Succubus |Rhea Ripley|

VIII

La mañana llegó y con eso Demi abrió los ojos apenas escuchó el sonido de su alarma, apagó aquel sonido irritante y dejó el teléfono a un lado, bajó la mirada encontrándose con una cabellera negra desordenada y un cuerpo recostado sobre el suyo, los recuerdos de lo acontecido en la noche anterior, una sonrisa se escapó de sus labios mientras un suspiro salía de sus labios, todavía no podía creer lo que había hecho...

Era como si un pequeño peso de su espalda se iba, ya no tenía que retener sus sentimientos por Vayne, pero si ellas iban a tener algo más que una amistad tendría que ser en secreto, al menos por un tiempo, Demi no se sentía lista del todo para salir del closet, primero quería decirle a sus padres -y con la esperanza de que la aceptaran en lugar de regañarla y pensar que había enloquecido-. Sin embargo estaba pasando por alto un pequeño detalle: Matthew.

Mordió su labio pensando en la manera correcta de cortar con él, podría decirle que podían seguir hablando como amigos, pues él no era mala persona y le gustaba su compañía, solo que la idea de verlo triste por la noticia hacía que se le apretara el corazón, después de todo lo que había insistido por salir con ella, meses de ruegos para que ella al fin aceptara, se irían por la borda cuando la gente se enterara de que Demi lo había dejado por una mujer, más en concreto, aquella que solía trabajar en AEW junto a sus compañeras.

Una sensación sobre su pecho la hizo bajar la mirada, Vayne había despertado y estaba delineando el contorno de su tatuaje en el pecho con su uña, era una sensación agradable y que le encantaba —Buenos días Dem —Saludó.

—Buenos días Vayne —Le sonrió mientras acomodaba ligeramente su cabello.

—Me parece que tendrás que usar el choker más grande que tengas si quieres cubrir esas marcas en tu cuello —Murmuró con una sonrisa coqueta, mirando cómo no solo habían moretones en su cuello, también se encontraban las marcas de sus dientes.

—Y tu tendrás que usar una camisa de cuello alto —Respondió con una sonrisa burlona, admirando las marcas que le había dejado en su cuello, clavículas y hombros.

Una risa salió por sus labios —Al parecer alguien perdió el control en el segundo round —Ronroneó colocándose sobre el cuerpo desnudo y tatuado de la australiana, quien no pudo controlarse ante la tentación y miró sus pechos —Mis ojos están acá arriba cariño —Con su dedo lentamente subió el rostro de Demi, quien terminó por mirar esos ojos avellana en lugar de aquellos pechos.

—No me culpes si los pones enfrente mi —Se excusó con una sonrisa divertida.

Vayne estuvo por acercar su rostro al de Demi, pero alguien tocó la puerta de su habitación —Demi, ¿bajas a entrenar? —Era Gionna.

—Sí, dame treinta minutos y bajo —Respondió sentándose en la cama, mientras que Vayne pasaba sus brazos por su cuello, abrazando a la bicolor bajo de ella.

— ¿Treinta minutos?, ¿tan tarde te levantaste? —Preguntó mientras reía —Te espero en mi habitación entonces para comenzar a entrenar al mismo tiempo.

Los pasos de Gionna alejándose se escucharon, y esa fue la señal para que Vayne, tomando desprevenida a la australiana, movió ligeramente su cadera rozando aquella zona sensible, sacando un gemido de los labios —Creo que le diste bastante tiempo de espera —Murmuró burlona, comenzando a llevar una mano a su clítoris, comenzando a acariciarlo.

—Vayne... —Gimió dejando caer su cabeza.

—Dije que no saldré de tu cabeza hoy —Murmuró comenzando a morder su cuello —Y eso pienso hacer —Otro gemido salió de los labios de la australiana al sentir como los masajes en su clítoris aumentaban de velocidad.