Miré el hotel que se cernía delante de mí con el leve presentimiento de que nada iba a salir bien. Pero yo nunca me rendía frente al desafío que me ponía el destino, así que entré, seguida por mis guardaespaldas y cuando la recepción me dio la llave de la habitación en la que estaba Zack, esperé encontrar muchas cosas terribles. Entre ellas, el cadáver del mismo Zack.
Fue una decepcionante sorpresa encontrarme con él en la habitación.
Ladeé mi cabeza, mirándolo sentado en un sofá mientras bebía vino de una copa. Me fijé en la botella abierta, que ya iba por la mitad y fruncí mi ceño ligeramente. ¿Cuánto tiempo había estado bebiendo?
Su rostro se iluminó cuando me vio.
—Viniste —dijo, muy sorprendido.
Observé detenidamente la habitación en busca de alguna cámara, pero no había nada. Sus motivos para citarme en esa habitación eran un misterio. Teniendo en cuenta nuestro pasado, debería haber sabido mejor que nunca sucedería nada entre nosotros.
—Me dijiste que era una emergencia. —Estreché mis ojos—. ¿Por qué estoy aquí, Zack? Creí que había sido más que clara en nuestro pasado.
Eso lo hizo sonreír, pero por primera vez no llegó a sus ojos. Me di cuenta que tenía ojeras demasiado notables y sus pupilas estaban dilatadas.
Bien, iba a tratar con Zack McCain ebrio. Simplemente fantástico.
Me giré hacia mis hombres y les pedí que esperaran afuera. Ellos revisaron la habitación y luego obedecieron.
Zack se puso de pie. Puse mucha atención en su caminado, que indicaba bien lo mal que lo estaba llevando.
—Por favor, Arienne, siéntate, cariño —pidió, señalando su antiguo asiento. Como no quería discutir con él, me senté. Siguió teniendo esa sonrisa extraña en el rostro y fruncí mis labios—. ¿Vino?
Negué con la cabeza.
—Oh, pero lo vas a necesitar —aseguró. Puse los ojos en blanco.
—Zack, dime qué quieres o me iré —advertí, molesta.
Él frunció sus labios y se sirvió más vino. Luego, como si olvidara mis palabras, me sirvió en otra copa y me la extendió. La agarré de mala gana, pero no bebí. Él sí. Incluso me guiñó un ojo.
—Zack —insistí.
—Está bien. Está bien. —Suspiró—. Es... te daré las acciones —dijo y arqueé una ceja.
—A cambio de una cita, ¿no? ¿Podemos considerar esto como una cita?
Negó con la cabeza.
—Te las daré si aceptas ser mi amante.
Me eché a reír, sin poder creer que me dijera aquello.
—Eso es incluso peor que lo anterior. —Me puse de pie—. ¿Cuánto has bebido, Zack? Parece que has olvidado lo que te dije hace años.
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Destrucción
Action«¿Inocencia? Lamento decepcionarte, pero jamás la he tenido.» Libro #3 de la serie "Traidores" Melissa Matheson, única heredera del patrimonio Matheson, una familia inglesa perteneciente a la famosa organización criminal, el Círculo de Sangre. Ah...