Capítulo 14;

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Capítulo 14.


Tres horas tenían deambulando por el centro comercial en busca de cosas para la fiesta que harían. Solo faltaban dos días para que sus padres se fueran, y debido a tantas cosas, habían olvidado su compromiso con la fiesta. Después de lo sucedido con Jungwoo, habían decidido tomar cartas sobre el asunto a su manera.

Yunho les había dicho que tenía algo en mente, que le dieran un poco de tiempo. Por lo tanto, Wooyoung había argumentado que no podían dejarse intimidar, y ahí estaban, sentados en una mesa comiendo hamburguesas, él y San, como si fueran los amigos más grandes del mundo. Patrañas.

Comían en silencio, que solo era interrumpido por algunos quejidos que soltaba Joohyun, quien se había negado rotundamente a quedarse en casa mientras ellos iban a comprar. Sin embargo, la mayoría de las veces era ignorada de sobremanera.

San se centró en observar de manera burlona a Joohyun, quien miraba de forma embobada y enamorada a un distraído Wooyoung. La situación le hizo gracia, lo miraba como si fuera la única estrella en el firmamento, con devoción y dulzura. Como estúpida.

¿Cómo alguien podría enamorarse del idiota?, pensó con confusión.

Lo miró. Era alto y con un cuerpo atlético, tenía un cabello pelinegro y unos ojos oscuros que no eran nada fuera de lo común. Sin embargo, Wooyoung era, físicamente hablando, un buen partido. Para San, ser un buen partido no iba solo en lo físico, se necesitaba inteligencia, y no esa en la cual memorizas libros y libros sin control, no, se necesita una inteligencia capaz de romper fronteras. Y valentía, amor y muchas cosas más que él no tenía.

O tal vez sí. Pero no le importaba. No a él.

Tomó un sorbo de su soda, observando con interés los hielos flotando en la superficie, y una idea le cruzó la mente. Sacó un hielo, y con una excelente puntería, lo estampó en la frente de Joohyun, quien inmediatamente dejó de mirar a Wooyoung como una acosadora extrema.

San dejó escapar una risita.

—¿Qué mierda te pasa? —exclamó llevando una de sus delgadas manos a su frente, donde se había formado una graciosa mancha roja.

—Estabas como idiota mirando a Wooyoung, no quería que se te cayera la baba, cariño —sonrió con burla.

—¿Celoso, acaso?

Una carcajada brotó de los delgados labios del pelinegro.

—Jamás.

Wooyoung los miró, pero no comentó nada sobre el incidente con el hielo, solo se limitó a encogerse de hombros.

Después de terminar de comer y pagar lo consumido, retomaron su búsqueda, iban de tienda en tienda, comprando cosas para hacer una excelente fiesta. Todo iba tranquilo y en armoniosa paz, y por un segundo, San olvidó que alguien los quería muertos.

Joohyun había escogido un vestido color ciruela, totalmente ajustado y Wooyoung no iba a comprar ropa, por lo que ambos se limitaban a seguir a San en busca de un atuendo para la fiesta; se sentía incómodo, normalmente cuando compraba ropa, le gustaba tener opiniones, ya que por sí mismo no lograba escoger, era muy indeciso al momento de comprar ropa.

Entró al vestidor de la sexta tienda que visitaban, cargando en sus delgados brazos tres atuendos diferentes. El primero que se probó fue un pantalón suelto y una camisa de tonos azules. Se miró al espejo, inspeccionando su aspecto y de forma inmediata lo descartó.

El segundo que se probó, era un atuendo todo negro y realmente se le veía bien. Pero se veía muy sofisticado con su diseño recto para una fiesta como esa, así que, con mucha pena, lo dejó en el olvido. El tercero fue un jean negro ajustado a sus piernas y un crop top amarrado al cuello de color rojo vino. Le encantaba. Sin embargo, necesitaba una maldita opinión.

Cosas Malas; woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora