I
Estaba escondida en la pared que separaba a la cocina con la entrada.
Alguno de mis dos amores estaba a punto de entrar, casualmente me compre algo que de seguro les gustara.
Me compre un juego de lencería sexy.
Después de todo se lo merecían, han sido unos príncipes conmigo estos cuatro años.
La puerta de nuestra casa se abre, vi como entraba un Angelo totalmente agotado, era de esperarse, venia de trabajar.
Además, verlo en traje me emocionaba mucho.
Salí corriendo y me lance sobre su espalda, enrolle mis piernas alrededor de su abdomen, su espalda era muy ancha.
Angelo se asusta, pero al notar mi presencia se calmó.
—¿Estas muy cansado cariño? —Le digo en un tono algo provocativo, mientras acaricio su mentón.
Él ríe.
—De pende, si es para algo divertido no lo estoy.
—Creo que te encantara —Susurro en su oído.
Me bajo de su espalda, Angelo se voltea para verme.
Pude ver como sus pupilas se dilatan al ver mi cuerpo.
—Joder —Maculla excitado—Fui afortunado en llegar temprano.
Reí al sentir como Angelo me abraza y me carga a la isla de la cocina, allí me sienta sobre ella y comienza a manosear sin respeto mis muslos.
—Cada día estas más y más hermosa —Me alaga mientras deposita unos suaves besos en mi cuello.
—Y tú te ves irresistible con ese traje —Admito en un tono que le gusta a Angelo.
Él ríe.
—¿Te excitan los hombres con traje? Que sucia eres —Se burla de mí.
No pude evitar reírme también, me encantaba verlo de tan buen humor.
Angelo se inclina y une sus labios con los míos, estaban fríos porque venía de la calle.
Canadá tiene climas muy fríos.
Rayos, nunca me cansare de besarlo, sus labios son dulces y encantadores.
Mientras nos besábamos Angelo comienza a manosear mi trasero, su toque era increíble.
—¿Quieres que te haga mía aquí? —Pregunta sobre mis labios.
Sus ojos eran negros de la lujuria.
—Sí, sería más fácil limpiar —Admito y ambos reímos.
Continuamos con nuestros besos y manoseos, joder, sentía que iba a llegar al cielo con tan solo tocarme.
Angelo iba a comenzar con lo interesante, pero escuchamos como Aurelio comienza a llorar desde su habitación.
Ambos nos detuvimos y nos miramos con sorpresa, aunque debo admitir que me irrita esta interrupción.
—Oh, debo subir —Dije bajándome de la isla.
Angelo suspira, no le gusta que lo interrumpan.
—Te acompaño, quiero verlo.
Asentí y ambos subimos rápidamente, en el trayecto me cubrí con la bata.
No quería que mi hijo me viera en ropa interior...y más si es sexy.
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ZALE
Random¿Te atreverías a dejar tu vida ordinaria para vivir una gran experiencia? Tal vez te suene tentador, a Alexis Hirsht la cautivo esa oferta. Pero lo que no pudo predecir es que esa decisión cambiaría su vida por completo. Y no solo a ella, toda su fa...