ꦼ ˔˙• 10 °․• ☭

261 35 4
                                    

Dos semanas yendo sin falta a la casa del pelirosa y todo era incómodo para él porque recordaba lo que pasó esa noche cuando se supone que debía estar cuidando de él, cosa que el otro notó pero solo se centraba en explicarle lo que debía pero seguía evadiendolo ahora más que antes verlo a los ojos.

Por lo que sospecho que estaba en lo cierto.

— Muy bien, haz tenido un gran avance a decir verdad.— le felicita, guardando un libro.

— Si, la señora Jeon adelantó la fecha para la semana que viene porque el viejito cascarrabias no puede darme más tiempo.— comenta.

El pelirosa asintió con una mirada calmada, se giró para verlo y peinó sus cabellos antes de hablar.

— Entonces... Para mañana debería explicarte la última parte para que sepas más o menos lo que-..

— Sunoo..— le interrumpe.

— ¿Si?

Rascó su nuca con una mueca levemente torcida, suspiró rendido para verlo con una mirada seria que seguramente asustó al chico.

— La noche en que te quedaste en mi casa.. ¿No pasó algo?— ladeó levemente su cabeza.

Vio como el chico fue perdiendo el tono natural de su piel, apartó su mirada y negó con algo de torpeza.

— ¿Porque lo preguntas?

— ¿Estás seguro?

— Ni-ki, estaba demasiado borracho como para recordarlo.— murmuró entre dientes, sonriendo de manera forzada.

Entrecerró sus ojos para verlo no muy convencido porque recuerda haber visto marcas en su cuello las cuales trataba de esconder.

— ¡¿Qué?!— pregunta ya harto de su mirada insistente.

— No, nada.— niega— Solo creí que serías honesto.

— ¿Honesto? ¿Quieres que diga que-..

— Admite que tuvimos sexo, Sunoo.

La mente del más bajo comenzó a dar vueltas y vueltas en ese momento, se sentía como si le hubieran lanzado un balde de agua helada con trozos de hielo.

Ni-ki por su parte supo que había acertado al verlo perdido, soltó un bufido, recogió su mochila y salió del cuarto, antes dando un fuerte portazo. Cuando llegó abajo, se encontró con los otros tres integrantes de la familia llegando a la casa.

— ¡Ni-ki!— Sunhee se acercó hasta él y le dió un cálido abrazo que lo dejó tieso como piedra.

— Que bueno verte de nuevo.

— ¿Y Sunoo? Qué maleducado, debió acompañarte hasta aquí por lo menos.— recalcó la mujer— ¿Ya te vas?

— Espera a cenar.— le ofrece la chica.

— Si, compre demasiada comida rápida y mis hijos no comen tanto. Solo lo necesario.

No sabía que decir, se sentía abrumado ante tanta atención porque lo único que quería es huir de allí para no tener que ver al pelirosa hasta el día siguiente y con suerte, pero tampoco quería quedar mal con los Kim al despreciar su invitación. Además, su mamá llegaría de nuevo a la cuidad en una semana más.

Por eso aceptó quedarse, estando en paz por el momento hasta que Daehyun llamó a su hijo para que bajara a comer.

— ¡Kim Sunoo! ¡La comida se va a enfriar!

No tengo hambre, mamá.

— Pero este muchachito..— apretó los dientes, levantándose para rato después traerlo a rastras— A comer, no seas maleducado por que tenemos un invitado.— recalca con una sonrisa ladina.

𝐇𝐞 『ˢᵘⁿᵏⁱ』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora