Última parada

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México, la última parada de nuestro tour este año. Como siempre Gerard tuvo que meterse un montón de pastillas para lidiar con su ansiedad al subir al avión. Siempre es así, para él es difícil viajar. Cuando llegamos a México había un grupo de personas esperándonos, Gee sólo caminaba con su mochila a los hombros, algunas de esas personas lo llamaban, pero él simplemente no volteó, Ray se hizo el disimulado mientras grababa a la multitud, yo sólo me reí, debo admitirlo, de la forma en que Gerard ignoró a la chica que le gritó que lo amaba. Sí, entiendo que está buenísimo, pero él sólo me ama a mí. Y mientras yo me carcajeaba, Mikey les sonrío y les saludó.

Al llegar al hotel Gerard aún estaba algo ido por esos medicamentos, por lo que entré junto con él a la habitación. Dejó su mochila sobre la cama y luego se volteó hacia mí para abrazarme. "Frankie", me dijo casi en un suspiro mientras lo tomaba por la cintura, "¿estás bien, Gee?", le cuestioné, él sólo asintió y permaneció así, entre mis brazos. Amo tenerlo así.

"¿Te ayudo?", le cuestioné, él sólo asintió, dejándome que le quitara la ropa, su chaqueta, su pantalón, los zapatos, quedando sólo con una playera y ropa interior. Lo hubiera querido desnudar y cogérmelo en ese momento, pero estaba tan drogado por tantas pastillas que se metió, no iba a hacer eso, aunque bueno, sí lo toqué un poco, digo, teniendo a Gerard Way, quién se puede resistir.

Él me miraba tan agitado, "¿necesitas algo, Gee?", le cuestioné, "a ti", me respondió, logrando prenderme. Por inercia llevé mi mano hasta sus bóxers y pude sentir lo duro que se encontraba, así que se los bajé y tomé su pene en mi mano, comenzando a estimularlo, Gerard gemía mientras buscaba mis labios y que lo abrazara. "Frankie, Frankie, más Frankie", me decía casi sin aliento hasta que de un momento a otro se corrió en mi mano, mientras que yo quedé fascinado mirando su rostro al llegar al orgasmo. No pude evitarlo, me bajé de igual forma la ropa interior y me masturbé mirando a Gee, quien yacía adormilado a mi lado. Me corrí, salpicando sus muslos. Así, hechos un desastre, coloqué las sábanas sobre nosotros y lo abracé.

Despertó haciendo un escándalo, creyendo que ya era tarde para el show, cuando habíamos llegado con un día de anticipación precisamente para descansar un poco. Lo vi mirarse ruborizado bajo las cobijas, viendo que no llevaba ropa interior. Se levantó de la cama para ir a tomar una ducha, dejándome ahí con ganas aún de seguir durmiendo con su cálido cuerpo a mi lado.

Evitamos salir en nuestra estancia en México, y es que después de 14 años sin pararnos en este país como My Chemical Romance, sabíamos que el público estaría desquiciado por vernos, por lograr una fotografía con nosotros o un autógrafo, por lo que optamos por descansar.

Debo decir que Gerard se puso un poco celoso, bueno, ha estado así desde la creación de LS Dunes y mi mayor cercanía con Antonhy Green, la verdad me gusta hacerle creer que entre él y yo hay algo, así puedo saber cuánto me ama. El punto es que estaba celoso de que me fuera con él al autódromo en donde tocaríamos esa noche, pero tenía que hacerlo, pues primero tocaría con LS Dunes. Me dio gracia su expresión de molestia y el puchero que hizo, intenté besarlo antes de irme, pero me volteó la cara, "en la noche te compenso, amor", le dije antes de partir.

Tuvimos un buen recibimiento. Miles de personas fueron a vernos, aunque no tantas como las que se congregaron para mirar a My Chemical Romance. Una vez que terminó el show con LS Dunes me trasladé hasta el escenario donde tocaríamos esa noche. Al llegar a los camerinos dispuestos para la ocasión, me encontré con que Gerard ya estaba preparándose para esa noche y debo decir luciendo sumamente hermoso, un perfecto atuendo para nuestro último concierto del año. Para la ocasión se vistió con un disfraz de Juana de Arco, luciendo como un caballero, simplemente perfecto.

"Te ves hermoso, cariño", le dije acercándome, él sólo me miró y me dio las gracias, aún seguía molesto. Me acerqué más a él y lo tomé por la cintura, quise besarlo en los labios, pero se movió y sólo pude besarlo en la mejilla. Sí que me iba a costar trabajo reconciliarme con él, aunque honestamente en esos momentos sólo pensaba en que quería llevármelo al castillo de Chapultepec, meternos en una de las habitaciones y cogérmelo con ese traje de caballero puesto. Lo hubiera hecho, de no ser porque nuestro vuelo estaba programado para salir a primera hora del día siguiente.

Debo decir que el show de México sin duda fue uno de los mejores de nuestra gira, sino es que el mejor, y es que fue increíble el número de personas que se aglutinaron para vernos, cerca de 90 mil. El propio Gerard estaba maravillado con el público que coreaba todas nuestras canciones, que incluso sacó unas pañoletas rojas durante Famous Last Words y la interpretación de Mama, sin duda una de las mejores.

Los fans estaban encantados con volver a vernos luego de tantos años de ausencia y nosotros más que felices de estar de nueva cuenta en México y ante tan impresionante multitud. Debo decir que sin duda una de las cosas que más encantó a los fans fue ese traje espectacular que se le ocurrió ponerse a Gerard. Nadie más hermoso que él.

Cuando el show terminó y bajamos del escenario aproveché para interceptar a Gerard, estaba demasiado feliz, seguro que me perdonaría por celarlo. Me acerqué hasta él, me miró de forma extraña, lo tomé por la cintura, quiso zafarse, pero no lo dejé y lo besé en los labios, disfrutando de ese delicioso sabor de su boquita. Al final simplemente se dejó hacer por mí. Sé que había miles de personas afuera, pero nada me importó, me encerré con Gerard en los sanitarios y ahí le hice el amor, tenía tantas ganas de él.

Lo subí en el lavamanos, le quité las botas, los pantalones y su ropa interior, yo simplemente me bajé el pantalón y los bóxers, y lo penetré, escuchándolo gemir tan fuerte al sentirme en su interior. Le besé tanto en los labios hasta que incluso le hice sangrar de verdad, y es que para la ocasión se había colocado un poco de sangre falsa en su mentón.

Arremetí contra su cuerpo una y otra y otra vez, en tanto lo tomaba de los muslos, acariciando su suave piel, mientras que él permanecía con sus brazos en torno a mi cuello, echando la cabeza hacia atrás. Mantenía sus ojos cerrados, sus mejillas habían tomado ya un intenso color carmín, mientras que gemía cada vez más fuerte. No sé si alguien nos escuchó afuera, honestamente ni siquiera me interesaba, sólo quería estar ahí con Gerard.

Tomé su pene para masturbarlo. En ese momento Gee abrió sus bonitos ojos verdes y me miró, dedicándome una linda sonrisa, diciendo mi nombre casi en un suspiro. Se corrió en mi mano, salpicando su traje y mi sudadera, abrazándose a mí, en tanto yo arremetí unas cuantas veces más contra su cuerpo para correrme en su interior. Nos quedamos así, abrazados, hasta que salí de él y mi semen escurrió por sus bonitas piernas. Lo ayudé a limpiarse y a colocarse de vuelta su ropa. Salimos de ahí tomados de la mano, felices luego de habernos amado tanto.

Dormimos poco y la mañana siguiente tuvimos que salir temprano, pues no queríamos que nadie fuera a despedirnos al aeropuerto, aunque no faltaron los curiosos. Gerard y yo íbamos tomados de la mano, hasta que comenzamos a ver a algunas personas acercándose a nosotros, entonces nos soltamos, yo fui por delante, Gerard atrás de mí, llevando sus lentes y dedicando una tímida sonrisa a quienes se despedían de nosotros.

Al subir al avión me senté junto con Gerard, él sacó sus pastillas y pidió una botella de agua para tomárselas previo a que el vuelo comenzara. Me tomó de la mano y me miró: "¿Me vas a cuidar, Frankie?", cuestionó antes de llevarse las pastillas a la boca, "claro Gee, siempre cuidaré de ti".

Encendimos el fuego (One-Shots Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora