Capítulo 21;

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Capítulo 21.


—Presidente —la voz agitada de Do Kyungsoo, el delegado de clase de tercer año lo hizo detener su caminata. San estaba atareado, debía redactar un informe para su clase de tecnología II, tenía la reunión con el consejo directivo dentro de una hora y todavía faltaba resolver la estrategia a usar para la segunda fase de la competencia de baile.

—¿Sí, Kyungsoo?

—Tengo en mis manos el resultado de las votaciones para la fiesta de Halloween —dijo extendiendo unos papeles.

San sonrió agradecido.

—Bien, hoy en la reunión hablaremos sobre esto.

Kyungsoo asintió, y se removió incómodo. San notó que quería decirle otra cosa, pero no entendía que lo detenía. Kyungsoo tenía quince años, era inteligente y el primero en el promedio académico de su clase.

—¿Algo más?

—Uhm... yo —comenzó riendo con nerviosismo—. Usted... se ve hermoso hoy, presidente —su rostro enrojeció—. No es que otros días no se vea hermoso, usted siempre está hermoso, presidente. Pero hoy quise decírselo.

San sonrió enternecido. Kyungsoo era un chico muy tierno, y no tenía muchos amigos. Era amable y le enternecía ver su actitud con él.

—Muchas gracias, Soo.

—Uh, adiós —el muchacho se esfumó con el rostro enrojecido y una sonrisa nerviosa adornando su rostro.

San observó al chico desaparecer con una sonrisa divertida. Los delegados eran muy amables y respetuosos con él, siempre se dirigían como "presidente", y eran responsables en sus actividades. El único en toda la directiva escolar que no le llamaba presidente era Yunho, quien, al ser el vicepresidente de la junta directiva y amigo cercano a él, lo seguía llamando por su nombre de pila.

Lanzó un suspiro y miró las hojas con los resultados de la fiesta de Halloween, tendría que hablar con Yunho para hacer un horario para ellos y todos los delegados; debían organizarse para la fiesta.

A eso se le sumaba que faltaba una semana y media para la semana cultural y debían organizar las actividades para cada día. Su cabeza iba a explotar.

—¿Estresado, presidente? —la voz burlona de Wooyoung le hizo rodar los ojos.

—No todos andamos de vagos, Wooyoungie.

—Me gusta emplear mi tiempo en otras cosas.

San giró los ojos.

—¿Cómo qué? ¿Jugar a las espaditas?

—Puedes ser muy irritable cuando quieres, cariño.

—Tú me irritas.

—Me siento honrado —sonrió—, sin embargo, en los frescos recuerdos no pareces irritado..., no cuando te beso, al menos.

—Es una buena distracción —se encogió de hombros.

—¿Distracción, Sannie? —se acercó a él, rozando su nariz por toda la mejilla del muchacho, sonriendo cuando percibió un pequeño temblor en el cuerpo contrario.

—Sí, eres una distracción, justo como ahora —se quejó.

—No veo que podría ser más interesante.

—¿Con mucho tiempo libre, Jung? —preguntó con fastidio—, a diferencia de ti, hay personas que sí ocupamos nuestro tiempo.

—La verdad, sí —le lanzó una mirada divertida—. No es como si alguien quisiera matarme y ocupar todo mi tiempo.

Cosas Malas; woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora