionada evitando que gritara.

—Si vas a matarla hazlo rápido —Murmuró a escasos centímetros de su oído —Así te libras de las pruebas que delaten lo que eres, y Demi seguirá siendo tuya —Vayne cerró los ojos respirando hondo, escuchando como los amigos de la australiana la llamaban y poco a poco se iban acercando a donde estaban ellos.

—No voy a matarla Bálor —Respondió con molestia —Tomó el rostro de Calista forzándola a mirarla a los ojos fijamente por unos segundos —Tú nunca me viste en el bar y tampoco me seguiste, borrarás cada foto que me hayas tomado como "prueba", ¿quedó claro? —La castaña asintió completamente hechizada por la súcubo, sacando inmediatamente su teléfono y borrando todas las fotos comprometedoras que le había enviado a Demi, quien para suerte de Vayne no había visto ninguna —Ahora ve con tus amigos y no le digas nada de lo que pasó —Soltó su agarre y aparató a Finn para que Calista pudiera irse en completo silencio.

Succubus |Rhea Ripley|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora