VENTINOVE

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Seungmin.

Era el omega más feliz de todo el planeta tierra. Tenía grandes amistades, mi salud presentaba gran mejoría, la relación con mi papi Tae mejoró a sobremanera y tenía al mejor alfa que un omega podía pedir.

3RACHA llegó de gira hace una semana y en todo ese tiempo me la he pasado acostado en mi cama con mi alfa haciendo mimos en mi cabello, una que otras veces nos damos pequeños besitos y hemos dormido abrazados la mayoría de las noches.

Estoy demasiado feliz y tanto mis feromonas dulces como el latir de mi corazón lo demuestran.

Ahora mismo estamos en la empresa de mi alfa, él haciéndose cargo de un montón de papeleo y yo sentado frente a él mientras cómo helado de durazno con vainilla, se ha convertido en mi favorito.

He seguido las indicaciones de Jimin hyung al pie de la letra y ya he subido una libra más en solo una semana, y tanto el doctor como mi alfa están emocionados por el rápido avance que he tenido; mismo por el que me ha permitido comer dulces una vez a la semana y yo no puedo estar más contento por eso.

Beomgyu hyung no podía asistir hoy a nuestras clases y como no me quería quedar solito en el departamento, convencí a base de pucheros y dulces besitos a mi alfa para que me trajera con él. Y bueno, aquí estoy.

—Cachorro— prestó atención al llamado que me hace el alfa, mi corazón acelerado por ese simple apodo y peor aún cuando sus labios tienen la más hermosa sonrisa que he visto—, para mañana en la tarde tienes cita con la psicóloga, es una vieja amiga y es beta, así que no deberías tener miedo, pero si ese es el caso, te acompañaré a la consulta y esperaré por ti afuera— sonreí y acepté encantado por la propuesta.

Yo solo no me animaría a ir a ese lugar, el solo pensamiento me provoca miedo y una terrible ansiedad.

—Hey, pequeño— volvió a llamarme y lo miré—, ven aquí, no estés preocupado por eso— me senté sobre sus piernas y rodee su cuello con mis brazos.

—Tengo miedo— confesé.

Sabía que tenía demasiados problemas encima, no necesariamente tenía que ser psicólogo para saberlo. Cada uno sabe cuando está mal y yo más que nadie sabe cuán dañado estoy.

—Pero mira el lado positivo, podrás mejorar como persona y dejar todo lo que te asusta en el olvido— traté de sonreír y él asintió conforme.

Me aferré a su cuello y escondí mi rostro ahí, sintiendo su sonrisa contra mi cabello y sus fuertes brazos rodeándome con fuerza. Sentí a mi lobo corretear y emocionarse cuando sus feromonas comenzaron a pegarse en toda mi ropa; mi lobo y yo estábamos demasiado felices como para querer separarnos o decir algo y romper el lindo momento, pero mis tripas comenzaron a sonar por el hambre y bueno, la comida es vida.

—¿Ya es la hora del almuerzo?— me separé un poquito para tratar de ver sus ojos, pero mi mirada quedó clavada en sus carnosos y rojizos labios.

—¿Ya tienes hambre?— asentí y él sonrió—. Entonces pide lo que quieras en la cafetería mientras yo termino estos papeles y bajo contigo a comer algo— besó mi frente y sonreí satisfecho.

—¿Puedo pedir algo dulce como postre?— elevó una ceja y negó.

—Nada de dulces, ya comiste mucho el día de hoy— regresó la vista al computador y dio por terminada la conversación.

Bufé y salí de la oficina del alfa, saludando con una reverencia a todos los trabajadores que estaban por ahí cerca, buscando la cafetería porque creo nunca, en el tiempo que llevo con Chris hyung, había venido a su empresa y sí que menos recorrerla yo solo. Eso sin contar el día del aniversario de la empresa y ese día no cuenta porque estaba con él y subimos directamente a la azotea.

Un Amor Por Contrato [Chanmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora