Un Amor Por Contrato [Chanmin]

OTTO

Seungmin.

Tal y como lo había imaginado, la habitación estaba sola y helada cuando abrí los ojos a la mañana siguiente. Debí suponerlo, él me dejó en claro en más de una ocasión que este “matrimonio” sólo era para librarse de sus padres, pero aún sabiendo eso, no quita el hecho de que me duela, y mucho.

Me levanté, peiné un poco mi cabello, entré al baño e hice mis necesidades y lavé mis dientes hasta que finalmente salí de la habitación, recorriendo el mismo pasillo solitario de la noche anterior y llegué a la sala principal, donde todo estaba igual de sólo y silencioso que en la habitación.

Suspiré y entré a la cocina, ignorando el leve olor a petricor del alfa y los restos que se podían sentir del olor a chocolate revuelto con el de menta y más aún, ignorando mi propio olor a tristeza. Estoy bien, siempre lo he estado, me repetía una y otra vez para no dejarme vencer por las lágrimas que amenazaban con salir. Preparé algo ligero para desayunar, y en medio de todo el silencio y tristeza que invadía cada parte de mí, me senté a desayunar en la mesa del comedor para cuatro personas. Me pregunto si el alfa habrá dejado una nota o algo para saber su hora de regreso, pero desisto de la idea en cuánto busco en toda la cocina una nota de él, siguiendo mi desayuno con más tranquilidad de la que mi padre me permitía cuando vivía con ellos.

Dejé lo que ensucié en su lugar y lo lavé, tratando de matar el aburrimiento que me provocaba estar en un departamento tan grande estando yo sólo. Me dediqué el resto de la mañana a recorrer el departamento y asombrándome cada vez más por lo lujoso que era, incluso un estudio de música con distintos instrumentos y un piano habían en el sótano. Los muebles caros y el gran televisor de la sala, todo parecía nuevo, incluso los utensilios de la cocina parecían recién comprados. En la habitación, una enorme cama de dos plazas ubicada en la mitad de la habitación, con la cabecera de un tono gris muy bonito y una mesita de noche a cada lado de la cama del mismo color; un televisor grande frente a la cama y debajo de él un montón de consolas de videojuegos que no había visto nunca en mi vida. En el clóset, había un lado desocupado al lado de toda la ropa del alfa, que no pasaba de la escala de grises, así que supuse que ahí podía ubicar toda mi ropa, lo que me ocupó hasta pasado el medio día y aún el alfa no daba señales de vida.

Tomé un vaso de agua en el almuerzo y me metí a bañar en el lujoso baño de la habitación, donde me permití observar mi rostro, completamente demacrado, en el espejo e incluso yo mismo sentí asco de lo que el espejo reflejó, recordándome a mí mismo no volver a verme en un espejo nunca más. Mi rostro no valía el tiempo que usaría para observarme, mi fealdad no tiene arreglo y mucho menos mi horrenda sonrisa o mis gruesas piernas... Ya yo era un caso perdido que no valía la pena arreglar.

Con ese pensamiento, me metí a la ducha y dejé que el agua cayera, pero mi mente me odia tanto que recordé la fiesta de ayer, el alfa y yo bailando mi canción favorita y luego aquel beso que nos dimos. Y quise llorar, llorar porque seguramente lo hizo por lástima y para que no hablaran mal de él en las revistas que saldrán próximamente con la noticia de nuestro matrimonio.

Las palabras que padre me recordaba todos los días comienzan a tener sentido ahora. “No vales la pena Kim, la das” “No te ilusiones, nadie querrá estar contigo si eres así de feo” “Eres un mal omega, tienes que hacer todo lo que te diga tu alfa para que te amen”.

Esos recuerdos me provocaron un gran grito, hasta que mis rodillas fallaron cayendo al suelo y mi garganta dolió, mis ojos se empañaron en lágrimas y nuevas heridas fueron hechas en mis brazos. Aún con el agua cayendo sobre mí, me senté en el suelo del baño y abracé mis rodillas para permitirme llorar. Me sentía tan patético, estúpido y un completo imbécil por creer que viviendo con el alfa todo sería diferente, pero no, estoy en la misma cárcel, en la misma soledad y sin mi mejor amigo para que me envuelva entre sus brazos y me repita una y otra vez que todo estará bien.