CAPÍTULO 2:
"Entre el cielo y el infierno existen los secretos que los dividen, nunca sabremos quién es realmente bueno, ni quien es malditamente malo".
La celda era oscura y siniestra, y aunque ya había estado muchas veces en ese lugar, seguía sin acostumbrarse. El olor a putrefacción estaba latente con cada paso que daba, y solo se intensificó cuando se detuvo frente a la sucia y ya tan conocida celda de aquel hombre de ojos oscuros.
—Me mandó a llamar —dijo, siendo consciente que ya él sabía que estaba ahí.
—Mañana debes mandar otra.
—¿Debo hacerle daño?
Una sonrisa torcida apareció en el rostro del hombre, dándole un aspecto siniestro a la situación más de lo que ya era.
—No aún —respondió con voz ronca y divertida—, haremos unos ajustes en los planes. Su final llegará, pero primero vamos a introducirlo en la realidad del dolor.
—¿Puedo saber por qué quiere hacerle eso?
—Han pasado meses desde que trabajas para mí, ¿Por qué quieres saberlo ahora? —preguntó con un deje de desconfianza el hombre.
—Simple curiosidad.
—No es algo que sea de tu interés, realmente —dijo el hombre mientras se levantaba de la dura cama que tenía en esa celda y se acercaba hasta los barrotes—, él me ha robado lo más preciado en la vida.
—¿Dinero? —se aventuró a preguntar el muchacho.
El hombre lo observó burlón y negó con la cabeza.
—Jamás sería algo tan sucio como eso, él me ha robado a un ángel que cuidaba de mí. Era una hermosa mujer, dulce y amable, solo tenía ojos para mí, ella solo me adoraba a mí —murmuró—, nos amábamos demasiado, pero entonces, él llegó y se robó toda su atención desde el primer instante —agitó un poco la cabeza—. Oh, ese maldito, se llevó lo más hermoso que tenía, todo lo que amaba y ahora lo haré implorar por perdón.
—¿Quién era ella?
—Ella era un ángel en este mundo —sonrió—, bella hasta la locura, elegante y siempre amable. Era imposible no amarla y deleitarse con ella, y yo había sido tan afortunado de tenerla para mí, de hacerle el amor a su cuerpo y llenar de mis recuerdos su alma.
El hombre se calló y miró un punto indefinido de la habitación, y el muchacho supo que no debía decir nada más, solo retirarse.
—No dejes que olvide que existo, y que pronto saldré de esta pocilga para hacer de su vida un jodido infierno.
—Así lo haré —respondió sin moverse, preguntándose qué tan de buenas estaría para responder una última pregunta—, ¿Cómo está mi madre?
Una risa burlona y ronca brotó de la garganta del hombre, haciendo que cada vello de la piel del muchacho se erizara.
—Hermosa.
Contuvo la respiración.
—Por favor, necesito saber que ella está bien.
—Lo estará mientras tú hagas a la perfección lo que pido. Tú decides si ella sufre o no.
Un nudo se le hizo en la garganta, oh, su hermosa y dulce madre no merecía aquello.
—Quiero verla —exigió con voz neutra.
—No puedo permitirte eso, hombre, ¿Dónde estaría la diversión?
ESTÁS LEYENDO
Cosas Malas; woosan
Fanfic«Entre misterios y secretos, se desvelan los sueños y se despedazan las almas» Todos los derechos reservados.