CAPITULO 13: CHARLA

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Algo nuevo para mí, el rey Aldrick solicitando hablar conmigo, me preguntaba de qué quería hablar, Nahúm me observó con una cara de duda, él estaba tan desconcertado como yo.

—Joven Chris tiene que acompañarme de inmediato—me dijo el sirviente.

—Claro—le respondí.

Salimos del cuarto y avanzamos en un gran corredor, éste parecía no tener fin, pude observar en las paredes algunos cuadros hechos a mano de las guerras que había tenido el pueblo de Slave's Village, todos estaban enmarcados en grandes marcos de oro puro. El sirviente iba rápido, pero yo no podía seguirle el paso, aún me dolía mi pierna.

—Disculpe, usted sabe de qué quiere hablar conmigo el rey Aldrick—le pregunté al sirviente.

—No tengo ni la menor chico, y mucho menos se lo cuestioné al rey pero hace tiempo que me lo ordenó, tenemos que llegar rápido, no creo que te de malas noticias, por cierto soy Bender, Bender Holly—me dijo dándome la mano.

—Yo soy...

—Ya lo sé, eres Chris Howell, conozco a tu madre, ella me ha hablado mucho de ti.

—Pues parece que ya nos estamos conociendo Bender.

—Lo mismo digo Chris, solo que apúrate, no quiero que el rey Aldrick se moleste.

Bender era un joven de veinte años o al menos esa edad aparentaba, llevaba un atuendo de color azul y una boina más pequeña que su cabeza, era alto y fornido, de tez clara, me contó que él y sus padres servían al rey desde hace años.

—Adelante Chris el rey Aldrick te está esperando.

Bender me abrió las puertas de la biblioteca del castillo y yo comencé a entrar cuidadosamente. La habitación me sorprendió, libros y libros por doquier, enserio que al rey Aldrick le fascina leer pensé, él estaba en un estante buscando un libro.

—Adelante Chris, pasa, toma asiento—me dijo el rey Aldrick con su gruesa y fuerte voz. —Veo que ya estás mejor, eso me da gusto.

El rey Aldrick dio media vuelta tomó un libro y se sentó junto a mí, llevaba puesto uno de sus largos atuendos y su corona reluciente de oro puro, de cerca se veía mucho más joven, su cabello era muy oscuro, pero perdía rápidamente el color por una cuantas canas que le comenzaban a salir.

—Gracias—le contesté.

—Pero bueno, vamos al grano, me impresionó mucho lo que hiciste por mis guerreros Chris, en verdad, y también me enteré de algo, nunca supe que Héctor tuviera un hijo.

—De hecho, él nunca me conoció.

—Oh. No sabes que tristeza me da eso. El gran Héctor no pudo conocer a su propio hijo, que desgracia, en verdad lo siento mucho.

—No se preocupe.

—Chris, te mandé a llamar por una simple y sencilla razón. Te quiero en el ejército.

No sabía cómo reaccionar o que responder, sentí que la sangre se aceleraba por mi cuerpo, muchas cosas buenas me habían sucedido en los días anteriores, conocer a Alice, enamorarme de ella, besarnos, la lucha increíble junto con los guerreros de Slave's Village y luego eso, no era fácil asimilar las cosas.

—Y bien Chris, en que piensas.

—Yo, no sé qué decirle.

—Te entiendo, quien se iba a imaginar que un pequeño de doce años pudiera salvar a esos guerreros, ni yo me lo imagino. Pero así fue, por eso te necesito de mi lado, del lado del pueblo, para que nos salves, nos ayudes.

—Esto es asombroso mi rey, no lo puedo creer, me parece que es un sueño.

—Pero no lo es Chris, y ya tengo en mente quien te entrenará para que seas el más fuerte de mis guerreros.

— ¿Quién?

—Ulises y Lilia.

—Pero, Nahúm ya me había prometido que me entrenaría.

—Bueno pues no hay problema, él te entrenará y listo, pero te confieso que me hubiera gustado que Ulises y Lilia te entrenaran, ellos son mucho mejores guerreros que Nahúm.

—Su majestad, le quiero pedir un favor.

—Dime Chris.

— ¿Podría meter a alguien más al ejército junto conmigo?—le pregunté, tendría que meter a Alice al ejército, porque si no, no me sentiría completo.

—Depende, recuerda Chris que yo no puedo elegir a alguien que no tiene el talento natural, necesito ver como se desempeña, como lucha.

—Se lo aseguro que esa persona tiene el don.

—Si dices que es así, lo veremos, recuerda que tienes que ser mayor de dieciséis Chris, entrena, mucho.

—Así será su majestad—me puse de pie y comencé a caminar para retírame.

— ¡Chris espera!—me detuvo Aldrick. —Sé de algo que te va a encantar, ven acompáñame.

Él se puso de pie, abrió el cajón que tenía al lado y sacó una llave pequeña y afilada, abrió las puertas de la biblioteca y salimos, subimos muchos escalones de mucho más escaleras y llegamos al cuarto de la torre del castillo, todo el corredor estaba muy sucio, lleno de telarañas y muy oscuro apenas si entraba la luz del día. Abrió la puerta y pudimos entrar, este, estaba mucho peor que los pasillos.

—Entra—me dijo él.

Yo entré mientras el comenzaba a buscar algo, al parecer no lo encontraba, así que empezó a mover todas las cosas que le estorbaban. Hasta que por fin lo encontró, un baúl que se encontraba desolado en un oscuro y profundo rincón, éste era largo y era plateado; le limpió todo el polvo que tenía en él y pudo abrirlo con la llave que había agarrado, de él sacó algo, una espada afilada.

—Toma Chris, esto es tuyo—me dijo Aldrick.

—De qué está hablando su majestad, esto no me pertenece.

—Claro que sí Chris, es tuya, bueno no lo era pero ahora lo es, cuídala.

Tomé la espada y la desenfundé, era hermosa, perfecta, y tenía algo grabado en el otro extremo, algo que decía así:

Mi pequeño hijo, sé que aún no me conoces

Pero te prometo que siempre te protegeré a ti y al pueblo

Daré mi vida por ti y por tu madre

Te amo Recuérdalo siempre. Héctor.

—Esto es de...

—Así es Chris, de tu padre, pero ahora te pertenece.

Mi Vida Por La TuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora