Succubus |Rhea Ripley|

XVI

El tour había dado por finalizado, Rhea entraba a su camerino agotada por el gran combate que había tenido, que a pesar de no ser televisado y ser más que nada por "diversión" -por decirlo de alguna manera-, debía admitir que había sido muy agotador.

—Hola cariño —Fue recibida con cariño por una sonriente Vayne quien le extendía una toalla y una botella de agua —Estuviste increíble, como siempre —Besó cortamente sus labios para dejar que se secara el sudor con una sonrisa en sus labios.

—Gracias linda, no puedo creer que el tour termine hoy —Suspiró para proceder a tomar agua —Debo agradecerte por hacer de estas dos semanas las mejores —Vayne sonrió sintiendo la mano de su amante tomar la suya con cariño —Y tal como prometí, mañana terminaré con Matthew apenas lo vea... —Siguió hablando y expresando sus sentimientos por Vayne, mientras que esta solo podía sonreír y alegrarse por lo que ya tenía planeado.

Sabía que Matthew y Demi podrían quedar como "amigos", había mucha historia entre ambos y Vayne estaba cansada de la existencia del pelirrojo, si bien matarlo no era una opción que le causara mucho placer, hacerlo parecer un patán ante los ojos de la australiana era más emocionante y excitante para el demonio.

Iba a sacar a Matthew del camino para siempre, y solo podía contar las horas para que sucediera aquel tan anhelado momento, y ella estaría allí para verlo...

—... Y teniendo en cuenta de que estaré unos días por Australia, tal vez puedas escaparte conmigo —Rhea miró a su pareja a la cual sonreía estando arrecostada a su lado —Y así te presentaría a mis padres, si te sientes incómoda podría decir que eres una amiga —Propuso tomando su mano —Para ir más lento, si deseas.

—Me parece un plan perfecto, el problema es que no creo que Stephanie me deje ir, ya sabes... Charlotte y Liv —Hizo una mueca tratando de sonar convincente, realmente no le interesaba conocer la familia de Rhea, tampoco le interesaba viajar a Australia.

Era un desperdicio de tiempo según ella. Eran cosas que para las personas era algo común y normal, pero Vayne no sentía la necesidad de forzarse a socializar más de lo que ya lo hacía, pretender ser agradable con mortales y sonreírles todo el rato mientras hablaban de lo patética que era la vida y viendo las millones de fotos que le tomaban a Rhea siendo bebé conforme iba creciendo y más mierdas del estilo, no era algo que Vayne amara.

Al contrario, le fastidiaba y repudiaba ese tipo de cosas.

—Pero aún así podría intentar preguntarle —Prosiguió, con una sonrisa, encantaría a su jefa en caso de que accediera a dejarla ir —Así que no perdamos la fe —Besó sus labios con una sonrisa.

Si bien Vayne estaba agarrándole cariño a Demi, hacer cosas que para la australiana eran normales para ella eran ridículas, al negar su humanidad se le hacía extraño todo ese tipo de cosas, regalarle cosas a alguien por su cumpleaños, darle rosas y peluches a su pareja solo por un día de febrero que no recordaba cual era, celebrar navidad con arboles ridículamente decorados y canciones que detestaba como el cielo... Eran cosas que le parecían completamente estúpidas e innecesarias y que lo único bueno que podía sacar de allí era salir de caza.

Amaba arruinarle momentos felices a mucha gente, amaba ver como la felicidad pasaba a miedo para luego ver como todo rastro de brillo se desvanecían de los ojos de sus víctimas.

Eran cosas que por nada del mundo cambiaría o dejaría de hacer.

¿Vayne era hipócrita?, probablemente sí, ¿le importaba?, le valía tres naranjas y media, pues debía mantener una imagen seductora y carismática para atrapar a sus presas, aunque significara tener que actuar como ellas, celebrando dichas fechas como si fueran la gran cosa, pues a causa de la gran carencia de empatía, a Vayne solo le importaba una cosa, y era darle felicidad e ilusiones a sus presas, llevándolas al cielo con dulces promesas falsas y vacías, antes de hacerlos sufrir de las maneras más retorcidas posibles.