Succubus |Rhea Ripley|

IV

El lunes llegó con rapidez, Demi no pudo hablar en todo el fin de semana con Matthew, lo cual la hacía sentir algo sola, teniendo que verlo solamente por televisión, no quería ser pesimista, porque amaba a Matthew, pero la poca comunicación entre ambos estaba comenzando a cansarle, se había acostumbrado a dormir abrazada y sentir el calor de su novio, que ahora no podía evitar sentir una gran soledad en aquella casa.

Caminaba hasta la entrada del estadio mientras escuchaba música con sus audífonos, iba directo a su camerino con la esperanza de poder hablar con Matthew para hablar de su relación, entendía que ambos tenían que hacer shows semanales -incluso la próxima semana estarían de tour- pero sentía que debían hablar del futuro de su relación.

Una vez llegó a su camerino, dejó su bolso en el sillón y se dejó caer en este, tomó su teléfono y buscó el contacto de Matthew y decidió hacer la llamada, esperó unos segundos en espera, sin embargo no contestó la primera vez, volvió a llamar y para suerte de la australiana, este contesto — ¡Amor!, ¿qué tal tu día? —Preguntó el pelirrojo con una sonrisa, que inmediatamente contagió a su novia.

—Todo bien cariño, ¿tu como andas? —Preguntó mientras pensaba en la manera correcta para poder hacerle la pregunta.

—Genial, ahora estaba por ir a entrenar, esta semana estoy full, tengo varios shows pero el sábado estaré completamente disponible para ti —Los ojos grises de Demi comenzaron a brillar, pues esa noticia le alegraba bastante.

— ¿Enserio? —Mat asintió con una sonrisa —Eso es fantástico, la casa es horrible cuando estoy sola, todo es silencioso y esta comenzando a estresarme —El pelirrojo chasqueó la lengua e hizo una mueca.

—Espero que pronto podamos estar más tiempo juntos cariño, no creas que yo no te extraño —Logró hacerla reír, y la verdad, decidió no hacer la pregunta, sintió confianza en su pareja y pensó en que solo estaba exagerando.

Continuaron hablando por unos minutos, casi llegando a la hora de llamada, no obstante Mat ya iba tarde al entrenamiento y tuvo que colgar.

Aquella llamada la había hecho sentir más tranquila, suspiró con una sonrisa de enamorada mientras que no podía evitar pensar en la felicidad de volver a verlo.

Su puerta fue tocada con suavidad, dejó caer su teléfono en el mueble para ponerse de pie y abrir la puerta, topándose con una familiar cabellera negra recogida en una cola de caballo y unos lentes de sol que ocultaban los ojos avellana de Vayne —Hola Demi —Saludó con una sonrisa, la australiana la dejó pasar devolviéndole el gesto.

—Hola Vayne —Una vez cerró la puerta se dio la vuelta para ver a su maquillista — ¿Tengo el honor de ser la primera a quien vas a maquillar? —Preguntó al ver cómo dejaba sus cosas en la peinadora junto al maquillaje de Demi.

—Sip, ya que eres la que llegó primero y pues, aprovecho para justificar mi victoria gracias a la gravedad —Bromeó sobre la noche del viernes y aquella apuesta en el boliche.

Demi carcajeó mientras se acercaba y se sentaba en la silla lista para que Vayne comenzará con su trabajo — ¿Es enserio? —Miró divertida a la morena quien se quitaba sus lentes y los colocaba sobre su cabeza.

—Muy enserio, leí libros de física con tal de justificarte de que gané dignamente y que no controlo el aire —Comenzó a aplicar la base por la suave piel de la australiana, quien trataba de aguantar la risa ante la broma de su amiga.

—No creo que haga falta, acepto la derrota ante ti —Vayne sonrió divertida ante la situación —Aunque eso signifique que tengo que dejar de hacer cualquier cosa para cuando me estés pidiendo un favor.

—Con tantos libros de física que leí había olvidado por completo lo de la apuesta, gracias por recordármelo Dem —Vayne se alejó para buscar el polvo en lo que Demi golpeaba su frente y reía por la situación.