Las voces y el movimiento de personas era un caos completo mientras yo me limitaba a abrazar a Ellie, que no dejaba de temblar en mis brazos, haciéndome enfurecer cada vez más.
Nos habían sacado de la mansión con explosivos, y aunque habíamos defendido, Alistair decidió no poner en más peligro a su familia y a su gente. Tuvimos que salir.
Ellie se había encontrado con un hombre cuando huía, y nuevamente la habían golpeado. Porque ella se negó a pelear.
Entendía su pensamiento. Ella sabía lo que la adrenalina y el tic de supervivencia te hacía. Dejabas tu moral por el piso y sólo pensabas en defenderte, aunque eso significara matar. Y ella no quería matar.
La encontré siendo arrastrada por el tipo, y en mi molestia, olvidé que ella estaba ahí. Le causé una muerte lenta y dolorosa. Frente a ella.
Me costó hacerla entrar en razón para que corriera, pero Alistair fue por nosotras y la cargó sobre su hombro, pidiéndole que mantuviera los ojos cerrados, cosa que ella entendió y obedeció de inmediato.
Nunca había matado a tantas personas al mismo tiempo. Lo que había ocurrido en la mansión podría haber sido nuestra última pelea. Era un ataque feroz, hecho para acabar de una buena vez con nosotros.
Y casi lo consiguen.
Eché una mirada nerviosa al hombre que había recibido una bala por mí.
Estaba sentado con los ojos cerrados y la cabeza echada hacia atrás mientras le vendaban la herida y se tragaba una botella de coñac.
—¿Crees que estará bien? —susurró Ellie.
—Siempre he creído que es invencible —dije.
—Bueno, ya vimos que no es verdad —insistió.
Hice una mueca.
Alistair McKenzie era un hombre fuerte, resumaba poder cuando estaba peleando y matando a sus enemigos, pero también me había tocado observar su caída en primera fila.
Estaba en medio del fuego y me distraje un segundo. Un segundo que casi me costó la vida. La bala iba directo a mi cabeza, pero él se metió y con su altura perforó su pecho. Lo vi tambalearse hacia atrás y por un segundo entré en pánico. Todo fue demasiado rápido. Demasiado intenso.
Gritó a sus hombres que me sacaran de ahí y ni siquiera discutí. Me arrastraron a una camioneta mientras él seguía disparando con sus hombres para limpiar el lugar y poder salir de ahí sin que nos dispararan en las llantas o la bomba de gasolina.
Cuando se detuvieron, él por fin se dejó caer. Sus hombres lo levantaron y lo arrastraron al auto. Empezaron a ladrar órdenes los unos a los otros, haciendo todo lo posible para que él no perdiera el conocimiento por completo y un doctor lo atendiera de inmediato.
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Destrucción
Action«¿Inocencia? Lamento decepcionarte, pero jamás la he tenido.» Libro #3 de la serie "Traidores" Melissa Matheson, única heredera del patrimonio Matheson, una familia inglesa perteneciente a la famosa organización criminal, el Círculo de Sangre. Ah...