Vuelo

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- Frankie, sabes que no lo soporto

- Lo soportarás, Gee

- No Frank, necesito mis pastillas

- Amor, yo voy a ir a tu lado, confía en mí – Mencioné, teniendo por enésima vez la misma conversación con Gerard Way que he sostenido durante toda la gira, y es que cada vez que vamos a abordar un avión es lo mismo, Gerard metiéndose su dosis de Xanax, terminando todo dopado al bajar del vuelo.

Vamos a Sydney, la penúltima parada de nuestra gira. He convencido a Gerard de que no se meta esas pastillas, pues prometí cuidar de él. Siempre lo hago. Aunque debo admitir que esta vez las cosas tampoco están siendo sencillas para mí, recuerdo ese accidente hace años, tal vez por eso quiero mantenerlo despierto a mi lado. Quiero crear nuevas memorias de este lugar.

Abordamos el vuelo. Llegamos hasta nuestros asientos, acomodamos nuestras mochilas y nos sentamos. Gerard del lado de la ventana, yo a su costado. Lo tomo de la mano, está temblando.

- Frank, no voy a soportar esto, necesito mis pastillas – Menciona, volteando a verme.

- Lo soportarás, amor – Le respondo.

El avión comienza a ascender y Gerard aprieta su mano en torno a la mía, lo volteo a ver, tiene los ojos cerrados y una mueca de sufrimiento en su rostro.

- Gee, mírame

- Tengo miedo, Frankie. Necesito mis pastillas

- Puedes soportarlo. Yo lo hago

Gerard sujeta fuertemente mi mano hasta que el ascenso termina y nos encontramos ya en el aire. Abre sus ojos y voltea a verme algo asustado.

- Sabes que podemos hacer algo en el vuelo para olvidarnos de todo esto

- ¿De qué hablas? - Cuestiona.

- Podemos ir allá atrás y nos sentiremos mejor – Menciono, apuntando hacia los sanitarios.

- Estás loco Frank

- Estoy loco, pero por ti – Le respondo, acercándome para besar sus labios, pero Gerard me voltea la cara, por lo que apenas si puedo rozar su mejilla. Sin embargo insisto, siempre he querido hacerlo en un avión, y qué mejor ahora que Gee está en sus cinco sentidos.

- Vamos, amor – Le menciono, besando su mejilla y poniéndome de pie. Gee se pone algo nervioso al verse solo, por lo que se pone de pie para caminar tras de mí. En el pasillo observamos a todo el staff, agradezco que la mayoría estén distraídos y no noten que nos dirigimos a los sanitarios, sino sabrán a lo que vamos.

Llegamos y realmente el baño es más pequeño de lo que imaginé, y claro, Gee comienza a quejarse.

- No cabemos aquí

- Ya estamos adentro

- Sí, pero es muy incómodo

- Tú sólo relájate, Gee – Menciono, bajando la tapa de la taza del baño y sentándome en ésta – Ven, siéntate – Le digo palmeando mis piernas.

- No haré eso – Responde Gerard con una mueca de molestia, pero lo jalo del pantalón para acercarlo a mí. Se lo desabrocho y se lo comienzo a bajar junto con su ropa interior. Gerard mete las manos, pidiéndome que no siga, pero yo continúo. Tomo su pene aún flácido en mi mano para comenzar a estimularlo, Gerard arquea su espalda, sé que lo disfruta, lo puedo sentir por como su pene va poniéndose duro en mi mano, aunado a que escucho algunos jadeos salir de sus labios.

- ¿Verdad que si te gusta, amor? - Cuestiono, pero él no dice nada. Lo ayudo a sacarse por completo el pantalón y su ropa interior, en tanto yo bajo mis jeans y mis boxers para dejar mi miembro a la vista, el cual está tan duro y tan necesitado de Gee, quien al fin accede a sentarse en mis piernas, en tanto continúo estimulando su miembro, él por su parte lleva su mano hacia el mío, haciéndome gemir. Disfruto como la mano de Gerard se mueve de arriba a abajo en mi pene, pero no quiero correrme en su mano, quiero hacerlo en su hermoso culo, por lo que lo detengo, lo acerco un poco más a mí y le retiro esa gorra que me impide besarlo con libertad. Así por fin sus labios se unen a los míos y amo tanto esto, no hay nada más delicioso en este mundo que los labios de Gerard Way.

En tanto nos besamos, llevo mi mano a su trasero, buscando su agujero para meter uno de mis dedos. Esa acción provoca que Gee gima en mi boca. Meto y saco mi dedo, en tanto Gerard amarra sus brazos a mi cuello. Meto entonces un segundo dedo y comienzo a hacer tijeras en su interior, logrando con ello sacar más de esos deliciosos gemidos de los labios de Gerard.

- ¿Te gusta, Gee? - Cuestiono.

- Tómame ya – Me responde con su voz bastante agitada, por lo que no lo hago esperar más y posiciono mi pene en torno a su ano para lentamente ir ingresando en él y amo sentirme así, en su interior, tan cálido, tan apretado.

Gee abre sus ojos cuando estoy completamente dentro de él.

- Te amo – Me dice, mirándome con sus hermosos ojos verdes, con su castaño cabello cubriendo parte de su rostro.

- Y yo a ti, te amo tanto – Le digo, llevando mis manos a sus caderas, para ayudarlo a impulsarse, y entonces Gee comienza a moverse tan delicioso sobre mí. Me encanta la expresión en su carita mientras le hago el amor, con sus ojitos cerrados, su cabello húmedo por el sudor, sus mejillas rojas como tomatitos, sus labios entre abiertos emitiendo esos gemidos que me tienen vuelto loco.

Confieso que es algo incómodo hacerlo en los sanitarios, pues el plástico de la taza comienza a calarme en el trasero, pero el tener a Gerard así, sobre mí, me hace olvidarme de cualquier inconveniente.

Quisiera tenerlo completamente desnudo, pero estamos en los sanitarios de un avión, por lo que debo conformarme con cogérmelo de esta forma, aunque no me quejo, siempre es una delicia follarme a Gerard, quien comienza a brincar sobre mí, yo tomo su pene en mi mano izquierda para estimularlo, mientras que con mi otra mano lo sostengo de las caderas.

- Frankie, Frankie, Frankieee, te amo, te amoooo – Grita Gee, corriéndose en mi mano. Seguramente que más de uno lo habrá escuchado en el avión. Se abraza más a mí, dejando caer su cabeza en mi cuello. Lo tomo de las caderas para continuar moviéndolo y de un momento a otro siento ese remolino en mi interior, llegando al orgasmo y llenando a Gerard por completo de mi esencia. Permanecemos así, abrazados. Acaricio los castaños cabellos de Gee.

- Te amo, mi vida – Le susurro al oído.

- Y yo a ti – Me responde con la voz cansada.

Nos separamos y vuelvo a besar sus labios, tan dulces, tan suaves, tan exquisitos. Luego él se levanta y miro como mi semen escurre por sus hermosas piernas blancas.

- ¿Te ayudo con eso amor? - Cuestiono, tomando un poco de papel para limpiar sus piernas.

Me levanto para subir mi ropa interior y mi pantalón, para posteriormente ayudar a Gerard con su ropa. Tomo su gorra del suelo, pero antes de ponérsela disfruto una vez más del sabor de su boquita.

Salimos de los sanitarios como si nada, sin voltear a ver a nadie, volviendo a nuestros asientos. Gerard parece un poco más relajado, pide una Coca-cola, mientras que yo pido un jugo. Saco entonces mis audífonos para poder sobrellevar lo que resta del viaje.

- ¿Quieres escuchar algo de música, amor? - Le cuestiono, tendiéndole uno de mis airpods.

- ¿Qué vas a poner? - Me pregunta, colocándose el audífono en su oído izquierdo, mientras que yo me coloco el mío del lado derecho.

- ¿Qué te parece algo de LS Dunes? – Gee sólo sonríe con sus pequeños dientes.

- ¿Y si mejor escuchamos esto? - Menciona, tomando mi celular y eligiendo una canción, para después recargarse en su asiento, cerrar los ojos y tomarme de la mano.

Así llegamos a nuestro destino. Previo a bajar del avión Gee se coloca sus lentes. Lo ayudo a colocarse su mochila. Me sonríe.

Durante el trayecto vamos tomados de la mano hasta que llegamos a la sala de espera, donde ya hay algunos fans esperándonos y tomándonos fotografías y videos con sus celulares. Gee adelanta un poco el paso, yo me quedo atrás, aunque aún seguimos conectados, escuchando la misma melodía que dice: "I love you, I really do".  

Encendimos el fuego (One-Shots Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora