VENTITRÉ

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Christopher.

Llegamos al centro comercial y rápidamente nos dirigimos a una papelería para comprar todo lo que el alfa había anotado.

El cachorro tomó un carrito y comenzó a meter en él todo lo que iba comprando. Me preguntaba cada tanto lo que podía tomar y pedía mi autorización para tomar cualquier cosa que le gustara.

—¿Se les ofrece algo más?— un alfa trabajador del lugar se acercó a nosotros, viendo de muy mala manera a mi cachorro.

—¿No?— sonrió tímido y me acerqué sigilosamente a él por la espalda.

—Eso sería muy malo, pequeño omega— lo escaneó de arriba hacia abajo y mordió su labio inferior.

—No, no, no. Creo que esto ya es suficiente— completamente inocente de la situación, el cachorro le sonreía con amabilidad.

—Es una lástima, quería mostrarte unos cuadernos de caricaturas que acabaron de llegar. Supuse que te gustaban por la sudadera que tienes puesta, pero si ya no necesitas nada más, te acompaño a la caja— se acercó más a él y a mi cachorro se le iluminaron los ojos.

—¿Caricaturas? ¿Puedo ir a ver?— tomó el carrito con más fuerza y el alfa con olor a madera asintió.

—Te puedo llevar, si lo deseas. Queda un poco alejado de las demás cosas, pero es porque aún no se acomodan correctamente en los estantes— le sonrió una vez más y mordió su labio.

Mi lobo estaba en completa calma, lo cual era peligroso, y más aún viniendo de él. En cualquier momento podría tomar el control y golpear al alfa frente a nosotros hasta dejarlo medio muerto, y no sería una mala idea, no si el cachorro no está presente y es testigo de tanta violencia.

—¿Puedo ir, alfa?— el cachorro se giró a mí y tomó mis manos con las manitas suyas, jugando con mis dedos y un remarcado puchero en los labios.

—¿A-alfa?— preguntó el chico detrás de él y fijé mi mirada en él, completamente serio y sabía que este tipo de mirada daba miedo, más si el cabello me cubría parte del rostro.

—Sí, él es mi alfa. Es muy lindo, ¿verdad?— le sonrió y el otro alfa finalmente desvió su mirada.

—S-sí, es muy lindo— carraspeó con la garganta y su cuerpo comenzó a temblar ligeramente delatando el miedo que tenía, eso más la gran cantidad de feromonas que comenzó a expulsar.

—¿Quieres ver esas libretas aún cachorro?— bajé la mirada hasta él y éste asintió con una sonrisa enorme—. Entonces vamos, quizá y encontremos una de Pikachu— me acerqué a su mejilla y la besé, todo sin despegar mi mirada del otro alfa.

El alfa nos dirigió a la parte trasera, donde efectivamente habían un montón de libretas con la carátula de animes y películas animadas. El cachorro dejó el carrito con todo abandonado y corrió hacia el estante donde estaban puestas y comenzó a tomarlas y verlas. El alfa, por su lado, me negaba la mirada y se encogía en su lugar cuando mi mirada se encontraba con la de él.

Me acerqué a él y lo tomé de la camisa del uniforme, arrastrándolo conmigo al interior de la bodega, informando al cachorro que no tardaría. El alfa comenzó a suplicar en medio de balbuceos pero yo solo iba centrado en que quería golpearlo, y eso hice. Sembré un golpe en su rostro y él cayó al suelo, gimiendo de dolor. Volví a tomarlo de la camisa y dejé otro golpe en el lado contrario, podía escuchar sus sollozos y gemidos de dolor, dejándome satisfecho. Seguí golpeándolo hasta que recordé que dejé solo a mi cachorro y me enderecé en mi lugar, acomodando mi abrigo y limpiando mis manos con un pañuelo.

—Si llegas a decir algo de esto, te perseguiré y mataré con mis propias manos— patee su abdomen por última vez y chasquee la lengua—. Imbécil, eso te pasa por molestar a mi cachorro.

Un Amor Por Contrato [Chanmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora