Succubus |Rhea Ripley|

XVII

Finalmente Vayne acompañaba a Demi hasta su hogar, estaban tomadas de las manos mientras la australiana conducía, la pelinegra estaba mirando su teléfono mientras hablaba con alguien mientras que la bicolor solo pensaba en cómo romper con Matthew sin sonar tan cruel con él, porque sí bien ahora estaba más feliz con la súcubo, haberle puesto los cuernos al pelirrojo más de una vez le quedaba como cargo de consciencia, siendo que él le escribía a diario para preguntar como iba y diciéndole lo mucho que la amaba.

Sin duda se sentía culpable en cierta parte por dejarse llevar por la tentación de su maquillista, pero aquel sentimiento de soledad y frustración la tenían cansada, sentía que finalmente se acabaría esa monotonía con el australiano gracias a su novia, que finalmente dejaría de sentirse sola, de no sentirse excitada cuando él la tocaba, simplemente se sentía mejor estando con Vayne.

La tensión de la australiana aumentó al ver el auto de Matthew estacionado al frente, sintió un leve apretón por parte de Vayne quien la miraba con una sonrisa —Todo va a estar bien Dem —Besó sus labios cortamente y soltó su mano para poder acariciar su mejilla —Solo seremos tu y yo cariño, nadie más —Dem sonrió dulcemente, sin saber que Vayne se tomaba muy enserio lo último.

Demi terminó por estacionar su vehículo y ambas bajaron para ir sacando las maletas de la australiana, Vayne iría a su departamento más tarde, primero quería acompañar a su novia por un rato.
La australiana abrió la puerta y fue recibida por sus mascotas, quienes al sentir la presencia de la súcubo no tardaron en gruñirle —Supongo que la aceptación de tus mascotas va a costar más que la de tu familia —Bromeó la súcubo deseando con todo su ser que aquellos canes se alejaran y dejaran de molestarla.

Demi carcajeó suavemente para dejar las maletas a un lado, de la puerta —Realmente se me hace raro que actúen de esa manera —Comentó tomando la mano de la pelinegra y cerró la puerta un poco extrañada —Es raro que Matthew no esté por acá, su auto está afuera —Murmuró adentrándose en su hogar, buscando al pelirrojo con la mirada.

Unos ruidos provenientes de la habitación de Demi captaron la atención de ambas féminas, unos ruidos bastante... Peculiares — ¿Qué estará haciendo? —Murmuró la australiana soltando la mano de su pareja para acercarse a su habitación.

Vayne sonreía ganadora mientras se cruzaba de brazos al ver cómo la australiana abría la puerta topándose con una escena desagradable, Matthew estaba follando en su cama con una acompañante de cabellera rosada —¡Matthew sal de mi puta casa ahora mismo! —Vociferó con rabia mientras que la pelinegra se acercaba para ver la escena.

El pelirrojo se separó de la chica y miró con arrepentimiento a la que antes era su pareja —Demi te juro que puedo explicarte... —Fue interrumpido por Demi.

—No quiero explicaciones, quiero que te vayas, ahora —La chica se vistió tan rápido como una bala y salió de la habitación, guiñándole un ojo a la súcubo cuando pasó por su lado.

—Dem... Por favor perdóname —Imploró mientras terminaba de colocarse sus pantalones.

Vayne tomó el brazo de la australiana con suavidad, acercándose a su oído lentamente, disfrutando del momento —Los dejaré solos para que hablen —Besó su mejilla y se alejó con una sonrisa.

Finalmente había sacado a esa escoria del camino, ya nada podría poner un "pero" en su relación, nada podía molestarlas, nada podía separar a Demi de ella...

—Ya hice mi parte, toca la tuya —La súcubo de pelo rosa extendió su mano esperando la paga con una sonrisa —Por cierto, ¿me hiciste acostarme con él solo para que su pareja lo pille? —Comentó burlesca, a lo que la súcubo la miró con los ojos amarillos como amenaza de que cerrara la boca, no quería que las escucharan y su plan se fuera a la basura —Que perra... Y es por eso que me agradas.