QUARANTASEI

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Christopher.

-Mamá, ¿has visto la sudadera roja que traje conmigo?- le pregunté bajando las escaleras al primer piso.

-Yo misma la organicé, la dejé en tu armario cuando se lavó la ropa- respondió ella sin mirarme.

-No está y esa me queda bien con este pantalón, no me quiero cambiar otra vez- me quejé tomando asiento a su lado.

-¡Tío Chan!- una bola con patas se tiró encima de mí y gemí de dolor cuando impactó contra mi barriga.

-Hola ardilla- lo levanté como pude de mi abdomen y volví a respirar con normalidad.

-Hace mucho no te veía, tío Chan. ¿Cómo has estado? ¿Qué regalo me trajiste?- sus ojitos brillaron.

-Eres un interesado- despeiné sus cabellos castaños y él rió.

Lo tomé de la mano y nos conduje escaleras arriba, donde las habitaciones se ubican, y entré a la que me corresponde, con el montón de ropa que se supone debería estar colgada en el closet, tirada por todos lados por estar buscando la sudadera que me quise poner y nunca a apareció.

-¿Dónde está el tío omega?

Frené lo que estaba haciendo y lo miré de reojo. Una linda e inocente sonrisa adornaba sus labios, sus ojitos brillaban de emoción y movía sus manitas de adelante a atrás, expectante.

-Él no pudo venir conmigo- sabía que no le podía decir la verdad, no iba a entender nada.

-¿Por qué no?- su sonrisa se borró y mi corazón se rompió.

¿Cómo le dices a un niño que el amor de tu vida está secuestrado por su propio padre para venderlo a un viejo pederasta?

-Está ocupado con la escuela- respondí a cambio.

-¿Estudia como yo?- asentí-. Le puedo prestar mis colores entonces y le puedo ayudar a colorear para que termine más rápido.

Una lágrima corrió por mi mejilla y mi lobo rasguñó dentro de mí por el dolor.

Es tan inocente como mi cachorro y hasta sus ojitos me recuerdan a los de Seungmin.

-Estaría encantado, le voy a decir para saber qué opina- despeiné sus cabellos una vez más y le entregué una caja con el juguete que le compré.

-¡Wao, tío Chan, es la versión original del Capitán América!- me abrazó por las piernas y corrió fuera de la habitación, dando gritos de felicidad.

Sonreí por tan tierno gesto y me terminé de cambiar, cambiándome de ropa una vez más porque ese pantalón me lo quiero poner con esa sudadera exclusivamente, y como no está, pues ese outfit no va.

Unos pantalones negros hasta la rodilla, una camisa blanca lisa y tenis negros fue lo que me terminé colocando. En mi defensa, yo me quería vestir con otros colores, pero la oportunidad no se dió y pues bueno, hay que acomodarse a las adversidades.

Bajé al comedor donde mi hermano omega, su alfa, mi sobrino y mis padres, esperaban por mí.

-Buenas noches- saludé con educación.

-¡Chris!

Un par de brazos me rodearon por el cuello y un peso extra se instauró entre mis brazos y otro más en la espalda, lo que me hizo quejar porque esa mierda dolió horrible.

-Malditos bastardos- me enderecé como pude y juro que algo detrás de mí traqueó, y no fue uno de mis hermanos cayendo al suelo.

-¿Cómo estás? ¿Hace cuánto llegaste? ¿Dónde está mi-

Un Amor Por Contrato [Chanmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora