MEOW

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Después de verlo con ese vestido de porrista creí que no podía haber una forma de que Gerard se viera más caliente, pero claro, con Gerard Way todo es posible, y en nuestro segundo show en Toronto se le ocurrió disfrazarse de gato, sí, de un lindo y adorable gatito que no dejaba nada a la imaginación, pues se puso unas orejas y un maquillaje de gato, un suéter negro, unos leggings y una cola pegada en su trasero, pero esos malditos leggings dejaban ver todos sus encantos, su lindo trasero más notorio que nunca y por enfrente, bueno, seguro que todo mundo notó su erección en medio del concierto.

Se miraba tan caliente y yo sólo estaba ahí, como si fuese un espectador más, tocando mi guitarra, tratando de ni siquiera mirarlo, porque no quería también una molesta erección bajo mis pantalones.

Confieso que últimamente he tratado de ignorarlo, no quiero caer en sus encantos de nuevo, mucho menos desde aquella vez en nuestros shows por Europa cuando me abrazó frente a toda la multitud y luego simplemente se limitó a decir: "No se emocionen". Yo tampoco quiero emocionarme con él, a veces intenta tener acercamientos conmigo, pero yo no quiero caer de nuevo, porque es tan fácil volver a estar rendido a sus pies, ¿quién no lo haría?, es hermoso, perfecto, pero no, Frank Iero no va a volver a caer en sus encantos. Y la verdad es que ha hecho de todo para llamar mi atención, o eso quiero creer, luciendo esas prendas que lo hacen ver tan caliente, como ese vestido de porrista, sus pequeños shorts, el traje entallado de esqueleto y ahora esto, vestirse de gatito ha sido el límite, teniéndome al borde.

Y en tanto estábamos ahí tocando, sonando los primeros acordes de Welcome to the Black Parade, yo tratando de evitar mirar el hermoso cuerpo de Gerard, pude notar que Ray se le acercó y le tocó el trasero, incluso Gerard lo miró un tanto sorprendido por lo que acababa de hacer. ¿En serio Ray estaba tocando a mi chico?.

Cuando el show terminó no lo pude evitar, me acerqué hasta Ray y le metí un puñetazo en el rostro.

- Mierda Frank, ¿Qué te pasa?

- Tocaste a Gerard

- ¿Qué?

- Por Dios, no te hagas el tonto, te vi cuando le tocaste el trasero

- Estás loco Frank, además a ti qué te importa si toco a Gerard

- Porque él es mío

- Que yo sepa entre ustedes ya no hay nada

- ¿Y por eso te lo quieres coger?

- Qué estupideces estás diciendo Frank. Estás mal – Me dijo Ray, dándose la vuelta. Mikey estaba ahí y sólo se nos quedó mirando sorprendido – ¿Y tú qué? ¿Acaso te gusta que ese idiota toque a tu hermano? - Mencioné, Mikey no dijo nada, me miró con una expresión extraña y yo salí del camerino para ir a los sanitarios y razonar lo que estaba haciendo, me estaba volviendo loco, todo por culpa de Gerard.

Justo al entrar a los sanitarios me lo encontré, ahí estaba Gerard, aún vistiendo ese traje de gato, luciendo tan caliente y la verdad no pensé en nada, sólo me abalancé sobre él, tomándolo de la cintura y llevándolo hasta uno de los cubículos, besándolo en los labios, porque me moría por probar su sabor. Gerard respondió a mi beso y envolvió sus brazos en torno a mi cuello, llevando una de sus piernas entre las mías.

- Pensé que ya no me querías – Me mencionó cuando me separé de él y lo miré completamente ruborizado y agitado

- Te amo, Gee – Le dije volviendo a sus labios – Me encantas – Y sí, volví a caer en sus encantos como un idiota

- Meow – Indicó ronroneando y prendiéndome tanto

- Mi gatito

- Sólo tuyo, Frankie

- Quiero cogerte

- Hazlo, Frankie

- Pero no aquí, quiero poder saborearte todo

- Vamos al hotel

Sin importarnos nada salimos de los sanitarios, sólo le di indicaciones a gente de nuestro staff para que recogieran nuestras pertenencias, porque Gerard y yo teníamos cosas importantes qué hacer, largándonos de ahí rumbo a nuestro hotel, a su habitación.

Me sentí como un maldito adolescente cuando al llegar al hotel dejé caer a Gerard sobre la cama y me abalancé sobre él para besarlo como si no hubiera un mañana, porque no hay nada más tentador y delicioso que los labios de Gerard Way.

- Voltéate – Le mencioné y él me miró con esos ojos verdes, ronroneó y se giró en la cama. Llevé mis manos hasta el elástico de sus leggings para comenzar a bajárselos y quitárselos junto con sus tenis, posteriormente me apresuré a sacarle la ropa interior para dejarlo desnudo de la cintura para abajo y poder apreciar su hermoso trasero y no lo pude evitar, le di una nalgada, luego otra y Gerard sólo seguía ahí ronroneando y gimiendo, prendiéndome tanto. Tomé sus glúteos y los separé un poco sólo para dejar su pequeña y rosada entrada dispuesta ante mí, lamiendo a mi antojo y provocando jadeos en Gee que me tenían al borde. Estuve un rato así, introduciendo mi lengua, mordiendo un poco, hasta que el dolor en mi entrepierna fue insoportable, necesitaba penetrarlo ya, por lo que rápidamente me saqué toda la ropa, Gerard me miraba de reojo en tanto lo hacía.

- Quítate ese suéter. Te quiero sin nada, sólo con esas orejitas puestas

- Meow – Me respondió y yo no podía más. Se me hizo agua la boca tan solo verlo ahí sobre la cama, completamente desnudo, en cuatro, ronroneando, por lo que tomé sus caderas y alineé mi pene en torno a su ano para penetrarlo. Gerard gritó mi nombre cuando estuve completamente adentró. Inicié con un vaivén, Gee me tenía vuelto loco, no podía dejar de mirar como mi pene entraba y salía de su interior, aunque quería ver su rostro mientras lo penetraba, por lo que salí de él y le pedí que se volteara, él obedientemente lo hizo, quedando ahí, sobre las sábanas, dispuesto para mí. Separé sus piernas, tomé sus muslos e ingresé en él.

Retomé el ritmo de mis embestidas en tanto tomaba sus muslos y lo miraba abajo de mí, con sus ojos cerrados, sus mejillas y su pecho con un intenso color carmín, gimiendo tan delicioso, encendiéndome aún más. Quería ser gentil con él, pero no pude evitar penetrarlo más y más fuerte hasta hacerlo gritar, porque se lo merecía por dejarse tocar el trasero por Ray cuando sabe perfectamente que es sólo mío.

Abrió sus ojos y estiró sus brazos para alcanzar mi rostro, me adelanté y me acerqué a él para besarlo en los labios, luego continúe embistiendo, escuchándolo gemir cada vez más fuerte.

- Frankie, Frankie, Frankieee

- Mi gatito, me encanta que sólo sepas decir mi nombre

- Sí Frankie, soy sólo tuyo, Frankie, Frankieee – Mencionó. Pude notar que se encontraba ya al borde, por lo que tomé su pene para masturbarlo, embistiendo con mayor fuerza en su interior, pronto se derramó en mi mano, gritando mi nombre en el acto. Continúe penetrándolo, en tanto sentía como su cuerpo se volvía gelatina entre mis brazos, llegando al éxtasis, llenándolo por completo con mi esencia. Lo abracé en tanto recuperaba el aliento, sintiendo su cuerpo cálido junto al mío, respirando su dulce aroma, luego comencé a salir de él para tumbarme en la cama a su lado. Gee se abrazó a mí, ocultando su rostro en la curvatura de mi cuello. Llevé mi mano hasta su mejilla, lo miré completamente sudado, el maquillaje de gatito corrido, pero luciendo tan hermoso después de haberse entregado a mí.

- Me encantas gatito – Le dije tomándolo de la cintura y apegándolo más a mí, como si eso fuera posible

- Y tú a mí Frankie – Respondió, luego besándome en los labios

- Pero ya no me provoques

- No lo hago

- Lo haces

- Es que te necesito – Indicó, haciendo un puchero que lo hacía ver tan tierno

- Y yo a ti Gee, todos los días de mi vida – Le mencioné, besándolo en los labios – Quiero adoptarte, gatito hermoso

- Hazlo. No me dejes de querer, Frankie

- Nunca lo haría, te amo, cada día un poco más

- Cuando las luces se apaguen ¿Me llevarías contigo, Frankie?

- Sabes que puedes huir conmigo en cualquier momento que desees, mi Gee gatito.

FIN 

Encendimos el fuego (One-Shots Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora