𝐜𝐥𝐚𝐬𝐞

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El sonido de la campana indicaba una única cosa: las clases comenzaban. Eso significaba que todos los alumnos deberían estar en sus aulas prestando atención a la clase. Sin embargo, había un grupo que era la excepción.

Cinco estudiantes de dieciséis y diecisiete años corrían por los pasillos buscando el aula en el que debían haber ingresado hace diez minutos.

Sucedía que el tiempo se les pasó de largo por estar chismeando en la puerta del colegio, y ahora tenían que correr para evitar tener una sanción.

Mientras corrían, y sin esperarlo, el menor de los chicos tropezó, haciendo así que el joven pelirrojo que iba delante suyo cayera encima, tirando todos los papeles y libretas que llevaba en sus manos.

Los restantes se detuvieron para ayudar a sus compañeros, pero al tener sus manos ocupadas y mucha prisa, un alboroto de gritos y ruidos estruendosos se formó; llamando la atención de muchos estudiantes que practicaban deporte en los patios.

Tanto fue el escándalo en medio del pasillo que un maestro tuvo que intervenir. Los chicos no estarían tan asustados si no fuera por la intensa mirada que el profesor Park les brindaba al momento de llevarlos a la dirección.

Pasos lentos y postura rígida portaba aquel maestro de matemáticas que ellos tanto detestaban. Si hubiese sido la profesora Shin, hubieran hablado con ella para lograr zafarse de un castigo y notificación. Desgraciadamente el destino hizo que se toparán con la persona más amargada y testaruda del planeta.

Después de ingresar a la oficina del director, el maestro Park informó sobre lo sucedido y se retiró, dejando a los cinco jóvenes con el anciano que dirigía la escuela.

─ Bueno, ¿a quiénes tenemos aquí? ─el director acomodó sus lentes para observar mejor a sus invitados no deseados. Tras ver los rostros de cada uno, suspiró buscando unos papeles en su escritorio.

Cuando encontró los indicados, empezó a escribir cosas que ninguno de los presentes llegaba a entender debido a la pésima caligrafía.

Sería una mentira si dijeran que la letra no se asimilaba o superaba a la de un doctor, porque no se entendía absolutamente nada de lo escrito en aquel papel.

─ Zhanghao, Keita, Yujin, Gunwook, y Junhyeon. ─otro suspiro se hizo notar y al terminar de escribir, los observó a cada uno otra vez.

─ Yo... ─el menor de todos quiso hablar y explicar lo sucedido, pero fue silenciado de inmediato. Se sorprendió pero obedeció al instante.

─ No me digas nada, no quiero oír excusas. ─lo detuvo negando con la cabeza.─ Solo quiero que tengan una cosa bien clara. A la próxima que los vuelva a ver en esta oficina debido a una travesura, ya no obtendrán una simple sanción, tendrán una expulsión y llamaré a sus padres. ¿Entendido? ─los cinco chicos asintieron con la mirada baja.─ Ahora, esperarán a la salida, y los cinco me limpiarán el patio y los baños.

Los chicos parecieron entender y sonrieron por lo bajo. De todas formas ninguno quería estar en sus casas encerrados.

Al momento en el que el director hizo una señal para que se retirarán, nadie lo pensó y salieron de esa oficina como un rayo.

Caminando a paso rápido, llegaron al salón donde deberían estar en esos instantes. Pero el más bajo de los chicos se detuvo y llamó la atención de sus amigos antes de ingresar.

─ ¿Enserio quieren entrar a ese infierno y escuchar a la maestra gritarnos por llegar tarde? ─Gunwook ya sabía a donde quería llegar su amigo con esto, pero por más inapropiado que parezca tenía toda la razón. 

𝐘𝐎𝐔𝐓𝐇 ⩵ 𝐙𝐁𝟏 & 𝐛𝐨𝐲𝐬 𝐩𝐥𝐚𝐧𝐞𝐭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora