Un Amor Por Contrato [Chanmin]

CINQUE

Seungmin.

—¿Estás bien?— papá entró a mi habitación y lo miré, aún acostado en la cama y solo asentí con la cabeza.

Se acercó a mí y acarició mi cabello, aprovechando de hacerlo también con mi rostro y finalmente suspiró, sentándose a mi lado y tomando mi mano entre la suya, dándole un leve apretón.

—¿Ya es hora de irnos?— le pregunté, sin ánimos de moverme de aquí por el resto del día.

—Solo iremos él y yo, Minyoung inventará que estás enfermo para excusarte— explicó y asentí, aliviado.

—Está bien, que se diviertan— alenté acomodándome en la cama, todavía adolorido.

—Lo siento mucho, cariño— se disculpó y yo negué con la cabeza.

—No pasa nada, papá, de verdad— le sonreí, aunque incluso ese solo gesto fue doloroso para mí y él finalmente se marchó, dejándome sólo una vez más.

Suspiré y volví a acomodarme sobre la cama, buscando un ángulo en el que mi magullado cuerpo no se lastime más de la cuenta, gimiendo de dolor cuando mi brazo rozó con las mantas. Me volví a quedar quieto, tratando de no respirar tan erráticamente para no maltratar más mi adolorido cuerpo y volví a suspirar, agudizando mi oído para escuchar la disputa que mantenían alfa y omega en el piso de abajo.

—... Y tienes que admitir que te pasaste esta vez. ¡Está a días de casarse, por el amor a la madre Luna!— se quejó papá.

—Se lo merece por desobediente— refutó padre y yo bufé desde aquí, sintiéndome más herido por sus palabras que por los golpes propinados.

—¡¿Qué se supone que hizo mal?! ¡¿Decirnos que no quería rosas blancas sino rojas en su ceremonia?!

—¡Deja de tratarlo como a un niño! ¡Él sabe que no me puede levantar la voz cuando estoy hablando!

—¡Lo trato como un niño porque aún lo es para mí! ¡Y eso no te da derecho a maltratar su cuerpo de esa manera, y menos por haber dado su opinión de algo que es de él!— el sonido de algo colisionando me llamó la atención, queriendo bajar a ver lo que sucedía—. ¡Y que sea la última vez que golpeas a Seungmin de esa manera, porque si no acepté que mi padre lo hiciera con mis hermanos, ni creas que voy a permitir que lo vuelvas a hacer con mi hijo, ya fue suficiente!— y la puerta finalmente se cerró.

No se escuchó más nada después de eso, quedando toda la mansión Kim en un sepulcral silencio, sólo pudiéndose escuchar las ramas de los árboles del jardín golpeando entre sí.

Por primera vez, luego de muchos años, me sentí verdaderamente patético, incluso mi propia mente me jugó una mala pasada con mis propios pensamientos y terminé llorando como un niño en mi cama, sin nadie que me abrace y que me demuestre que aquello que mi mente transmite no es verdad, que sí hay personas que me quieren y que me extrañarían si llego a desaparecer. Pero no llegó, en mi oscura y sombría habitación me permití llorar por todo aquello por lo que no he llorado en años, hundiéndome cada vez más en pensamientos, queriendo encontrar una salida que no hallaría nunca, no estando yo sólo.

¿Qué necesidad había de golpearme de esa manera? ¿Todo por dar mi patética opinión? ¿Eso era necesario? ¿No era más fácil solo decir “Harás todo como yo quiera que se haga”? Suspiré por vigésima vez en lo que va de la mañana y recosté la cabeza en una de las almohadas, quedando ahí, tirado como un animal que no sirve para nada, porque eso es lo que soy, un estúpido omega que solo sabe verse bonito para que lo halaguen.

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Logré quedarme dormido y no sé cuánto tiempo había pasado, mi pesada respiración y fría transpiración no me dejaban pensar con claridad, sintiendo mi cuerpo temblar y mi mente siendo presa del pánico que la inundaba, sin saber diferenciar la realidad de la fantasía de mis sueños.