«¿Inocencia? Lamento decepcionarte, pero jamás la he tenido.»
Libro #3 de la serie "Traidores"
Melissa Matheson, única heredera del patrimonio Matheson, una familia inglesa perteneciente a la famosa organización criminal, el Círculo de Sangre.
Ah...
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El agua fría golpeó mi cara y abrí los ojos, encontrándome con el rostro preocupado de Lionetta. Parpadeé varias veces, tratando de adaptarme a la luz y la realidad.
—Despertaste —dijo aliviada, pero retrocedió y se sentó en el suelo, abrazando sus rodillas.
Me incorporé en mi lugar, dándome cuenta que estaba en la cama todavía, pero ella me había bañado con una taza de agua.
La miré, confundida.
—¿Qué pasó?
No me miró.
—Estabas teniendo una pesadilla.
Estreché mis ojos.
—¿Estás bien?
Fue a asentir, pero luego negó y suspiró, abrazándose con más fuerza.
—Gritaste. Gritaste muy feo. Nunca lo haces.
Tragué saliva, recordando la razón de mi grito. Todavía podía sentir las garras en mis pies.
—Fue una pesadilla horrible —murmuré.
Ella tragó saliva.
—No estabas dormida —susurró.
La miré con alarma.
—¿De qué estás hablando?
—Tus ojos estaban abiertos, pero luego... —Se aclaró la garganta y se puso de pie—. No importa, no me hagas caso. Desde que empecé a leer ese estúpido libro he sufrido un montón de cosas extrañas. Debería quemarlo.
Me puse de pie también.
—¿Qué libro?
Ladeó su cabeza.
—El libro de Leah.
La miré con sorpresa.
—¿De dónde sacaste ese libro? Estaba en la mansión Lawrence.
—Ellie me lo envió, dijo que tenía mi nombre en la primera página y sólo me lo envió. Su madre se lo dio antes de que escaparan.
Fruncí mi ceño.
—¿De qué se trata el libro que piensas que te ha hecho ver cosas extrañas?
Se encogió de hombros.
—Es un libro de hechizos —respondió—. Al principio me pareció super inofensivo, contaba historias de personas y luego daba un hechizo. Así como uno de buena suerte, uno para los pies apestosos... —Me miró con inquietud—, pero mientras más avanzaba, me di cuenta que en realidad no hay mucho inofensivo.
—¿Qué viste?
—Sacrificios de personas, Melissa. De bebés. Es horrible. —Negó con la cabeza y se estremeció—. No sé porque Leah lo leyó tanto. Quiero decir, sí, hay historias muy interesantes, pero cada vez que leo una nueva página, me siento... siento que quiero intentarlo, ¿sabes? Algo me dice que lo haga.
