El rey Aldrick se quedó aturdido con los horribles gritos que hacían que nuestra piel se erizara. Toda la gente del pueblo se hacía la misma pregunta. ¿Qué estaba sucediendo?
— ¿Qué fue eso?—le pregunté a Alice.
—Parece que vienen del mercado—me contestó igual de confundida.
Justo cuando los gritos continuaron la gente del centro se alteró y todos trataban de averiguar que estaba pasando, Alice y yo tratábamos de asomarnos entre la gente que estaba reunida para poder ver algo pero era imposible. Algunos se querían ir a su casa y otros querían ver lo que pasaría.
— ¡Cálmense, les pido que se calmen!—gritaba Aldrick.
Brando y Will estaban de pie en la tarima, uno de cada lado del rey, cuando volteé la mirada a la tarima me encontré con los ojos verdosos de Brando y en ellos vi la ira que me tenía, el desprecio; la amistad nunca volvería a ser entre nosotros. Ya no me importaba que era lo que sucedía, solo me importaba conocer el resultado de la tarjeta blanca que el rey tenía en sus manos. Sí tenía el nombre de Will significaba que Brando nos dejaría en paz por un tiempo siendo un guardia de seguridad pero, sí en la tarjeta estaba escrito el nombre de Brando, qué sería de Alice y yo.
El gran y fuerte sonido al parecer de una explosión me hizo regresar a la realidad en la que me encontraba, lo primero que vi fue el humo que salía de las casas que se encontraban a lo lejos y luego el fuego. Nadie sabía lo que estaba pasando excepto las personas que estaban siendo quemadas vivas.
—Chris qué está pasando—me dijo Alice muy asustada, lo podía ver en su rostro. Lo más lógico que pude pensar era que unos guerreros de otro reino habían llegado a Slave's Village para declararle la guerra, pero nunca antes un reino había hecho eso, hasta ese día y tenía razón. Unos hombres montados a caballos se acercaban al centro del pueblo. Tenía que proteger a Alice de esos hombres pero no se me ocurría como. Mis piernas iniciaron a correr y mi demás cuerpo obedeció.
— ¡Ocúltate Alice! ¡Busca un buen lugar para esconderte!—le grité.
Mientras seguía corriendo escuché un sonido que salía de un cuerno, el corazón se me contrajo porque yo sabía lo que significaba. Un llamado a la guerra, eso era y la gente no tenía las armas ni la experiencia para enfrentarse contra unos guerreros armados con poderosísimas ballestas. La gente no resistiría mucho con esas armas que eran a distancia y los guerreros de Slave's Village no se encontraban en el pueblo porque Aldrick los había mandado a una misión.
Mientras iba corriendo hacia mi casa podía ver a lo lejos como se encontraba la situación, gente inocente gritaba como desesperada, algunos caían con una flecha clavada en el cuerpo y nunca se levantarían. Llegué a mi hogar y este estaba cerrado bajo llave. Toqué lo más fuerte que podía pero nadie me respondía hasta que grité diciendo que era yo. Mi madre aterrada abrió la puerta y me metió, solo había escuchado los gritos y eso le bastó para encerrarse.
—Chris ¿dónde estabas?, ¿qué está sucediendo?, ¿por qué están gritando?—las preguntas de mi madre me bombardearon pero no le contesté ninguna, sólo corrí a mi habitación y busqué por lo que había ido a mi hogar. Mi espada.
La encontré detrás de mí ropero, un poco sucia por el polvo y la suciedad. Corrí fuera de mi cuarto y estaba dispuesta a partir al centro del pueblo para ayudar en la guerra cuando mi madre me detuvo de golpe.
— ¿A dónde vas Chris? Y con esa... arma—me dijo mi madre entre lágrimas por la preocupación que sentía.
—Mamá, están matando gente inocente del pueblo con sus pesadas ballestas—le dije alterado.
ESTÁS LEYENDO
Mi Vida Por La Tuya
RomansaChris y Alice viven en un pequeño reino llamado Slave’s Village, cuyo reino tiene un ejército formado por muy pocos guerreros; Chris y Alice sueñan con pertenecer a dicho ejército, pero la pregunta es a qué costo. Afortunadamente ambos consiguen lo...