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Quizás fue un error haber ido a esa jodida reunió familiar el fin de semana pasado él solito por que solo se peleó con uno de sus primos y con el otro también pero a golpes como lo hacía desde que era un niño ¿Qué es lo peor? Qué eso solo lo hizo sentirse jodidamente bien y ahora sentía que tenía alitas y eso fue suficiente como para que los regaños de sus padres no le importarán demasiado.

¿Ni-ki? Solo rió ese día jueves cuando lo fue a buscar para ir a la universidad juntos pero mientras se arreglaba, Daehyun se molestó en contarle con todo y pena lo ocurrido pero admitió que también le dió risa el ver cómo su sobrino de veintisiete años regresaba hecho un mar de lágrimas por que su hijo le cayó a putazos.

Entonces Ni-ki le prometió, que el próximo año iría con ellos para evitar que Sunoo se matará con alguien de nuevo y también porque quería conocer a la cuerda de criticones –dicho por el pelirosa– que eran sus familiares.

— ¡Mamá! Deja de avergonzarme.— murmuró entre dientes una vez bajó ya listo, tirando del brazo de Ni-ki para sacarlo de allí.

— Ya, solo le contaba el drama familiar.

— ¿Humillando a tu hijo favorito?

— Lo siento, cariño. Cuando tú y tu hermana nacieron, acordamos entre tu padre y yo que íbamos a quererlos por igual pero que él lo haría un poquito más contigo y yo con ella.

— Ah, okey.— dijo, pretendiendo estar lastimado pero solo le mostró sus dos dedos índice y pulgar juntos en un círculo, fingiendo estar de acuerdo— Nos vemos luego, mami. ¡Ni-ki! Despídete de mi mamá y tu suegra también.— golpeó el hombro del mencionado para ir a paso rápido hasta la salida.

— Adiós, señora Kim.

— Adiós, yerno. Cuida bien de mi niño y no se pasen de manos en público.— dijo con un atisbo de gracia que los hizo reír a los dos y entonces el chico se fue.

En cuanto salió afuera, Sunoo tiró de su brazo para llevarlo rápidamente de ahí pero él seguía riendo al recordar las idioteces de su novio.

— Sigue riéndote de mi y a la próxima serás tú quien va a tener un vibrador en el culo.— le amenaza, caminando raro.

— Ya, bebé.— lo abrazó por sus hombros— Admite que te gusta.

— ¿Luchar contra una erección? Métete esta mierda por donde sabes que te cabe.

— Más tarde me haré cargo de tí, ¿Si?— dijo en un susurro, besando su mejilla.

Pero una vez se subieron al autobús, el pelirosa aprovechó que el asiento de atrás estaba solo y se inclinó para susurrarle cosas subidas de tono al japonés en su oído porque él solo no podía cargar con el peso que llevaba de más en él.

Cuando se bajaron, hizo su mayor esfuerzo por luchar contra su cordura y no pensar demasiado en eso que rozaba su culo con cada paso que daba y para completar, Ni-ki no llevó su auto ese día pero él sabía mejor que nadie que lo hizo apropósito solo para torturarlo. El rubio se bajó cubriendo su entrepierna con una carpeta que por suerte siempre llevaba consigo en el bolso, haciendo reír al más bajo ya que era el único que conocía su situación.

— Te veo luego, Nini~ dijo con un falso tono inocente, depositando un sonoro beso en sus labios una vez llegó a su aula de clase.

— Maldita sea contigo, Kim Sunoo.— murmuró entre dientes, a lo cual el chico dejó un pequeño pellizco en su delgada mejilla para irse adentro.

A la hora del descanso, los dos se encontraron en un cubículo para resolver sus asuntos pendientes y Sunoo se sintió más libre pero agotado a la hora de su próxima clase pero por suerte, está pasó con rapidez y él ya se encontraba caminando junto al japonés, tomando sus manos mientras hablaban de las clases que tuvieron ese día y Ni-ki le decía que quería hacerse un piercing.

𝐇𝐞 『ˢᵘⁿᵏⁱ』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora