12: Corazón retumbante.

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Nunca me había cuestionado si era realmente necesario nombrar a aquella criatura con algo tan banal como un apodo, o algo similar

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Nunca me había cuestionado si era realmente necesario nombrar a aquella criatura con algo tan banal como un apodo, o algo similar.

Para mí, él no necesitaba de palabrerías que ni siquiera entendía, y tal vez para nuestra interacción también estaba de sobra.

Pero en el mundo humano, sí debía identificarse, porque según Steven, él era uno de cientos de ejemplares, así que no podía ser simplemente un tritón.

"A - X - L", fue el nombre determinado que pusieron para la investigación, así que decidieron llamarlo así: Axl.

Claro, eso a la criatura no le importaba en lo absoluto, y jamás respondió al sonido que conseguía la pronunciación; pero al menos en el campo laboral, dejó de ser solo uno más del montón.

Eso me desagradó, porque si los ojos de los investigadores se habían posado en él,  no era porque lo consideraran una maravilla de la naturaleza, sino todo lo contrario.

El último día en que el equipo ayudó a la investigación, usaron un instrumento grande para tomarle los signos vitales, y de paso, estudiar más sobre sus pulsaciones y los sonidos de su respiración, que parecía ser uno de los factores por descubrir más enigmáticos para Steven.

Fue la única ocasión en que metieron al tritón al barco, arrastrándolo por la superficie de madera, mientras él arañaba el piso con sus garras, en un completo desespero por resistirse a su sometimiento.

Lanzaba inútiles chillidos y siseos, que no hacían más que estresar a Steven, quien casi estuvo dispuesto a soltarle una patada en el tórax, con tal de callarlo.

—Por favor, ya cállate —Steven llevó sus manos a sus sienes, agachándose en cuclillas para estar más cerca del tritón—. ¿Quieres sufrir de verdad?, ¿eso es lo que quieres?

Duff tiró de la cadena en la cintura de la criatura, y en respuesta, soltó otro quejido perturbado.

—Ya déjenlo —me acerqué a Duff para quitarle la cadena—. ¿Cómo esperan que no se queje si lo están lastimando?

El pobre tritón se sacudía de vez en cuando; tal vez, esperanzado de librarse del cinturón de hierro que se aferraba a sus costillas.

—¿Y cómo esperas que lo llevemos, Izzy?, ¿caminando? —Steven frunció el ceño.

Duff soltó una pequeña risa, que disimuló con una tos, cuando los demás voltearon a verlo.

—No es necesario ser tan agresivos —entrecerré los ojos, agachándome al mismo nivel de Steven—. Si supieran tratar con él, todo sería más fácil.

Tomé cuidadosamente a la criatura por los hombros, y al principio se resistió al agarre.

Me miró a los ojos, mientras sus cejas estaban ligeramente anguladas hacia abajo.
No me siseó, pero sí frunció el ceño para mostrarme sus dientes, y parte de su delgada lengua puntiaguda.

Debajo del aguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora