Siempre tú

59 8 0
                                    

Sólo quería estar con Gerard, como en los viejos tiempos, cuando aún había esperanzas.

Después del show lo pensó demasiado, necesitaba hablar con él, decirle que lo de Anthony realmente no significaba nada, nunca fue nada, porque siempre lo ha amado a él, siempre ha sido Gerard, sólo Gerard.

Ahí estaba, como si fuese un tonto adolescente, frente a la puerta de la habitación de Gerard. No quería tocar, esperaba que no hubiese puesto el seguro, como acostumbraba. Para su suerte así fue, pues apenas puso la mano en el pomo, giró un poco y la puerta cedió. Lentamente comenzó a abrir, no quería asustar a Gerard, pero quería ser sigiloso.

Al desplazarse lentamente por la habitación distinguió una tenue luz a un costado de la cama, y ahí, sobre ésta se encontraba Gerard, recargado a un montón de almohadas, sus ojos estaban cerrados, llevaba aún puesto ese vestido de porrista que a Frank le había volado la cabeza, sin embargo se sorprendió al recorrer con su mirada a Gee, pues notó en una de sus manos su teléfono celular, mientras que la otra tomaba su pene flácido. Su falda estaba levantada y pudo notar que se encontraba manchada de semen.

Se acercó un poco más para corroborar si en verdad dormía. Gerard no parecía reaccionar. Llegó hasta la cama y tomó el celular ¿Qué estaría viendo? ¿Con qué o con la imagen de quién se habría masturbado? Para su fortuna el celular no tenía contraseña, así que fácilmente pudo ingresar y lo primero que se encontró fue con su rostro. Era una fotografía que había subido esa mañana a Instagram ¿Gerard se había masturbado con su fotografía? ¿Aún sentía algo por él?

Necesitaba hablar con Gerard, pero estaba dormido, tampoco quería despertarlo y que notara que lo encontró en aquella embarazosa situación, aunque realmente no le molestaba que Gee se masturbara pensando en él, para nada.

Sin embargo quería estar con él, así que dejó el celular en el buró, se quitó los zapatos y se subió a la cama, colocándose a su lado, le tomó el brazo que aún sostenía su flácido miembro, para que lo soltase, le acomodó la falda, retiró las almohadas tras él para recostarlo, lo giró un poco para desabrochar el cierre de su vestido y lentamente se lo comenzó a sacar. Gerard apenas si se removió un poco, pero no despertó. Le terminó de quitar el vestido y lo arrojó al piso. Se quedó como un idiota mirándolo completamente desnudo, su pálida piel, tan hermosa. Recordó tantas veces haberlo tenido así, desnudo, abajo de él, mientras lo mira embriagado de placer con esos hermosos ojos verde oliva, mientras sus mejillas se tornan rojizas y su cabello un remolino. Su boquita entreabierta, gimiendo su nombre. Sólo pensarlo ya estaba caliente, demasiado, ¿quién no se pondría así con Gerard Way?

Decidió no pensar demasiado. Le colocó la sábana encima para cubrirlo. Frank se metió a su lado, lo rodeó con sus brazos, con el deseo ardiendo, porque sólo quería poseerlo, pero no lo haría, no ahora cuando está dormido después de un cansado día.

Al final se quedó dormido con Gerard entre sus brazos, embriagado de su olor, de su calor.

El despertar, por supuesto, fue extraño. Gerard abrió los ojos y sintió unas manos aprisionarlo, espantado se removió en la cama, despertando a Frank. Gerard se miró completamente desnudo, cubriéndose con la sábana.

— Buenos días, Gee — dijo Frank, abriendo los ojos, mirándolo con esa mueca de sorpresa en su rostro. Recordó todo y no pudo evitar reírse.

— ¿Qué pasó anoche? ¿Qué hicimos? — cuestionó Gee.

— Yo nada. No sé qué habrás hecho tú.

Gerard se sonrojó, cubriéndose aún más con la sábana y tratando de recordar qué demonios había sucedido. Las imágenes vinieron a su mente, estaba cansado, demasiado, pero también algo caliente, así que apenas llegar a su habitación se quitó la ropa interior, se subió la falda y comenzó a masturbarse mirando la fotografía que Frank había subido esa mañana a Instagram. Se había corrido tan fuerte, salpicando su ropa y después, después ya no podía recordar nada más.

— Te estabas masturbando pensando en mí — interrumpió Frank sus pensamientos.

— Tú... tú ¿me viste? — cuestionó Gerard temeroso y apenado. Su rostro completamente rojo.

— No, cuando entré ya estabas dormido. Sólo te quité la ropa.

— Frank... yo... lo siento.

— No lo sientas. Me encanta que lo hagas, de hecho creo que podría ayudarte ahora mismo — mencionó Frank, jalando a Gerard hacia él, recostándolo en la cama y besándolo en los labios, mientras que su mano se introduce por debajo de la sábana, tocando el cuerpo desnudo de Gerard, porque estaba tan ansioso de hacerlo.

— Frankie — gimió Gee contra sus labios.

— Te amo Gee, te amo tanto y sólo quiero hacerte sentir bien.

— Y yo a ti Frankie, te amo — mencionó Gerard, mirándolo fijo con sus ojitos verdes, dejándose llevar por el deseo.

Ambos entre las sábanas, besándose de manera desenfrenada, queriendo sentir todo del otro. Gerard desnudo, Frank deshaciéndose de todas sus prendas para quedar igual que su amado, metiéndose entre sus piernas para penetrarlo, para hacerlo gritar su nombre como si no supiera decir nada más.

— Frankie, más Frankie, más, por favor — dijo Gerard desesperado, sintiéndose tan ansioso. Sólo queriendo ser penetrado por Frank.

Frank se encontraba embelesado, contemplando la belleza de Gerard, había olvidado lo hermoso que se ve mientras se lo folla. Y sólo quiere estar ahí, con Gerard, entre sus piernas, haciéndolo suyo, sintiéndose en el paraíso al estar así con el hombre que más ama en el mundo, la persona más importante, el amor de su vida.

— Esto te encanta, Gee.

— Sí, mucho — respondió Gerard, quedándose sin aliento, sintiéndose ya al límite por la forma en cómo Frank lo penetra y acaricia su miembro mientras lo hace, mientras embiste cada vez más fuerte contra su cuerpo. Sabe que no podrá caminar, pero le encanta que Frank lo tome así, hace tanto que no lo hacía, lo había extrañado demasiado.

Se deja llevar y se olvida del mundo, se olvida que Frank hace años que no es suyo, que incluso está con alguien más. Se olvida de todo mientras se deja llevar por el deseo, por el placer tan grande que Frank le está dando y por el amor tan inmenso que siente por él.

No pasa mucho cuando se derrama en la mano de Frank, sintiéndose tan pleno en ese momento. Para Frank es suficiente mirar la cara de Gee al llegar al orgasmo y de igual forma termina por correrse en su interior, llenándolo de su esencia.

Se deja caer sobre el cuerpo desnudo de Gee, siente su corazón tan acelerado como el suyo. No quiere separarse de él, porque siempre le ha gustado esa conexión después de hacer el amor, pero termina por hacerlo, porque seguramente las piernas de Gerard deben de estar acalambradas, aunque no se queja. Con cuidado sale de él, le gusta ver cómo su semen sale del interior de Gee.

Se tumba a su lado, Gerard se acerca a él y se recuesta en su pecho. Acaricia sus cabellos, nadie dice nada, sólo permanecen en silencio.

A pesar de estar sudado y húmedo, Frank puede sentirlo, unas gotas comienzan a caer en su pecho. Se gira un poco sólo para ver a Gerard, sus ojos rojos, las lágrimas escurriendo por sus mejillas.

— Gee ¿Qué pasa? — Gerard lo mira con los ojos cristalizados.

— ¿Qué significó esto para ti? — cuestiona.

— Todo — responde Frank, y los ojos de Gee se abren grandes — Tú lo eres todo para mí Gee, eso ni lo dudes — puede ver la duda en el rostro de Gerard, por supuesto lo sabe, había estado con Anthony — Y de eso quería hablarte cuando vine aquí Gee, Anthony no significa nada, nunca ha significado nada, siempre has sido tú, y sabes, no me importa cuántas veces me mandes a la mierda. Siempre voy a volver a ti, porque eres Gerard, mi Gerard, el amor de mi vida.

— Te amo, Frankie — dice Gerard sonriendo, las lágrimas aún escurriendo por sus mejillas.

— Y yo a ti, eso nunca lo dudes — menciona Frank, atrayendo a Gerard y besándolo en los labios. Siempre tan hermoso, siempre tan perfecto, siempre el amor de su vida.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 10 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Encendimos el fuego (One-Shots Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora