Jan me acompañó de camino a mi hogar, en la tarde comenzaba a correr una gran corriente de aire helado que congelaba nuestros huesos, el camino a casa se tornaba un poco brusco, nuestros caminos eran terracerías donde solo transitaban pequeñas carretas y animales como caballos, cerdos o pequeños caninos.
—Debes de cuidar más de tu padre o, se nos puede adelantar—me dijo Jan.
—Ten por seguro que lo voy a tener, cómo ha estado tu madre Jan.
—Un poco cansada, ya es algo mayor y no puede hacer trabajos pesados, me preocupa que un día ya no esté.
—Eso es algo natural, todos algún día tendremos que irnos.
—Eso lo sé, pero bueno que te parece si cambiamos de tema. Cómo te ha ido con Chris Howell.
—A qué te refieres—dije asustada.
—Me refiero que como van las cosas con él, sobre su relación.
—Yo, yo no tengo ninguna relación con él.
—Alice, creo que ya todos en el pueblo saben de lo tuyo con Chris, se necesitaría ser ciego o mejor dicho tonto para no notarlo.
—No le digas nada a mi padre, te lo suplico.
—Tranquila, no le diré nada, pero no sé el pueblo.
—Tienes razón, cualquier persona con quien se encuentre mi padre se lo puede decir.
Eso sí que era un gran problema, mi padre nunca se podía enterar de lo que ocurría entre Chris y yo, Jan me dejó muy preocupada en lo que quedaba de la tarde, no podía dejar de pensar en lo que me haría mi padre si llegara a enterarse.
—Alice, estuve pensando, no te puedes quedar sola en tu casa, alguien puede entrar y...
—No te preocupes Jan, sé cuidarme sola.
—Escucha, por qué no te quedas esta noche en la casa conmigo y con mi madre.
—Gracias pero no es necesario Jan.
— ¿Segura?
—Claro Jan, estaré bien no te preocupes.
Pronto llegamos a nuestros hogares, Jan me dejó en mi casa y luego el entró en la suya, abrí la puerta y como siempre, había vidrios de botellas rotas en todas partes, tomé una escoba bastante gastada y comencé a barrer todo el desastre, era la historia de todos los días, recoger las cosas que aún servían y luego barrer, sacar la basura y hacer como si nada hubiera pasado.
Estaba recogiendo los vidrios cuando vi una hoja arrugada tirada debajo de la mesita para comer, me agaché para levantarla y vi lo que era, y no lo podía creer. Primero sentí amor pero luego el dulce amor se transformó en un profundo miedo, un oscuro y sombrío miedo.
Era el dibujo que me Chris me había hecho, mi padre lo había visto y seguro por eso se había alterado, solté una lágrima, luego dos hasta comenzar a llorar. Mi padre, se había enterado de todo, sabía lo que quería, lo mío con Chris, absolutamente todo.
En un momento pensé qué lo mejor sería que yo desapareciera, las cosas serían mejores, pero después supe que esa no era una opción. Acabé de limpiar la casa y lavar los recipientes que la señora Matilde Howell y yo habíamos ocupado para prepararle la comida a mi padre. El siguiente día iba a ser muy pesado.
Dieron las ocho de la noche, la profunda oscuridad se encontraba en Slave's Village, toda la gente tenía un poco de luz gracias a sus chimeneas o a las lámparas de queroseno que solo lograban alumbrar una pequeña parte. Yo me encontraba recostada en mi cama de madera tallada por mi padre. Tendría razón Chris, tendrían razón las personas que me decían que mi padre era excesivamente violento conmigo, esa noche era helada algo raro para una noche de verano. Cerré las ventanas de toda la casa y luego le puse llave a la puerta.
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Mi Vida Por La Tuya
RomanceChris y Alice viven en un pequeño reino llamado Slave’s Village, cuyo reino tiene un ejército formado por muy pocos guerreros; Chris y Alice sueñan con pertenecer a dicho ejército, pero la pregunta es a qué costo. Afortunadamente ambos consiguen lo...