XXVIII

530 24 6
                                        

El rey demonio daba vueltas detrás de la súcubo quien solo lo ignoraba terminando de maquillarse para poder irse a la arena, la semana había pasado volando y ya era viernes por la tarde, a dos horas de que Smackdown diera inicio, Fergal se había enterado de la osadía de Vayne al reunirse con Antón, pues a la súcubo se le había olvidado mencionárselo anteriormente — ¿Estás perdiendo el juicio?, es una locura que hayas hecho eso sin siquiera avisarme —Reclamó Finn, interviniendo mientras lograba obtener el control de la mitad del cuerpo —Pudo haberte pasado algo.

Vayne bufó sin darle tanta importancia al asunto —Solo fue una salida normal, no fue para tanto Finn —Se dio la vuelta y notó como la mitad de su cuerpo estaba convertido en su apariencia demoniaca —Wow... Ese truco es nuevo —Alagó con una sonrisa sarcástica, apoyándose sobre su mesa —De igual forma es un humano, tiene pulso —Se encogió de hombros volviendo a mirarse en el espejo.

—Te recuerdo que hay demonios que son capaces de hacer eso por voluntad propia —Gruñó acercándose lentamente —Tú por ejemplo —Una risa salió de los labios de Vayne, quien negó con la cabeza sutilmente.

—No puedo controlar los latidos a voluntad propia —Acomodó su cabello para darle un poco más de volumen —Incluso pensé que había dejado de funcionar si no fuera por Demi —Un gruñido salió del demonio mientras terminada de acercarse a su anatomía.

— ¿Qué quieres decir con eso? —Vayne bufó poniendo sus ojos en blanco.

—Que lo que siento por ella es verdadero, ¿Entiendes ahora o tengo que explicarlo con dibujos? —Se burló con una gran sonrisa en su rostro —Es mi novia después de todo Finn, y no puedes hacer nada al respecto —Le guiñó el ojo sin temor a tener a un demonio tan poderoso frente a ella.

—Me hablas como si fuera un inferior a ti —Finn pasó a tener posesión total del cuerpo tomando a Vayne del cuello, quien no tardó en intentar apartar de manera inútil sus manos de su cuello —Y creo que no sería agradable para los dos tener que recordarte que no soy un simple demonio y ya —El agarre comenzó a volverse más fuerte logrando ahogar a la súcubo quien comenzaba a rasguñar su rostro —Hay jerarquías que no puedes romper tan fácil Vayne, yo soy más fuerte que tú —Soltó su agarre dejando respirar completamente bien a la súcubo, Fergal volvió a tomar el control del cuerpo y se acercó con preocupación a la súcubo — ¿Estás bien? —Vayne asintió respirando profundamente, pasando una mano por la piel de su cuello que había adquirido una tonalidad rojiza.

—Solo se le rompió el ego, nada fuera de lo normal viniendo de Bálor —Intentó bromear ante la situación retomando su compostura —En fin, creo que tendré que usar algo para cubrir esto —Murmuró viendo que las marcas en su cuello no desaparecerían en un par de horas.

—Lo siento, no debí confiar en él —La súcubo pudo notar la pena en la mirada de Fergal, quien se cruzó de brazos manteniendo la distancia para no molestarle —En fin, solo... Trata de no acercarte a Antón, no conocemos sus intensiones por más humano que parezca, es extraño que aparezca de la nada y no conforme se vea idéntico a Gabriel —Le sonrió levemente bajo la mirada de la súcubo.

—Está bien, si eso hace que dejes de parecer una abuela intensa —Bufó caminando hasta su gran closet, cambiaría su tan preciado top con escote por una blusa de cuello de tortuga. Detestaba la ropa que cubría su cuerpo por completo pero no le quedaba más opción —Como sea, nos vemos... —al girarse para ver a Fergal este ya se había marchado —Hombres... —Comenzó a quitarse su top y arrojarlo a alguna parte de su habitación para proceder a colocarse aquella blusa.

—Ya que estamos medianamente bien —Escuchó la voz del irlandés a sus espaldas, se dio la vuelta con aquella blusa aún en sus manos, Fergal había vuelto y entre sus manos sostenía aquel murciélago de felpa que le había regalado hace bastantes años, levantando la mirada de aquel viejo regalo para percatarse de que traía solamente su sujetador —Lo siento, no pensé que te cambiarías tan rápido —Se dio media vuelta dándole algo de privacidad a la súcubo, quien no dudo en estallar en carcajadas ante la reacción del demonio.

Succubus |Rhea Ripley|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora