TRENTOTTO

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Seungmin.

—Bebé, llegamos— me aferré al cuello de mi alfa cuando quiso dejarme en el suelo, me negaba a separarme de él.

—No quiero~

—Pero nos tenemos que bañar y comer algo antes de acostarnos a dormir— se quejó entre risas.

—Hazlo tú, yo no quiero— la chica de recepción nos miraba mientras sonreía—. Hola, Noona— saludé a la omega.

—Hola señor Bang— sonrió una vez más.

—Me hace sentir viejo, solo dime Min o Seungmin— me quejé y ella asintió—. Al anciano de mi alfa si lo puedes llamar señor, ya la edad se le nota incluso en el caminar, mira que no puede conmigo, y eso que no peso mucho— la chica soltó una risita burlona y el alfa solo apretó mi cintura en amenaza.

—Hola Roseanne— saludó el alfa y la chica hizo una reverencia.

—Muestra respeto por Noona, hyung— él solo rodó los ojos.

—Buenas noches, Noona— inclinó la cabeza y sonreí feliz.

—Hola Chris— saludó de regreso.

—¿No han habido altercados?— me aferré a su cintura cuando sentía que me estaba resbalando y él me tomó de los muslos y elevó mi cuerpo más arriba del suyo, volviendo a mi antiguo sitio.

—Llamó la señora Bang, pidió que se comunicara con ella cuando tuviera oportunidad y vino el señor Choi también— parece que se comunicaron mediante telepatía porque se vieron unos segundos a los ojos y el alfa finalmente asintió.

Bien, ¿qué se supone que me perdí?

—Los llamaré a los dos, gracias Noona— me despedí con la mano y subimos al ascensor, donde el alfa se apoderó de mis labios y mi espalda chocó con una de las paredes de vidrio.

—Espera a que lleguemos a la habitación o siquiera al departamento— recomendé cuando comenzó a besar mi delicado cuello.

—Hueles malditamente delicioso— susurró en mi oído, lamiendo con lentitud toda la longitud de mi cuello.

Reprimí un gemido cuando su erección rozó con la mía, permitiendo que él gruña en mi oído y que mis muslos sean apretados con mayor agresividad.

El sonido del ascensor se escuchó cuando paró en alguno de los pisos y rápidamente lo empujé, arreglando mi cabello despeinado y regulando mi respiración. La omega de avanzada edad nos quedó viendo todo el transcurso del elevador y yo solo podía pedir que la tierra me trague y me escupa en Italia; en cambio, mi alfa iba de lo más risueño, con mi cintura apretada por uno de sus brazos y silbando la chirriante canción del ascensor.

La anciana se bajó en el piso dieciocho y es como si mi alma hubiera tenido un gran retorno a mi cuerpo, permitiendo que pueda respirar un poco más calmado.

—Hagan sus cochinadas en un lugar privado— refunfuñó como una señora de su edad antes de que las puertas fueran cerradas y en mis oídos explotó la gran carcajada del alfa.

—Debiste ver tu cara, cariño— me abrazó por la cintura y colocó su cabeza en mi hombro, acariciando mi abdomen en el proceso.

—No me parece gracioso— fui el primero en salir e ingresar a nuestro hogar una vez me quité los zapatos—. Eso fue tu culpa por andar de caliente— me serví un vaso de agua y él llegó hasta mí, imitando mi acción.

—En parte también es tu culpa, no solamente mía— se quejó.

—¿No es tuya? ¿Entonces quién es el que quiere hacerme el amor en todos los lugares en los que nos quedamos solos? ¿Es el vecino acaso?— dejé el vaso sobre su lugar y salí de la cocina a la habitación.

Un Amor Por Contrato [Chanmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora