Un Amor Por Contrato [Chanmin]

TRENTA QUATTRO

Seungmin.

Un dolor horrible se instauró en mi espalda baja al momento de removerme sobre la cama.

Lo último que recordaba era a mí llorando porque Chris hyung no estaba conmigo y ya; no sé qué ocurrió después o durante los días que siguieron pasando.

—¿Pasa algo?— el alfa al lado mío despertó y su majestuosa voz gruesa me hizo suspirar de placer.

—No, estoy bien— sisee de dolor cuando intenté moverme nuevamente.

—No te muevas mucho, aún no estás del todo recuperado— se apegó a mí y bufé.

—Me quiero bañar, me siento sucio y pegajoso— me removí en mi lugar y él rió sobre mi oído y yo sentí las famosas mariposas revolotear en mi estómago.

—No me sorprende, no quisiste ducharte ayer en todo el día— se separó primero y se ubicó delante de mí—. Eres un mimoso, quejumbroso y rebelde omega, eh.

—¿P-por qué?— su cercanía me puso repentinamente más nervioso que antes.

—No te querías duchar si yo no lo hacía contigo, comías solo si yo te daba la comida, dormiste toda la semana sobre mi pecho y para caminar tenía que llevarte cargado; aunque la última es comprensible, tus piernas estaban muy débiles y te caigas la mayoría del tiempo— retiró la sábana de mi cuerpo y como reflejo, me cubrí el pecho con los brazos—. No te preocupes, no hay nada que ya no haya visto— se burló y lo golpee en el pecho.

—Eso no me tranquiliza— murmuré.

—Pero a mí me gusta— se encogió de hombros.

—Tonto— me miró a los ojos y me regaló una sonrisa con hoyuelos marcados en las mejillas y arruguitas a los lados de sus ojitos en forma de media luna.

—Por ti— besó mi frente—. Prepararé la ducha, trata de no moverte mucho, aún estás muy débil por el celo y-

¿Celo?

Oh Lunas, es cierto. Me había olvidado completamente del porqué estaba así.

Mis mejillas se tiñeron de rojo cuando mi lobo permitió que algunos de esos recuerdos llegaran a mi cabeza y fui consciente de lo que había hecho la última semana.

El alfa besó una última vez mi frente y se alejó de mí hasta perderse por la puerta que da hacia el baño.

¿Es por eso que está actuando tan dulce conmigo? ¿Mi celo influyó en que él fuera más dócil conmigo? ¿Seré tan mimoso como él lo dice?

Gruñí y me rasqué la cabeza con fuerza. No entendía nada de nada y lo único que verdaderamente sabía es que estoy demasiado avergonzado por todo lo que ocurrió. ¿Por qué nadie me dijo que esto se sentía así?

—Bebé, vamos a la ducha— asentí sin poder mirarlo a los ojos y terminé de quitar la sábana que cubría mi cuerpo hasta dejarla toda a mi izquierda—. Ven, te llevo yo, no quiero que hagas mucha fuerza hoy hasta que te recuperes completamente— se acercó y se agachó frente a mí.

Tomó mis brazos y los ubicó sobre sus hombros, me aferré a ellos como si de eso dependiera mi vida y sus manos se apretaron en mis muslos para luego levantarme y enrollar mis piernas en sus caderas. Lo hacía ver tan fácil que me hacía dudar si yo pesaba lo que estoy pesando actualmente o si solo él ya estaba acostumbrado a cargar con cosas más pesadas que yo. Él hace ejercicio, después de todo, así que debe hasta cargar el doble de mi peso o quizás más.

Agradecía solo dormir en ropa interior y así no tener que separarme de él, se sentía demasiado bien estar pegado a él como un koala y llenar mis fosas nasales con su exquisito y suave aroma.