Capítulo 18;

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Capítulo 18.


Lunes, 8 de octubre.

La mañana no había comenzado de la mejor manera para San, pues parecía que desde que abrió los ojos todo estaba destinado a salir mal para él. Se resbaló en la ducha causando que se golpeara tontamente la frente, derramó café sobre el pantalón que había decidido usar ese día y todo eso antes de las 6:30 am. Claramente no iba a ser su mejor día, y aunque estaba dispuesto a mejorar, su ánimo se había asentado a no colaborar.

Estaba en esa clase de días donde todo iba a salir mal y no le gustaba nada.

No le gustaba que le hablaran.

Ni que lo miraran.

Simplemente, no estaba del suficiente humor como para que le gustase algo.

Así como su estado de ánimo, su cuerpo parecía estar harto y al límite, tal vez se debiera a la manera en la que había estado entrenando los últimos días en un intento de apagar sus pensamientos y ponerse al corriente de su vida y equipo. No quería hablar con nadie ni soportar comentarios tontos. Pero ese día era sumamente importante para él, así que se negaba a dejarse vencer, como cada año, después del primer trimestre de clases en el Instituto Central de Shine se hacía la votación para ocupar el puesto de la presidencia estudiantil. San llevaba dos años seguidos ocupando el puesto, y esperaba que ese, que era su último año, pudiera conseguirlo de nuevo.

Por momentos parecía que no podría con tanta responsabilidad, siendo el capitán del equipo de baile B, el presidente estudiantil, los trabajos que debía entregar para sus clases y las actividades para su ocio personal. Sin embargo, le gustaba saber que podía desenvolverse entre todo eso.

Entró al salón de clases unos segundos antes de que el horrible y desesperante sonido de la campana escolar lo indicara, no evitó rodar los ojos con fastidio. Ese jodido sonido era una de las muchas cosas que odiaba.

San gruñó al sentarse en su asiento, sintiendo un dolor en su espalda que le hizo fruncir el ceño.

—Buenos días, clase —la voz del profesor Kim Kibum atrajo la atención de la clase. Era un hombre de unos treinta y cinco años y solo llevaba dos años como profesor de Ética en esa institución.

El pelinegro cerró los ojos, sintiendo como su cuerpo comenzaba a desesperarse. Suspiró unos segundos antes de volver a abrir los ojos y dejar de consumirse en su terrible día.

El profesor Kibum comenzó a hablar de cosas a las que a él ciertamente no le estaba prestando atención. Los primeros quince minutos solo lograba escuchar pitidos y ruidos lejanos que le daban jaqueca.

—Lamento llegar tarde, profesor —la puerta se abrió, mostrando a un Jung Wooyoung sonriendo nervioso.

—Buenas noches, señor Jung.

Wooyoung hizo una mueca.

—¿Puedo pasar?

—¿Metiste la cabeza en tu trasero para encontrar el camino, cielo? —preguntó Yunho riendo.

Wooyoung le lanzó una mirada inexpresiva que apagó todo el humor de su amigo. Algo no iba bien.

—Controle sus comentarios, señor Jeong.

San se giró y le sonrió un poco a Yunho.

—¿O es que estás tan idiota que ya no sabes cómo llegar? —comentó San, podía acabarse el mundo, pero él no dejaría pasar ninguna oportunidad para molestar al pelinegro.

Cosas Malas; woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora