Soomin caminaba con Yesol, ambas agarradas de las manos por miedo a perderse.
—Yesol, estamos fuera de la escuela—Dijo Soomin, mirando hacia al frente donde yacía la escuela.
—Lo estamos, pero le pedí permiso a la maestra, dijo que me podías acompañar hasta que papi venga por mi—Dijo.
Soomin asintió, sacó de su mochila su muñeca de peluche.
—Le pedí a mamá que comprara uno también para ti, Yesol—Dijo la menor, extendiendole el peluche a su amiga.
Yesol sonrió con emoción, abrazando el peluche. Soomin comenzó a saltar mientras elevaba a su peluche.
—Yesol, juguemos a que somos super heroínas—Dijo la menor, sonriendo.
Yesol asintió corriendo mientras elevaba su peluche, pero paró su caminar cuando vio a alguien conocido pararlo a un extremo de la calle.
Soomin frunció el ceño al ver que su amiga paró su caminar, quedando al lado de ella miró a la misma dirección.
El miedo se apoderó de ella, ¿por qué papá sonreía al verla? ¿Por qué papá nunca me quiso?
Cuando los carros pararon el avanzó, hacia Yesol.
Soomin agarró la mano de Yesol, queriendo que fuera junto a ella con miedo a que la lastimara.
—Yesol—Dijo JaeJoon, estando frente a ellas.
Soomin sentía lágrimas en sus ojos, queriendo que Yesol la siguiera.
—Yo lo conozco, Soomin—Dijo la menor.
Soomin negó, JaeJoon la miró como si no la conociera.
—Tu papá vendrá, dijo que no podíamos hablar con extraños—Decía Soomin con temor.
JaeJoon acarició la mejilla de Soomin, disimuladamente agarro fuertemente la nuca de Soomin.
—Yesol me conoce, cariño—Dijo mirándola con fulmino.
Soomin comenzó a temblar, el temor se hacía presente. Su padre nunca la iba a querer, ¿por qué no tenía un verdadero padre?
Quito su mano de la nuca de la menor, sonriendo con fingida amabilidad.
—Me quedaré con mi amigo a esperar a papá, Soomin—Dijo Yesol, sonriendo levemente.
Soomin negó soltando débiles lágrimas, preocupando a Yesol.
—Yo te puedo acompañar, Yesol—Dijo Soomin.
JaeJoon la fulmino con la mirada.
—No, está bien—Dijo Yesol negando.
Soomin asintió levemente, bajando la mirada.
Corrió dentro de la escuela, sintiendo más lágrimas resbalar por su mejilla.Fue hacia los juegos, sentándose en el suelo
Volteó al sentir una mano en su hombro, sonrió levemente al ver al maestro Chu.
—Buenas tardes, maestro Chu—Dijo la menor.
El maestro acarició la mejilla de la menor.
—¿Por qué lloras, pequeña?—Dijo el maestro.
La menor se quitó las lágrimas, negando.
—No es nada, maestro—Dijo la menor.
El maestro sacó un caramelo de su bolsillo, extendiendo su mano a ella.
—Ten, es un regalo—Dijo el.
La menor lo recibió gustosa, sonriendo.
—Maestro Chu, usted es una buena persona—Dijo la menor sonriendo.