SEDICI

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Seungmin.

Tal y como prometió, se encargó de besar, acariciar y succionar todo a su paso y yo como todo buen omega, me dejé llevar por todas sus caricias y palabras bonitas. Y no, no me sentí mal en ningún momento porque sabía que cuando Chan hyung tomaba el control, sólo verdades saldrían de su boca.

Por eso, cuando el sol salió y solo estaba cubierto por la sábana de seda de la cama, no me sentí avergonzado y mucho menos arrepentido por lo que había ocurrido. De hecho, una inexplicable felicidad se instauró en mí y me mantuvo como un bobo toda la mañana, sólo pudiendo asentir a lo que el alfa me decía mientras le exigía que me diera mimos.

El teléfono del alfa comenzó a sonar, sacándonos de nuestra burbuja y bufando, lo pegó a su oído susurrando un simple “Okay” antes de colgar y regresar a su lugar, permitiendo que yo vuelva a acomodarme sobre su pecho y que los mimos continúen.

—Vendrán a tomarnos las medidas para los trajes de la fiesta— habló minutos después en los que sólo nos mantuvimos en silencio.

—¿Ahora? Quiero quedarme aquí con usted— un puchero se formó en mis labios y él los besó antes de ponerse en pie.

—Lo haremos una vez se retiren— se puso los pantalones de chándal que habían por ahí y me tiró su sudadera, cayendo ésta en mi cara, provocando que él riera y que su risa me contagiara—. Ponte eso, no querrás recibir a las diseñadoras solo en ropa interior— siguió riendo y me tiró un beso, cerrando detrás de él.

Me puse la sudadera por encima de la cabeza y la acomodé una vez salí de la cómoda cama en la que estuve las últimas horas, con mi lobo gimiendo de disgusto y queriendo nuevamente la atención del alfa. Y para qué negarlo, yo igual lo quería. Arrastré mis pies por todo el pasillo hasta salir a la entrada, donde dos mujeres estaban sentadas en el sofá conversando con mi alfa con sonrisas deslumbrantes. Carraspee la garganta y me acerqué a los sofás, automáticamente los ojos de las mujeres clavándose en mí, pero eran betas o usaban parches para el olor, porque no pude distinguir absolutamente nada, sólo el olor de mi alfa y el mío en todo el departamento.

—Buenas tardes— hice una reverencia que ambas regresaron al mismo tiempo.

—Cachorro, ellas son Nayeon y Tzuyu, llevan trabajando para mi familia hace mucho y no dudé en llamarlas para nuestros trajes— hice otra reverencia ante ellas—. Noonas, él es Seungmin, mi esposo— finalizó con una sonrisa.

—Eres tan bonito como lo había imaginado— la chica con sonrisa de conejito acarició mi cabello con delicadeza y eso envió una corriente eléctrica por todo mi cuerpo. No me gusta que otras personas me toquen.

Retrocedí unos pasos y ella se vio obligada a dejar de acariciar mi cabello, regresando a su lugar junto a la otra chica, quien me veía con detenimiento.

—¿Eres Kim Seungmin, el hijo de Minyoung y Taehyun, de la reconocida familia Kim?— preguntó asombrada y por la madre Luna, no sé cuál de las dos me dio más miedo.

—S-sí— miré al alfa y éste estaba igual de confundido que yo.

—Han habido cientos de rumores desde que te marchaste de la mansión Kim y no apareciste más ante el público. Unos dicen que te vendieron a un musulmán y por eso te marchaste del país, otros dicen que tu esposo acabó con tu vida y mil cosas más— explicó y el alfa a mi lado solo bufó, rodando los ojos en el proceso—. Pero quién diría que estarías en el departamento de Christopher Bang viviendo con él y disfrutando mucho de su compañía— sonrió con picardía y sé que mi rostro se puso rojo de la vergüenza.

Debí haberme puesto un pantalón antes de salir. Los mordiscos y chupetones que el alfa dejó en mis muslos son visibles a simple vista.

—Mejor tomemos las medidas rápido para dejarlos que sigan disfrutando— habló la otra chica y automáticamente me escondí detrás de la espalda del alfa, avergonzado y lo que le sigue.

Un Amor Por Contrato [Chanmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora