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El chapoteo húmedo constante de la boca del pelirosa eran los ruidos que generaba su saliva al mover su boca al tener la venosa erección del otro, la cual chupaba con esmero a la par que se masturbaba con su mano libre mientras que con la otra acariciaba los testículos tensos de su novio, quien sujetaba mechones de su cabello para tirar de estos con brusquedad.

Tal vez no era el mejor momento porque estaban en un salón abandonado pero el japonés solo se acercó hasta él, lo llevo a ese lugar y solo lo besó con brusquedad y terminaron en la situación en la que estaban actualmente.

Con el más bajo tragándose su pene.

— Mierda.— maldijo entre dientes, empujando su pelvis hacia la boca del rubio, quien lo miraba desde su lugar con sus ojitos un poco cristalizados a la par que dejaba escapar sus gemidos ahogados apenas audibles— Vamos, sigue así.— su voz estaba más oscura de lo que normalmente estaría en una situación así.

Luego hablarían quizás porque a parecer de Sunoo, algo le pasaba y estaba evitando decírselo.

Sacó el miembro ya ensalivado del chico de su boca para tomar la base con su mano, dejando largas lamidas para volver a meterlo hasta la mitad porque si volvía a lo de antes, sentía que se ahogaría por lo brusco que estaba siendo. Succionó la punta ya goteante en su boca, ladeó levemente su cabeza para comenzar a bombear su longitud, alzando su rostro para encontrarse con el rostro sudado de Ni-ki antes de que se corriera en un gemido bajo, tirando de sus cabellos para que se tragara su esencia, lo cual hizo gustoso y se corrió a la vez.

— Te amo.— le dijo en un susurro, ayudándolo a ponerse de pie y quitando el sucio del polvo en sus rodillas para luego subir el cierre de su pantalón, dándole un beso lento.

— ¿Todo bien?

Asintió con detenimiento, como si estuviera dudando de su respuesta por un breve momento.

— Si, ¿Estás libre en la tarde?— pregunta, ladeando la cabeza levemente— Quería sabes si te podías quedar conmigo el fin de semana.

— Le preguntaré a mis padres a ver qué opinan pero... ¿Seguro que estás bien?

— Si, Sunnie.— entrelazó sus manos para caminar hasta el patio de la universidad.

Lo llevaría a casa para preguntarle a los Kim si podían pasar el fin de semana juntos.

Había estado teniendo algo de estrés últimamente, su padre volvería de un viaje de negocios y eso era extraño porque él ya había venido hace dos meses... Sospechoso y sabía que vendría para exigirle en algo o a regañarlo por tener un puntito menos en algo. Por eso quería pasar unos días con Sunoo, sentía que iba a terminar con los ánimos por los suelos una vez su padre se fuera.

Se despidió de su bonito novio una vez lo acompañó a su hogar y los padres del chico les permitieron pasar unos días en su casa.

Si fuera por ellos, no pedirían permiso para algo así y que a Sunoo poco le importaría ganarse un regaño pero quería hacer las cosas bien por ambos, tenía la aceptación de los Kim y no quería dañar eso por culpa de sus pensamientos egoístas.

Se quedó algo confundido al ver un auto conocido estar estacionado afuera de la casa ¿Pero qué rayos? Se supone que llegarían más tarde y le darían tiempo para pedir algo para la cena pero sus padres estaban en la sala de estar en el momento en que entró.

Suspiró con pesadez, dejando sus zapatos a un lado al igual que su mochila, se dirigió a saludarlos una vez llenó un vaso de agua para él y entonces su padre lo miró con seriedad, cosa que lo dejó un poco halado ya que eso pasaba cuando quería darle a entender que la había cagado.

𝐇𝐞 『ˢᵘⁿᵏⁱ』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora