Axl estuvo atado algunos días, y sé que fue cruel, pero quería demostrarle que lo que hizo al atacarme, era un mal comportamiento. Y claro que él no lo entendió, porque a sus ojos, yo era el villano que lo torturaba.
Tenía algo de razón, pues castigarlo tampoco ayudaría en nada, después de todo, él no cambiaría un instinto de milenios, por un rato amarrado a una cama.
Recuerdo que chillaba para que lo soltara, y al prestarle atención, me miraba con esos ojos misericordiosos, que me estrechaban el alma por enunciarme que sufría.
Sí, sé que fui cruel, pero, ¿cómo podría saber en ese entonces que él solo estaba en celo?
Nunca antes vi a nada similar a su especie, y sus procesos de reproducción no era como el de los humanos, pero tampoco como el de los peces, puesto que el tritón era un mamífero, que fecundaba el óvulo maduro al friccionar sus testículos con la vagina de las "sirenas".Lo aprendí por medio de la experimentación, porque nunca lo vi interactuar con otro de su especie.
En el tiempo que lo tuve encadenado, quise saber qué lo atormentaba tanto, porque aún se quejaba, y dentro de su escasa libertad, seguía arrastrándose por el piso, empujando su aleta de arriba a abajo, con tal desespero, que hacía rechinar la madera.
Me daba miedo creer que le dolía algo, y que su problema era a nivel interno, porque no tenía ninguna herida en el exterior.
Fue hasta que lo vi sollozante, como si ya no pudiese más con su martirio, que me acerqué desesperado, deseoso de tranquilizarlo.
Me agaché frente a él para quedar a su altura, y miré cada rincón de su piel y sus escamas, en busca de alguna anomalía, pero lucía normal.
Quizá la primera señal fue el aroma dulce que desprendió por esa temporada.
Era delicioso, pero me negaba a admitirlo, porque era raro tan solo pensarlo.Aún es raro.
Me miró de nuevo, con esa suplica, y ronroneó como señal para que me acercara.
Al final lo hice, porque estaba convencido de que él sufría por algo serio.
La solución, era más simple de lo que podría imaginar.Me senté a su lado, con la intención de consolarlo en su dolor incomprensible.
Axl se deslizó por el respaldo de la cama, hasta quedar semi acostado en el suelo.
Chilló una vez más, cerrando sus ojos y frunciendo la nariz.
Acerqué una mano a su hombro, y lo acaricié en círculos, con la yema de los dedos.
En otra circunstancia, eso lo habría hecho ronronear, pero en ese momento, se arrastró por el suelo, hasta posarse frente a mí, sentándose con su cola doblada hacia atrás.
Me miró, y esas pupilas achatadas se expandieron durante unos segundos.
Era hermoso.
Pareció analizarme, mirándome de arriba a abajo.
Estoy seguro de que estaba asegurando terreno antes de probar suerte.
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Debajo del agua
Hayran KurguCuando un biólogo marino llega a su primera expedición en el mar Ártico, descubre a un joven tritón que se convierte en su descenso a la locura. Dicen que el amor no siempre es racional, pero ¿qué tan correcto es enamorarse de una bestia?